El asesinato del segundo rehén del EI conmociona a Japón
El primer ministro, Shinzo Abe, asegura que Tokio "jamás cederá al terrorismo" y promete intensificar la ayuda humanitaria en Oriente Medio
“Nunca perdonaré a estos terroristas”. Un Shinzo Abe furioso y al borde de las lágrimas reaccionaba así al anuncio del Estado Islámico (EI) de la decapitación del rehén japonés Kenji Goto. El primer ministro japonés se mostraba desafiante al asegurar que su país no solo “nunca cederá al terrorismo” sino que a partir de ahora “aumentará su asistencia en Oriente Medio en áreas como los alimentos o la ayuda médica”.
El asesinato de Goto, un respetado periodista, ha conmovido a la sociedad japonesa, que hasta ahora veía muy lejanos la amenaza del terrorismo islámico y los acontecimientos en Oriente Medio. “Su pasión era destacar los efectos del conflicto en la gente corriente, especialmente a través de los ojos de los niños, e informar al resto de nosotros de las tragedias de la guerra”, ha recordado su esposa, Rinko. Su madre, Junko Ishido, se declaró sin “palabras" para describir cómo se siente tras "la muerte tan triste" de su hijo.
El Gobierno japonés celebró una reunión extraordinaria para analizar la noticia. Periódicos como el Yomiuri Shimbun, el de mayor tirada en el país, sacaron una edición especial sobre el asesinato. Más de un centenar de personas se concentraron frente a la oficina del primer ministro en Tokio para una vigilia en recuerdo del reportero, de 47 años.
Aunque los partidos políticos han condenado de modo unánime el atentado, comienzan a surgir las primeras grietas. En el Partido Demócrata de Japón (PDJ), el principal de la oposición, han surgido ya voces que culpan a Abe de haber precipitado la crisis y de haberla gestionado erróneamente. El EI amenazó con dar muerte a Goto y a Haruna Yukawa -el primer rehén japonés asesinado por el EI, hace una semana- después de que Abe anunciara el día 16 en Egipto una ayuda de 200 millones de dólares (172 millones de euros) para asistir a los refugiados dejados por el avance del EI. Este grupo ha advertido en el vídeo en el que anunciaba la muerte de Goto que se trata del comienzo de “la pesadilla para Japón” y su “temerario” Gobierno.
El legislador del PDJ y experto en Oriente Medio Motohiro Ono declaraba al periódico The Japan Times que tras el asesinato de Goto Japón "puede ser ahora uno de muchos objetivos terroristas... (A los extremistas) ya no les dolerá la conciencia por atacar a los ciudadanos japoneses"
Desde su llegada al poder en 2012, Abe ha desarrollado una activa política exterior que quiere dar un mayor protagonismo a Tokio en las cuestiones internacionales. Su Gobierno ha aprobado una reinterpretación de la Constitución pacifista para permitir que las tropas japonesas puedan participar en acciones de combate fuera de su territorio en asistencia de países aliados. Ahora el trágico fin de la crisis de los rehenes puede pesar sobre esa iniciativa, pendiente aún de aprobación en el Parlamento y que mantiene dividida a la sociedad japonesa.
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