Un bache en el camino hacia la victoria
La orden ejecutiva de Barack Obama beneficiará a 258.000 inmigrantes que residen en la ciudad de Nueva York
Jong-Min You llegó con un año a Estados Unidos. Ahora tiene 35, aunque el coreano aparenta 10 menos. Es uno de los millones de inmigrantes que puede beneficiarse de las medidas recogidas en la orden ejecutiva firmada por Barack Obama. Dice que quiere salir de la “oscuridad” en la que vive. “Pero un juez federal en Texas ha trucando mi sueño”, lamenta. Como él, muchos en la comunidad asiática tienen miedo. Pero no pierde la esperanza, por eso no se da aún por rendido. A su lado, Francisco Curiel, mexicano de 22 años, desde agosto de 2007 en el país, insiste que “esto no es un juego: estas son nuestras vidas y nuestro futuro”.
La orden ejecutiva de Barack Obama beneficiará a 258.000 inmigrantes que residen en la ciudad de Nueva York. Como Jong-Min y Curiel, muchos de ellos estaban recopilando documentos para poder beneficiarse de los programas a los que hace de paraguas la acción de Obama y dejar de vivir con el miedo de ser deportados. Hace tres meses, cuentan, se les abrió algo más el camino para regular su situación. Pero admiten que la decisión del juez Andrew Scott Hanen dió un mazazo a sus aspiraciones.
Muchos admiten que la decisión del juez Andrew Scott Hanen dió un mazazo a sus aspiraciones
Steven Choi, director ejecutivo de la Coalición para la Inmigración de Nueva York, les anima a no ceder justo ahora. Está convencido de que la orden ejecutiva del presidente saldrá adelante. “La decisión del juez Hanen es solo un tropiezo temporal. Estos ataques legales políticamente motivados seguirán sucediendo”, advirtió, “pero hay que luchar hasta el final, para no permitir que se lleven por delante todo el esfuerzo del último año y medio”. “Esto no es una derrota”, reiteró Choi.
Este activista por los derechos de los inmigrantes explica que “como cualquier victoria, como cualquier éxito, hay gente que va a ir contra los inmigrantes, que quiere cerrar las fronteras”. Steven Choi ve en la suspensión una contradicción con los valores sobre los que se sustenta EE UU como nación. “América fue durante siglos receptor de inmigrantes. Es lo que hace al país y ciudades como Nueva York o Los Ángeles tan fuertes. Nuestra visión de América es de un país abierto a los inmigrantes”, sentenció. Hay convocadas movilizaciones por todo EE UU.
Pero hay que luchar hasta el final, para no permitir que se lleven por delante todo el esfuerzo del último año y medio. Esto no es una derrota Steven Choi, director ejecutivo de la Coalición para la Inmigración de Nueva York
"Me siento decepcionado pero seguiré luchando por nuestras familias como lo he hecho durante estos años", afirmó Curiel, que hace escuchar su voz a través de colectivo Make the Road. La inmigrante guatemalteca Mónica Morales ya estaba preparando todos los papeles para poder acogerse al programa que evite la ruptura de su familia. Está embarazada de ocho meses y tiene una hija de cuatro años. "Cuando me enteré me dije 'no puede ser que estas personas hayan hecho esto'. Hay que tener fe, esperanza y seguir unidos para adelante", afirmó.
Los inmigrantes indocumentados no están solos en su lucha. O al menos es lo que les asegura el congresista José Serrano. También ve la suspensión como “un bache en el camino”. “La administración Obama está comprometida en que ganar esta batalla. ¿Alguien pensaba hace un año que hubiera algún tipo de reforma migratoria? Hemos logrado mucho. Tenéis que tener paciencia”, pidió a los asistentes en un acto celebrado en Manhattan, en la sede del mayor sindicato profesional en la ciudad de los rascacielos.
El senador Adriano Espaillat admite que días como estos son difíciles de asimilar. “Hay gente mala ahí fuera. Los mismos que promueven los valores de la familia son los que quieren romper las de los inmigrantes”, insistió el legislador demócrata. Como Choi Curiel, conoce el miedo que se siente al ir por la calle y ser deportado. “Estas familias se merecen su propio camino al sueño americano”, concluyó, “nos levantaremos de este tropiezo y no pararemos hasta que logremos una reforma migratoria.
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