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Un nuevo Bush entra en la arena política estadounidense

El hijo de Jeb Bush opta a Comisionado de Tierras en Texas en las elecciones del martes

Jeb Bush y su hijo George P.
Jeb Bush y su hijo George P.LM Otero (AP)

George Prescott Bush insiste en que no se involucró en política sólo por su apellido, pero el peso de la dinastía familiar es una carga difícil de borrar. La cuarta generación de Bushes en el servicio público-el padre de George H. W. fue senador- parece demasiado para muchos -incluyendo la matriarca, Bárbara Bush- pero no para quienes ven en él a un futuro presidente.

Apenas tenía 12 años cuando recitó el juramento a la bandera en la convención republicana donde su abuelo, George H. W. Bush, fue renominado a la presidencia. Era el inicio de un largo camino que llevó al hijo de Jeb Bush, ex gobernador de Florida, hasta donde está ahora: haciendo campaña para su primera elección.

Con 38 años, casado y con un hijo, una carrera de abogado, una firma de inversiones y bienes raíces, además de su servicio en la Marina, el currículum de George P. parece completo para una apuesta fuerte en política.

El primer paso: el puesto de Comisionado de Tierras en el Estado de Texas. En mayo ganó la primaria y las encuestas locales lo muestran como un candidato seguro para hacerse, en las elecciones del próximo día 4, con el puesto, con el que compite con el demócrata John Cook, ex alcalde de El Paso.

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El Comisionado de Tierras gestiona cinco millones de hectáreas de tierra pública y administra contratos para mineras, cuyas ganancias pasan al Fondo Permanente para Escuelas del Estado.

Una buena plataforma para comenzar una carrera en política, aunque su misma abuela no lo vea así. “Ya hubo suficientes Bushes” dijo la ex primera dama en una entrevista en 2013 consultada por las aspiraciones presidenciales de su hijo, Jeb Bush.

Pero de momento el perfil de George P. Bush aún no adquiere suficiente fuerza mediática y en general sólo se traduce en titulares cuando habla de su familia, pero no de su propia campaña.

Recientemente su nombre fue noticia sólo porque insinuó que su padre, Jeb Bush, estaría avanzando en una potencial candidatura a la presidencia de EE UU en 2016. Un estigma que parece decidido a superar.

Al menos, así lo demuestra la gira en autobús que ha realizado durante varios meses por el Estado. “Hasta que no pones tu nombre en un autobús o en una boleta de votación, es un nivel diferente de sacrificio y uno que se debe tomar seriamente”, dijo en una entrevista reciente.

La incógnita presidencial de Jeb Bush

JOAN FAUS (Washington)

Jeb Bush sigue sopesando si opta a ser el candidato republicano a las elecciones presidenciales de 2016. El debate no es nuevo, pero se ha avivado en la antesala de las elecciones legislativas del próximo martes. Tras esos comicios, se inicia la carrera oficiosa hacia la Casa Blanca, por lo que en los próximos meses el exgobernador de Florida, hijo del presidente George H. W. y hermano del presidente George W. tendrá que tomar una decisión.

"La família está preparada", dijo Jeb, el hijo del posible candidato, en una entrevista publicada esta semana en el diario The New York Times. Su hermano, George P. -que se presenta el martes a las elecciones de puesto de Comisionado de Tierras en el Estado de Texas- parece convencido de que su padre tratará de seguir la herencia familiar presidencial. En una entrevista a la cadena ABC el pasado domingo, George P. dijo que es "más que probable" que su padre se presente. "Si me hubieras preguntado hace unos años, te hubiese dicho que era menos probable".

Jeb, según el Times, cuenta con el apoyo de toda su familia y su hermano George es de los que más le alienta a dar el paso. Su madre sigue poco convencida, pero ha sido persuadida para que no lo diga en público. Una candidatura presidencial de un tercer Bush parecía improbable hace seis años, al terminar el segundo mandato de George en la Casa Blanca, pero la impopularidad de Obama, las divisiones en el Partido Republicano y una mejora de la percepción de los dos Bush presidentes -especialmente el padre- ha alimentado esas posibilidades.

Jeb -que apuntaba más a una carrera política de éxito que George- defiende políticas en migración, economía y educación distintas al aparato del Partido Republicano, por lo que le podría ser difícil granjearse un apoyo transversal a su candidatura.

Ahora el autobús está concentrado en diversas paradas en la frontera. En cada una de ellas se ve a un George P. Bush sonriente en eventos comunitarios, de recaudación de fondos o breves discursos para que la gente lo conozca de primera mano.

“Su apellido lo ayudó en el terreno de las primarias para liberar su camino por la nominación. Era la ruta más segura para llevarlo a una posición electoral y luego aspirar a un escaño de más alto rango en el futuro, ya que su falta de experiencia en elecciones era una gran desventaja”, explica el académico y experto en política de la Universidad Rice en Houston, Mark Jones.

Hasta ahora, el posicionamiento político de George P. Bush va más allá de lo habitual en Texas. Aunque se define como un conservador fuerte en temas de familia y sociales, en áreas como inmigración ha llamado al partido a una postura cercana a la que lideró su tío George W. Bush en la Casa Blanca. Es decir, dar estatus legal a los inmigrantes indocumentados a la vez que se garantiza la seguridad de la frontera.

A nivel local, se ha mostrado a favor del Dream Act en Texas, que permite pagar matrícula de residentes a los estudiantes sin papeles. Un contraste importante con figuras locales como el senador republicano Ted Cruz.

Su madre Columba Bush es de origen mexicano y su español es mucho más deseable que el de otros políticos en Texas con aspiraciones presidenciales, como es el caso de los hermanos Joaquín y Julián Castro, ambos demócratas.

“Para un partido en Texas que es muy poco diverso y tiene a la mayoría de “anglos” en los puestos de mayor perfil, la imagen de George P. Bush los ayuda”, comenta Jones.

Una realidad que su campaña parece estar explotando al máximo, al recordar siempre sus gustos y origen hispano. Sin ir más lejos en uno de los mensajes publicados en su cuenta de Twitter este miércoles, elogió un plato de enchiladas que describió como “delicioso” en español.

Para la jerarquía republicana local, está claro que este es sólo el primer paso en su carrera. “Es una figura muy prometedora en el partido, esperamos grandes cosas de él y hasta ahora ha desempeñado un excelente campaña”, afirma a EL PAÍS el presidente del Partido Republicano en Texas, Steve Munisteri.

Por ahora los números no están a su favor en las ligas mayores, donde el único Bush que figura en las encuestas para las presidenciales es su padre.

Un desafío inmediato es cómo manejará el asunto de la explotación petrolera y regulaciones medioambientales urgentes en terrenos públicos, sobre todo por la reconocida historia de su familia en la industria del crudo. A nivel político, su mayor desafío está en convencer a la base más conservadora para que apuesten por él. Una lucha de largo plazo, donde de seguro su familia no estará al margen.

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