43 muertos palestinos este año, un soldado procesado
Solo dos de las muertes de manifestantes por tiros de militares israelíes han llegado al juez
Mahmud Ziad, un palestino de 17 años, murió de un tiro en la cabeza el pasado 24 de julio durante una manifestación en protesta por la ofensiva israelí en Gaza junto al puesto de control militar de Qalandia (Cisjordania). El soldado que lo abatió argumentó en una investigación interna que el adolescente les disparaba, pero una indagación de la ONG israelí B'tselem sostiene que estaba desarmado. Nadie ha asumido todavía ninguna responsabilidad por su muerte.
El joven es uno de los 43 palestinos que han perdido la vida en Cisjordania este año a manos de las fuerzas de seguridad israelíes en situaciones que no eran de combate, según los casos documentados por B'tselem. Once de las víctimas eran menores.
La cifra es superior a la de los muertos en circunstancias similares en años anteriores (28 en 2013, ocho en 2012 y diez en 2011). "Últimamente ha habido un incremento en el número de protestas y son más violentas", justifican fuentes militares. Pero la portavoz de la ONG israelí, Sarit Michaeli, sostiene que el alza obedece a que "los soldados no sienten que tienen que pagar un precio real por sus acciones, incluso aunque sean ilegales".
Mientras la policía israelí ha incrementado en más de mil el número de agentes en Jerusalén tras los ataques de lobos solitarios palestinos, que han causado en los últimos meses la muerte a 11 israelíes, las ONG critican que apenas se investiga la muerte de palestinos en situaciones de no combate en Cisjordania.
Solo dos de los 43 casos han llegado a los juzgados: las muertes de Nadim Nawara (17 años) y Mohamed Abu Daher (16 años) el 15 de mayo durante una manifestación. Un vídeo de una cámara de seguridad muestra cómo Nawara recibió un impacto de bala en el pecho, y una hora después en la misma protesta, Mohamed fue tiroteado por la espalda, sin que ninguno mostrase indicios de querer atacar a los soldados. Un militar ha sido procesado.
Su caso no es el único documentado. Yusuf Ahmad, de 19, recibió varios tiros en el torso mientras caminaba en el campo de refugiados de Yenín, donde soldados israelíes hacían una redada, según B'tselem. O Mahmud Saleh, de 29, que falleció en Belén cuando se asomaba desde de su tienda para ver una marcha. "Cada incidente en el que un soldado mata a un palestino en una situación de no combate es investigado por la vía criminal [en la justicia militar]", aseguran fuentes del Ejército israelí, que dicen que en cualquier protesta usan los mismos medios de disuasión que cualquier país occidental.
Pero según Michaeli, de B'tselem, "si el Ejército argumenta que el fallecimiento es el resultado de un enfrentamiento, no investiga". Aunque las pesquisas "se abran muy rápido, se tarda mucho en concluirlas y casi siempre se archivan los casos y, si se terminan, normalmente nadie es condenado", añade. Es decir, "aunque en la práctica hay una investigación, en la realidad no tiene un impacto real", resume.
En la mayoría de los casos, el Ejército justifica los disparos como respuesta a un ataque. En lo que va de año 13 palestinos murieron en Cisjordania mientras participaban en una protesta, cuatro cuando caminaban o miraban una manifestación y tres mientras ayudaban a otro palestino tendido en el suelo. Los demás, según el Ejército, fueron tiroteados por lanzar artefactos explosivos (6), tirar piedras (5), durante un arresto (4), en una redada (2), por disparar a soldados (2) o tras una discusión con militares (2). Los dos restantes eran los sospechosos de haber secuestrado y asesinado a tres estudiantes judíos en junio.
Desde el Centro Palestino para los Derechos Humanos defienden que sin investigaciones independientes es casi "imposible" hallar culpables: es la palabra de uno contra la del Ejército. También en los casos de Nawara y Abu Daher los uniformados justificaron que los dos jóvenes habían tratado de agredirles. Un vídeo lo desmintió.
Aunque las ONG recomiendan acudir a las manifestaciones con móviles que permitan captar cualquier suceso, Michaeli no confía en este método: "Según mi experiencia, los vídeos no suelen servir para nada, porque las autoridades pueden argüir que las imágenes no muestran pruebas", sostiene. Y para justificar su razonamiento acude a las cifras: "Por 43 muertes, un proceso judicial".
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