Europa avanza en más control de fronteras para combatir el terrorismo
Los ministros de Interior piden cambios en Schengen para reforzar los chequeos
La mejor defensa de la libre circulación dentro de Europa consiste en reforzar las fronteras exteriores. Con este difícil equilibrio, los ministros del Interior del club comunitario han pedido a Bruselas que modifique el código de Schengen para controlar sistemáticamente a los europeos que entren y salgan de ese espacio de libre movilidad. El objetivo es detectar a posibles terroristas que tengan intención de atentar en la UE, una hipótesis que inquieta especialmente desde los ataques yihadistas de París.
Principales medidas
- Prevención. Los Estados acuerdan luchar contra la radicalización de jóvenes receptivos al discurso yihadista y cooperar con los gigantes de Internet para retirar contenidos ilegales.
- Información compartida. Las autoridades se comprometen a trasladar a sus socios información sensible para detectar a posibles terroristas.
- Rastreo de viajeros. Se inspeccionará más a los viajeros europeos y se adoptará cuanto antes el registro de pasajeros, que aporta datos clave de quienes se desplazan en avión.
- Control de armas. Se pretende homogeneizar más el rastreo de armamento.
“Europa está más unida que nunca frente a sus desafíos comunes”, ha expresado el comisario europeo de Interior, Dimitris Avramopoulos, al final de la discusión que han mantenido este jueves los titulares de esa cartera en Riga (Letonia). Pese a ese mensaje de unidad, las medidas acordadas para contrarrestar la amenaza terrorista son, de momento, vagas y no tienen un calendario de aplicación preciso.
La UE actuará en una doble vía. De manera más inmediata, los ministros se proponen hacer más sistemáticos los controles para los ciudadanos pertenecientes al área Schengen que viajen a terceros países. Con la regulación actual, sólo se coteja con las bases policiales el pasaporte de los ciudadanos europeos que presenten un perfil de riesgo. Al resto se le realiza una evaluación visual. Si se redefinen esos criterios (por ejemplo, para vuelos con origen en Turquía, la principal puerta de entrada a Siria), los chequeos pueden afectar a todos los viajeros provenientes de ese Estado. Pero nunca se controlará al 100% a todos los ciudadanos de Schengen, espacio compuesto por 26 Estados, de los que 22 forman parte de la UE.
La segunda intención, más ambiciosa, requiere tiempo. Los ministros piden a la Comisión Europea que presente una propuesta para modificar el código de Schengen y poder extender esos controles a todos los ciudadanos, europeos o no. “Un gran número de Estados miembros lo desean; veremos si el Consejo Europeo [los jefes de Estado y de Gobierno] lo pide”, ha explicado el coordinador antiterrorista de la UE, Gilles de Kerchove. Los líderes de los países miembros deberán confirmar esta petición en el encuentro que celebrarán el próximo 12 de febrero en Bruselas, pero en ningún caso se adoptará una propuesta concreta en menos de dos años, según una alta fuente del Consejo Europeo.
Lo que no se cuestiona es restituir las fronteras interiores en el espacio Schengen, salvo para casos excepcionales que ya contempla la actual regulación de la libre circulación. Ante la prensa, el ministro español, Jorge Fernández Díaz, sí ha aceptado que los cambios “podrían afectar también a las fronteras interiores, con más controles documentales”, pero no hubo una sola referencia a este asunto en el seno de la reunión, según varias fuentes presentes o al corriente de la discusión.
La Comisión Europea ha ofrecido ya este miércoles una muestra de lo que ese mayor celo puede implicar. El Ejecutivo comunitario ha aprobado un cambio técnico en las bases de datos de Schengen que otorga mayor eficacia a la retirada de pasaportes a ciudadanos europeos, una medida que Estados miembros como Alemania, Francia, Bélgica y Holanda ya aplican para impedir a presuntos yihadistas con pasaporte comunitario viajar a Siria y radicalizarse. Cuando un Estado miembro retire el pasaporte a uno de los ciudadanos, podrá comunicarlo con más celeridad a sus socios a través de la base de datos común, de forma que detecten a los sospechosos si se dirigen a sus fronteras.
Ése es el punto más débil de la gran estructura europea hasta el momento: el recelo a compartir información. Las fuerzas y cuerpos de seguridad —y principalmente los servicios de inteligencia— se resisten a poner lo que saben en conocimiento de todos y eso dificulta la persecución de determinados sospechosos en un espacio de fronteras abiertas. “Schengen sigue siendo una herramienta muy eficaz que tenemos a nuestro alcance. Hace falta aplicar lo que contempla”, ha resumido el comisario Avramopoulos.
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