Ucrania da el primer paso para solicitar el ingreso en la OTAN
Rusia lo considera un acto hostil y la Alianza marca distancias con el Gobierno de Kiev
El Gobierno de Kiev reafirmó este martes su aspiración a ingresar en la OTAN al aprobar las modificaciones legales por las que Ucrania renuncia a su estatus de país no alineado. Con ello abre la vía para formar parte de bloques militares, concretamente de la Alianza Atlántica. Rusia reaccionó de inmediato a la votación de la Rada Suprema calificándola de acto hostil, mientras la OTAN mostró respeto por la decisión, aunque sin expresar compromisos. El acercamiento al bloque aliado constituye una de las mayores inquietudes de Rusia respecto al nuevo rumbo de su vecina Ucrania, aunque el eventual proceso puede demorarse años.
Moscú lleva meses reprochando a la Alianza que en los acuerdos posteriores a la caída del Muro de Berlín la organización se comprometió a no expandirse hacia el Este. Pero lo cierto es que no hay una sola palabra en el documento firmado en 1990 entre Rusia y la Alianza que respalde esa promesa. Algunos negociadores del momento aseguraron que esa renuncia al Este estaba implícita, pero la voluntad de la Alianza de abrir sus puertas a Ucrania y Georgia quedó clara en la llamada declaración de Bucarest de 2008. El texto proclamaba: “Hemos decidido que esos países se convertirán en miembros de la OTAN”, aunque lo condicionaba a un proceso de adecuación a los criterios de la Alianza.
La iniciativa de renunciar a su neutralidad corresponde al presidente ucranio, Petró Poroshenko, quien considera que su predecesor, el defenestrado Víktor Yanukóvich, cometió un “grave error” cuando en 2010 introdujo en la Constitución el no alineamiento de Ucrania. El documento aprobado este martes explica que “la agresión de Rusia contra Ucrania”, la “anexión ilegal de Crimea” por parte de Moscú y la “intervención militar” rusa en el este del país determinan “la necesidad de buscar garantías más eficaces de independencia, soberanía, seguridad e integridad territorial”.
Tras la eliminación de ese estatus, el siguiente paso es decidir si se formaliza la llamada a las puertas de la OTAN. La decisión se adoptará en referéndum, según Poroshenko. “Entendemos que hay muchas reformas sistémicas que Ucrania tiene que aplicar antes de una incorporación real, pero consideramos que esta ley es un primer paso para avanzar”, asegura una portavoz del Ejecutivo ucranio en Bruselas. Otra portavoz, en este caso de la OTAN, añade: “Si Ucrania decidiera solicitar el ingreso en la OTAN, evaluaremos sus condiciones, como hacemos con cualquier otro candidato”. La frase marca distancias con el entusiasmo ucranio y revela los recelos de la organización en acoger un país que vive una guerra soterrada con Rusia.
Las modificaciones introducidas a iniciativa de Poroshenko abarcan varias leyes (de política interior, exterior y de los principios de la seguridad nacional). En la primera, se introduce una norma para fortalecer la cooperación con la OTAN con el objetivo “de cumplir con los criterios necesarios para ser miembro” de la Alianza Atlántica. La segunda incorpora un punto en el que, entre los intereses nacionales principales de Ucrania, figura la integración del país en el espacio político, económico y jurídico europeo, con miras a poder convertirse en miembro de la Unión Europea y de la OTAN.
Más de dos tercios de la Rada Suprema (Parlamento) apoyaron las modificaciones propuestas por Poroshenko: 303 diputados de un total oficial de 450. Hubo solo nueve votos en contra y dos abstenciones. Una sesentena de parlamentarios no participaron en la votación y 27 escaños permanecen sin ocupar debido a que los distritos correspondientes están en manos de separatistas. El actual presidente no oculta que desearía ver a Ucrania en la OTAN.
El Kremlin, que se opone categóricamente al movimiento, ya adelantó su malestar en Facebook a través del primer ministro, Dmitri Medvédev, que considera la renuncia al no alineamiento “una solicitud de ingreso en la OTAN por parte de Ucrania, lo que la convierte en un enemigo potencial de Rusia”.
Andréi Kelin, representante de Rusia ante la OSCE, calificó la nueva ley como “un acto hostil”, mientras que el jefe de la diplomacia del Kremlin, Serguéi Lavrov, opinó que era “contraproducente; solo aumenta la confrontación y crea la ilusión de que adoptando estas leyes se puede solucionar la profunda crisis de Ucrania”.
La decisión amenaza con desestabilizar aún más el frágil marco de paz de Minsk. En la memoria de los expertos europeos permanece que, en plena campaña de acercamiento de Georgia a Europa y a la Alianza, el país entró en guerra con Rusia en 2008 por la soberanía sobre el territorio georgiano de Osetia del Sur, finalmente reconocido como independiente por Rusia. Hoy Georgia figura como candidato a integrar la Alianza, sin avances previstos a corto plazo.
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