Europa endurece su lucha contra el terrorismo islamista
Las policías de Francia, Alemania y Bélgica detienen a una veintena de sospechosos Los líderes perfilan nuevas iniciativas en la estrategia contra el yihadismo
Las imágenes de ataques, tiroteos y decomiso de armas que en poco más de una semana han proyectado dos grandes capitales europeas —París y Bruselas— han agitado a la Unión Europea. Acuciados por la magnitud de un fenómeno difícil de combatir, los países miembros y las instituciones comunitarias han endurecido su estrategia antiterrorista en dos vertientes: la policial, con redadas antiyihadistas que han acabado este viernes con la detención de 27 personas en Francia, Bélgica y Alemania; y la política, con iniciativas —como retirar la documentación a presuntos yihadistas— destinadas a reducir la amenaza terrorista, pero que alimentan el debate sobre el riesgo de recortes de derechos y libertades en aras de la seguridad.
El Gobierno belga toma medidas antiterroristas
Tras las detenciones, el Gobierno belga —uno de los más afectados por el fenómeno del retorno de combatientes en Oriente Próximo— ha anunciado la aprobación inminente de 12 nuevas medidas para reforzar su programa antiterrorista. Una vez reciban el visto bueno del Parlamento federal, se tipificarán como delito los viajes que se efectúen “con fines terroristas”, así como la incitación al terrorismo o el reclutamiento. También se dará luz verde a la retirada de la nacionalidad belga en casos de radicalización probada y la cancelación del DNI de los sospechosos para evitar su salida hacia países como Turquía.
Estas medidas fueron propuestas la semana pasada por el partido centrista CDH. El Ejecutivo del país también tiene previsto aprobar la intervención del ejército en las calles, aeropuertos y estaciones en caso de tener que redoblar la vigilancia y sustituir, en caso de urgencia, a los policías. Los ministros de Interior, Jan Jambon, y de Defensa, Steven Vandeput, han indicado que 150 miembros de las fuerzas especiales están preparados para ser desplegados. También hay previstas una serie de iniciativas para combatir el radicalismo en las prisiones, separando a los presos más extremistas de aquellos más jóvenes y vulnerables. El primer ministro belga, Charles Michel, ha pedido que la cumbre informal de los Veintiocho prevista para febrero tome un carácter “formal”, para que los jefes de Estado de la UE puedan avanzar en la adopción de medidas contra el terrorismo y el radicalismo.
Los dirigentes europeos están preocupados por el posible efecto mimético que puedan tener los atentados de París. Responde a ese temor la ofensiva de la policía belga, con tres operaciones simultáneas iniciadas el jueves y que han provocado la muerte de dos terroristas, 13 arrestados y la incautación de armas. La fiscalía solo ha presentado cargos contra cinco de los detenidos. El resto no será procesado. “Este grupo estaba a punto de realizar ataques para matar policías en las calles. Estaban preparados para actuar en las próximas horas o días”, ha asegurado a la prensa el fiscal federal belga, Eric Van Der Sypt.
Francia también ha continuado su ofensiva al detener a 12 personas relacionadas con los atentados del 7 de enero, y Alemania ha apresado a dos ciudadanos turcos sospechosos de trabajar para la organización terrorista Estado Islámico, informa Enrique Müller. En total se han realizado una docena de registros y, de la información recabada, la policía concluye que los terroristas pretendían atacar estaciones de tren alemanas, principalmente las de Berlín y Dresde.
Los dirigentes son conscientes de que la dimensión de esta amenaza requiere mucho más que una respuesta policial. Al calor de los atentados de París, los Estados han decidido pasar a la acción política para cercar a los llamados combatientes europeos, ciudadanos con pasaporte comunitario que viajan a Oriente Próximo para participar en los conflictos de la zona y en ocasiones regresan a la UE radicalizados. De manera directa o indirecta, este fenómeno está presente en los acontecimientos más recientes que han golpeado a Europa: el ataque al museo judío de Bruselas que provocó cuatro muertos en mayo del año pasado, los sucesos de París (atentado contra la revista Charlie Hebdo y contra una tienda judía) y la desarticulación el jueves de una célula yihadista en Bélgica. El 60% de quienes participan en actos terroristas ha pasado por zonas de conflicto, según la Comisión Europea.
Una de las medidas a la que más atención prestan los ministros del Interior consiste en retirar los documentos de identidad a presuntos yihadistas que tengan la intención de viajar a esos territorios. Bélgica ha aprobado este viernes un ambicioso paquete antiterrorista que incluye poder retirar el carné de identidad (ya existía la posibilidad para el pasaporte) a este colectivo. Alemania acaba de aprobar esa misma medida, Holanda y Francia ya la aplican, Reino Unido la anunció a finales de 2014 y España la está estudiando. El coordinador europeo de la lucha antiterrorista, Gilles de Kerchove, la ve con buenos ojos porque reduce la exposición de estos jóvenes europeos al foco de mayor radicalización: su presencia en el conflicto sirio o iraquí.
Otras medidas sobre la mesa son la mejora del control del tráfico de armas y del proselitismo yihadista en la Red.
Más allá de las respuestas de cada país, la UE quiere potenciar la dimensión comunitaria de esta estrategia antiterrorista utilizando todas las herramientas a su alcance. La inexistencia de fronteras interiores en el espacio Schengen y la reproducción de unos patrones similares en distintos países invita a aunar esfuerzos. Bruselas ha convocado tres reuniones de alto nivel en menos de un mes para acelerar los planes. El próximo lunes los ministros de Exteriores celebrarán un Consejo cuyo primer punto en el orden del día será la lucha antiterrorista. Fuentes diplomáticas aseguran que se intentará potenciar la cooperación con los países convulsos, una tarea titánica vista la inestabilidad que viven Irak o Siria.
Más importante será el encuentro de ministros de Interior a finales de mes en Riga (Letonia), con propuestas más concretas para mejorar el espacio Schengen. Las decisiones, en todo caso, las adoptarán los jefes de Estado y de Gobierno en un encuentro informal previsto para el 12 y el 13 de febrero. El primer ministro belga, Charles Michel, ha pedido este viernes elevar el rango de esa cita y darle carácter formal “para poder tomar decisiones concretas”.
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