El tratado de la ONU que regula el comercio de armas entra en vigor
Hay 130 países adheridos, de los que 60 lo tienen ya ratificados
El nuevo tratado de las Naciones Unidas que va a regular la venta de armas a escala global entra en vigor. La convención, la más importante desde el acuerdo de 1996 que prohíbe las pruebas nucleares, es la primera legislación internacional que prohíbe exportar armamento convencional, munición, partes y sistemas a gobiernos que puedan utilizarlos contra su población.
España fue uno de los primeros países en materializar su adhesión, en junio del pasado año. Otros países exportadores de armamento, como Reino Unido, Alemania o Francia, también ratificaron el tratado y se comprometieron así a seguir sus estrictas reglas para evitar que sistemas de artillería de gran calibre, helicópteros, aviones, barcos, misiles y lanzaderas lleguen a las manos de organizaciones o regímenes que cometen atrocidades.
Estados Unidos, mayor productor y suministrador de armas, firmó la convención pero debe ser aún autorizada por el Congreso. En total, hay 130 países adheridos, de los que 60 lo tienen ya ratificados. Se necesitaba medio centenar para que entrara en vigor. El texto llevó siete años negociarlo. Ban Ki-moon, secretario general de la ONU, considera esencial que las naciones que siguen aún descolgadas, como China y Rusia, se sumen cuanto antes.
Se calcula que la violencia armada se cobra más de medio millón de vidas al año en todo el mundo. El objetivo del Tratado es dar más transparencia a negocio que mueve 85.000 millones de dólares al año. Uno de los detalles que facilitó que EE UU firmara el texto final es que la convención no entra a controlar el uso de armamento convencional dentro de un mismo país. Además, está diseñado para que no merme la seguridad nacional.
El gran reto, en cualquier caso, como sucede con los tratados de este tipo, sobre todo cuando no está refrendo por todos los países, será garantizar que se aplica de la manera más estricta posible para que de resultados sobre el terreno, a la hora de proteger a la población civil. El comercio de armas es un negocio que en la actualidad está escasamente controlado, por eso se considera que esta convención marca un antes y un después.
La responsabilidad para que sea efectivo no cae solo del lado de los exportadores de armas, sino también de los comprados para prevenir que se desvíen al mercado ilegal. A partir de ahora, todos los miembros deberán evaluar si la exportación directa de armas o a través de un tercero contribuye a socavar la paz y la seguridad o facilita la comisión de violaciones de los derechos humanos.
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