“Hay muchas formas de discriminación que debemos resolver”
El autor de la trilogía sobre la América del reverendo King asegura que las minorías han ayudado a EE UU a definir la igualdad
El historiador Taylor Branch, responsable de la trilogía que retrató el movimiento por los derechos civiles de Estados Unidos y la vida del reverendo Martin Luther King, repasa en una entrevista el significado de las marchas sobre Selma. Este sábado, el presidente Obama conmemorará allí el 50 aniversario de una protesta que superó la represión policial para reclamar el derecho a voto de los afroamericanos.
Pregunta: ¿Qué representó la marcha de Selma para el movimiento por los derechos civiles?
Respuesta: La marcha es la culminación de una fase muy intensa del movimiento por los derechos civiles, algo que siempre ha estado en el corazón de la historia de Estados Unidos. Desde la Guerra de Independencia hasta la redacción de la Constitución hemos sido muy conscientes de la idea de igualdad de todos los ciudadanos, por eso el texto comienza con “We the people” (“Nosotros, el pueblo”). Son los ciudadanos los que establecen el gobierno en su nombre y no está impuesto por la fuerza ni por una dictadura, como había sido hasta entonces una experiencia universal. Desde entonces hemos puesto a prueba y desafiado lo que esto significa: si “el pueblo” son hombres pero no mujeres, blancos pero no negros… En el momento de la marcha de Selma, [el pueblo] representaba a los ciudadanos que podían votar, los blancos.
Selma habla del derecho a voto, y una vez logrado, permitió avanzar al siguiente asunto, que fue cambiar la política. En 1965, la Ley de Derecho a Voto permitió acceder a las urnas a más de tres millones de personas en el sur del país. El derecho a voto es el más fundamental de todos pero nos queda pendiente articularlo de manera positiva. Ahora mismo la ley solo protege a quién puede votar, pero no cuándo, cómo ni dónde. Y esos son los problemas que siguen surgiendo constantemente. Hace 50 años ese derecho era tan fundamental como ahora.
P.: ¿Qué significó Selma para la llegada de Obama a la presidencia?
R.: Es importante que tengamos un presidente afroamericano porque muchas personas seguían creyendo que no era posible y no lo hubiera sido sin el progreso logrado gracias al movimiento por los derechos civiles. Éste se convirtió en una fase clave en la historia de este país hacia la libertad, pero no ha terminado. Sigue habiendo intentos para restringir el acceso a las urnas, hay muchas formas de discriminación que todavía debemos resolver y que no se pueden solucionar simplemente mirando al pasado.
Espero que Obama recuerde que seguimos cosechando los beneficios de la lucha para conseguir la igualdad hace 50 años, mucho más allá de la comunidad afroamericana. Cuando preguntas quién es ciudadano, no te estás refiriendo solo a los negros, sino también a todas las personas a las que se había negado ese derecho. Entonces las mujeres no podían formar parte de un jurado. Gracias a que pusieron en duda qué era un trato justo, se lograron grandes avances para los ciudadanos de la tercera edad, las mujeres, otras minorías raciales o contra la discriminación sexual. La raza ha sido la puerta de entrada para entender qué significa la igualdad.
P.: ¿Qué paralelismos hay entre el movimiento de los años 60 y las primeras muestras de activismo en Ferguson y Nueva York?
R.: Debemos recordar que la marcha de Selma tuvo lugar 11 años después de que la sentencia del Tribunal Supremo que terminó con la segregación en las escuelas públicas nos recordase que llevábamos el paso equivocado hacia la igualdad. Ahora nos enfrentamos al mismo problema en cuanto a la raza. Hoy hay muchas personas diciendo que no deberíamos preocuparnos, pero tenemos que reconocer que el problema sigue ahí. A lo largo de la historia, la raza siempre ha puesto a prueba si nos tomamos en serio nuestra democracia.
Ferguson se enfrenta ahora a lo mismo: convencer a una gran parte de este país que sigue diciendo que es más importante ocuparse de la economía o que esto no es realmente un problema. Existe una tradición de negar el hecho de que la injusticia racial ha formado parte de nuestra historia, pero gran parte del valor de nuestra democracia radica en cómo decidamos recordar nuestro pasado.
P.: En 2007, Obama compartió en Selma su miedo a que las generaciones futuras olviden el verdadero precio de los derechos alcanzados hasta ahora, ¿existe ese riesgo?
R.: Sí. El presidente hizo lo correcto al recordarlo. Ahora no se estudia la historia como antes y es el único modo que tenemos de aprender lo que significa la libertad. No es algo que hayamos conseguido automáticamente. El peligro es que olvidemos lo valiente y optimista que es nuestra Constitución al definir la responsabilidad de cada ciudadano en esta democracia.
Obama no solo acertó al decirlo sino que debemos entender la gran responsabilidad que tenemos en un momento tan cínico como el actual, cuando hay tantas voces diciendo que el gobierno no es bueno. Debemos combatir a esas fuerzas porque la Constitución nos otorga la responsabilidad de seguir contribuyendo al sistema. Obama tuvo razón al preguntar qué podemos hacer contra esas voces, y la respuesta es recordar la promesa y la inspiración de los activistas del movimiento por los derechos civiles.
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