Hollande y Renzi presumen de haber superado la austeridad en la UE

París y Roma se consideran los autores y protagonistas del cambio que se registra estos meses en la política económica de la Unión Europea, consistente en una apuesta más clara por el crecimiento y no solo por la austeridad. El presidente francés, François Hollande, y el primer ministro italiano, Matteo Renzi, lo proclamaron así este martes en París al término de la 32 cumbre franco-italiana. “Cada vez se nos escucha más en el Consejo Europeo”, afirmó Hollande.

La reunión de los líderes socialdemócratas de la segunda y tercera potencias de la zona euro sirvió sobre todo para insistir en la necesidad de asentar ese giro europeo porque “la recuperación está ahí”, en palabras de Hollande, “pero es demasiado débil”, especialmente para crear empleo. “Ya no llueve y, aunque el sol aún no ha salido, ya se ve el arcoiris”, describió el primer ministro italiano.

Renzi ha sido quien se ha explicado con más contundencia a la hora de destacar el protagonismo de ambos frente a los partidarios de la austeridad: “Europa solo buscaba antes la austeridad. Hoy, gracias a la acción común de Francia e Italia, el término crecimiento está entrando en el vocabulario. Es verdaderamente la palabra clave del futuro de nuestro continente. Todo el trabajo que hemos hecho en común está obteniendo resultados concretos. La dirección de la política económica europea ha cambiado y eso es muy importante ”. “La voluntad de crecimiento es lo que aportamos juntos”, remachó Hollande.

Ambos dirigentes se consideran también los principales impulsores del plan Juncker, que prevé la inversión de más de 300.000 millones para dinamizar la economía europea. Los países de la UE deben presentar ahora planes para beneficiarse de ese programa y los ministros participantes en la cumbre franco-italiana dedicaron buena parte de su tiempo a concretar propuestas al respecto.

"El término crecimiento está entrando en el vocabulario", asegura Renzi

Los dos países pretenden presentar ante Bruselas planes conjuntos de inversiones o crear un fondo de capital-riesgo para nuevas empresas. Hollande y Renzi cerraron también el acuerdo para la construcción de la línea férrea Lyon-Turín que, aunque concebida en 2001, aún no está desarrollada. Con un presupuesto de 8.500 millones, París y Roma esperan que la UE financie el 40% del proyecto.

Pese a ese cambio en la política europea, Bruselas y Berlín insisten una y otra vez en la necesidad de que París y Roma pongan en marcha profundas reformas estructurales. Tanto Hollande como Renzi se mostraron dispuestos a hacerlas, pese a la fuerte oposición y rechazo que ambos encuentran en sus países. “Las queremos, las hacemos, las aplicamos y vamos a seguir haciéndolas”, aseguró el presidente francés. Renzi explicó que, ante el “obstruccionismo” político o sindical, está dispuesto a hacer reformas por la vía del decreto-ley. Lo mismo que acaba de hacer la semana pasada el Gobierno francés con la Ley de Actividad, conocida como ley Macron.

Hollande y Renzi también analizaron la grave crisis que atraviesa Libia y se mostraron favorables a impulsar un posible acuerdo entre las facciones y tribus que a diario mantienen enfrentamientos armados en el país. Renzi añadió que los ministros del Interior de los dos países habían planteado la posibilidad de que países como España o Alemania colaboren a la hora de alojar a los miles de refugiados y emigrantes que intentan llegar a las costas italianas.