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Syriza intenta cerrar heridas

Tsipras se vuelca en una estrategia para atajar críticas y recuperar la iniciativa de Gobierno

María Antonia Sánchez-Vallejo
Tsipras y el compositor Theodorakis, este martes en Atenas.
Tsipras y el compositor Theodorakis, este martes en Atenas.Reuters

Una vez recuperado el aliento con el plácet del Eurogrupo, el primer ministro griego, Alexis Tsipras, se dedicó este martes a la diplomacia de las distancias cortas: nada de contactos internacionales de alto nivel, sí en cambio mucho cabildeo doméstico, en una reunión con el grupo parlamentario de su partido a la que seguirá, este miércoles, otra del máximo órgano de Syriza. Objetivo principal: analizar los resultados del acuerdo, pero también, sotto voce, cerrar las fisuras abiertas en la formación por la supuesta "rendición" del Ejecutivo y el teórico abandono de sus promesas electorales. Las duras críticas de los partidos de oposición a la extensión del rescate pasaron por tanto desapercibidas —pese a acusar al Ejecutivo de devolver el país al pasado—, ante el interés suscitado por el frente abierto en Syriza.

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La primera gestión de Tsipras fue más bien simbólica: una visita al compositor Mikis Theodorakis, un histórico de la izquierda griega que este fin de semana instó al Ejecutivo a responder con un firme oxi (no, en griego) a los nein de Berlín hacia Atenas (otra imagen simbólica: una de las dos fiestas nacionales del país es, precisamente, el Día del No, que conmemora la negativa griega ante el ultimátum de rendición de la Italia fascista durante la II Guerra Mundial). El encuentro de Tsipras y Theodorakis sirvió para transmitir una sintonía extrapolable a otros frentes. "Eres un luchador, y como combatiente veterano, sabes bien que en una negociación se precisan estrategia y cabeza para no caer en las trampas del adversario", dijo el primer ministro, como aviso a otros navegantes. "Lideras un Gobierno que es muy popular y eres el encargado de expresar la voluntad del pueblo griego. Estamos muy cerca", concedió el compositor.

Aunque Theodorakis no es miembro de Syriza, la reconciliación enviaba un mensaje claro a otros huesos más duros de roer en las filas del partido, entre ellos media docena de cargos electos y un par de miembros del Ejecutivo, además de una figura totémica, el eurodiputado Manolis Glezos, la voz más crítica con el Gobierno de Atenas (y que ya había tenido sus más y sus menos con Tsipras durante el proceso de constitución del partido, antigua coalición de grupos de izquierda, en 2012). "No descartamos que en los próximos días se produzca con Glezos algún contacto similar al de hoy martes [con Theodorakis]", explicaban esta tarde fuentes de Syriza; "la visita a Theodorakis es simbólica, pero Glezos es militante del partido y cargo electo, además de una referencia moral e histórica indudable, de ahí que sus críticas revistan mucha mayor importancia. Pero con el acuerdo del Eurogrupo estamos convencidos de que se disiparán todos estos nubarrones; es un respiro, ahora el Gobierno puede empezar a gobernar tras tres semanas supeditadas a las negociaciones", añadían estas fuentes, que declinaron pronunciarse sobre las críticas de otros miembros de Syriza.

Gráfico de la deuda de Grecia.
Gráfico de la deuda de Grecia.EL PAÍS

La clave de la cuestión está en una importante facción del partido llamada Plataforma Izquierda, que controla alrededor del 30% de los órganos de decisión del mismo y que en su día suscitó el debate euro-dracma. Su líder, Panayotis Lafazanis, se sienta en el Ejecutivo como superministro de Reconstrucción Productiva, Medio Ambiente y Energía, y como tal ha rechazado que vayan a reactivarse las privatizaciones (algo que grosso modo se recoge en la lista de reformas aprobada hoy martes).

Lafazanis, como ministro, mide más sus palabras, aunque quepa sobrentender su incomodidad. Pero el profesor del King’s College de Londres Stazis Kubelakis, militante de esa misma facción y miembro del comité central de Syriza, avisaba este fin de semana en un portal de información de que el partido de Alexis Tsipras "se dirige hacia un fracaso posiblemente fatal. La acción del Gobierno y su capacidad para aplicar su programa han quedado neutralizadas por este acuerdo". Kubelakis no atribuye a nadie en concreto la responsabilidad: "El fracaso atañe a todos por igual. El ala izquierda no ha sabido imponer su punto de vista. Y ahora al Gobierno no le queda otra salida que gestionar el rescate".

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