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El misterio del setter envenenado

La muerte de una perra ganadora de concursos de belleza conmociona Reino Unido

Pablo Guimón
Thendara Satisfaction, 'Jagger', en una imagen sin datar.
Thendara Satisfaction, 'Jagger', en una imagen sin datar.AP

La trágica muerte de Thendara Satisfaction, más conocida como Jagger, ha adquirido tintes de un misterio que no desentonaría en las páginas de una novela de Agatha Christie. Falleció el pasado viernes, de vuelta en su casa de Bélgica, rodeada de su familia, después de cosechar un segundo premio en un concurso de belleza en Reino Unido. A sus tres años de edad, Jagger disponía ya de una envidiable vitrina de trofeos. “Era la niña de todos los ojos, totalmente fiable y amada, estamos devastados”, declaró a la BBC Dee Milligan-Bott, una de sus mentoras. “No hay duda de que fue maliciosamente envenenada”.

Dinero, envidias y hasta xenofobia. Incluso una torpe equivocación en la identidad de la víctima. Son muchos los ingredientes que se mezclan en las diversas teorías que circulan acerca de la muerte de este bello ejemplar de setter irlandés, a la que todo indica que alguien administró un veneno letal de efecto retardado el día de su participación en Crufts, el mayor certamen canino del mundo, que se celebró la semana pasada en Birmingham.

“Cuando el veterinario le abrió el estómago, encontró trozos de filete con veneno”, relató a la radio pública británica el matrimonio Milligan-Bott, de Leicester, que compartía la propiedad de la perra con otra pareja belga. Aunque aún no se ha concluido el informe toxicológico, la policía británica ya espera la petición de las autoridades belgas para comenzar la investigación. Pero no cabe duda de que, sea cual sea el resultado, el crimen ha golpeado violentamente la ya tocada reputación del mundo de la competición canina y, en concreto, la de este certamen centenario.

Dee Milligan-Bott y su marido, Jeremy Bott, atienden a la prensa el pasado día 9.
Dee Milligan-Bott y su marido, Jeremy Bott, atienden a la prensa el pasado día 9.Rui Vieira (AP)

Hay otros concursos en el mundo con premios mucho más cuantiosos que los 135 euros con que está dotado el máximo galardón en Crufts. En teoría, no es el vulgar dinero lo que cimienta el prestigio de este certamen, en cuya última edición, según los organizadores, desfilaron 22.000 perros ante 160.000 asistentes. Pero las cosas han cambiado mucho desde que, en 1891, el vendedor de comida para perros Charles Cruft decidió montar un evento en el que distinguidos expertos valoraban la estructura ósea y elegancia en la pose de diferentes mascotas victorianas.

 Hoy Crufts es un enorme negocio. Su prestigio es tal que los propietarios de los competidores -criadores profesionales en la mayoría de los casos, incluido el de Jagger- pueden vender por miles de euros cachorros de aquellos perros que un día fueron campeones. Los asistentes dejan, según un estudio de 2014, hasta 33 millones de euros en el certamen y en las ventas posteriores.

Las malas artes vienen manchando desde hace tiempo la reputación Crufts. Pero una cosa es pegar un furtivo tijeretazo a la rizada melena de un caniche, enredarla con un pegajoso chicle, administrar un laxante a los concursantes o incluso ofrecer favores sexuales a los jueces (acusaciones, estas últimas, que nunca han sido demostradas), y otra muy distinta matar a un perro.

Hay quien sostiene que el verdadero objetivo del envenenador podría haber sido Pot Noodle, ganadora del concurso, una perra casi idéntica a Jagger, con quien esta intercambió su sitio en las casetas donde descansan los perros antes y después de concursar. Otros apuntan a que, en tiempos de UKIP, muchos asistentes no ven con buenos ojos el aumento de concursantes extranjeros (3.000 en esta edición) y alguien pudo volcar su resentimiento en Jagger, una inmigrante europea y, para mayor escarnio, belga. Por no descartar, tampoco se descarta que la perra hubiera comido el veneno fuera del concurso. El prestigioso Kennel Club, organizador del certamen, ha asegurado que colaborará con la policía para esclarecer el turbio misterio del setter envenenado y limpiar la reputación de este Wimbledon de la cría de perros.

Jagger, en otra imagen sin datar.
Jagger, en otra imagen sin datar.AP

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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