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La odisea de votar en el exterior

El reducido número de urnas dificulta la participación en los comicios de casi tres millones de brasileños

Brasileños acuden a votar en la Casa de Brasil, en Madrid, el pasado 5 de octubre.
Brasileños acuden a votar en la Casa de Brasil, en Madrid, el pasado 5 de octubre.C. Á.

Votar es algo sencillo para la mayoría de los 143 millones de electores brasileños que viven en el país, pero puede convertirse en una odisea para los que residen fuera. Muchos se desaniman a hacerlo por la distancia hacia los pocos centros de votación o por la falta de información sobre cómo registrarse como elector. Los datos lo demuestran: 354.184 ciudadanos están registrados para votar en el exterior, de los cuales solo 141.501 acudieron a las urnas el pasado 5 de octubre. Sin embargo, hay 2.801.249 brasileños viviendo fuera de forma legal, según el Ministerio de Relaciones Exteriores (que asegura no saber cuántos tienen más de 16 años, es decir, están aptos a votar). Son millones de votos perdidos que podrían ser decisivos en unas presidenciales en las que no hay un claro ganador y que serán decididas este domingo entre Dilma Rousseff (PT) y Aécio Neves (PSDB).

El voto en Brasil es obligatorio. Los que incumplen tienen que pagar una multa de de 3,51 reales (1,40 dólares o 1,11 euros) o justificar su ausencia. Si no lo hacen, pueden verse perjudicados en cuestiones prácticas, como acceder al mercado de trabajo o a los servicios públicos. Los que viven fuera pueden tener dificultades al renovar el pasaporte. Pero tampoco muchas, explica Flavio Abrão, Vicecónsul en España: “Hacemos el pasaporte, pero ponemos una observación de que tiene 60 días para regularizar su situación cuando regrese a Brasil”.

Los electores que votan fuera

  • Hay 2.801.249 brasileños viviendo fuera de forma legal; 119.000 viven en España, el sexto país que más brasileños acoge.
  • 354.184 ciudadanos están registrados para votar en el exterior en 2014 (eran 200.392 en 2010). Solo 141.501 acudieron a las urnas en la primera vuelta.
  • Un total de 13.399 personas están inscritas para votar en España (10.884 en Madrid y 2.515 en Barcelona). Al final, solo 3.455 acudieron a las urnas (2.450 en Madrid y 1.005 en Barcelona).
  • En la primera vuelta de las presidenciales, Aécio Neves (PSDB) logró el 49,51% de los votos de los que viven en el exterior; Marina Silva (PSB), el 26,01%; y Dilma Rousseff (PT), el 18,35%.

Fuentes: Ministerio de Relaciones Exteriores y Notario Electoral del Exterior

España, el sexto país que más brasileños acoge, es un ejemplo de las dificultades a la hora de votar. De los 119.000 residentes, solo 13.399 están inscritos, según el Notario Electoral del Exterior. Solo se puede votar en Madrid o Barcelona, y el desplazamiento para los que viven en otras regiones conlleva gastos de dinero y tiempo. Al final, solo 3.455 acudieron a las urnas en la primera vuelta.

Vilma Anderson era uno de ellos: “Llevo 23 años en España, pero esta es la segunda vez que voto”, contó en uno de los pasillos de la Casa de Brasil, en Madrid, el pasado 5 de octubre. Mientras esperaba a que su hijo registrara su voto, contaba que “por la falta de información” tardó varios años en dirigirse al consulado para inscribirse como electora. “Además, vivo en Marbella y los trámites los tengo que hacer en Madrid, lo que demanda tiempo y dinero. Para venir a votar tuve que viajar ocho horas en autobús y gastar unos 200 euros. ¡Una pasta!”.

No tuvo la misma disposición Paulo Silva, un músico brasileño que vive en Santiago de Compostela. “Si tengo que ir a Madrid solo para votar, que el Gobierno de Brasil me pague los gastos”, señala por teléfono. Silva, que lleva sin votar desde hace siete años, asegura que le gustaría ejercer este derecho, pero no a condición de tener que gastar “un pastizal”: “Si hubiese un centro de votación en Galicia, votaría con orgullo”.

Para venir a votar tuve que viajar ocho horas en autobús y gastar unos 200 euros. ¡Una pasta!

¿Qué hacer para que Silva y muchos otros acudan a las urnas? En el caso de España, se está estudiando abrir otros centros de votación, sobre todo en Canarias, por las dificultades de desplazarse hasta la península, y en Galicia y Andalucía, donde vive la mayoría de los brasileños. No obstante, la principal dificultad está en que legislación es estricta y no ofrece alternativas, como votar por correo. “La ley dice que el voto tiene que ser presencial, en la urna electrónica y ante los vocales electorales”, explica Juliana Bandeira, la jefa del Notario del Exterior. “La legislación se aplica de la misma manera a todos, pero la realidad de uno que vive fuera puede ser distinta. En Brasil, por ejemplo, nadie contempla la posibilidad de tener que coger un avión para votar”.

Para João Almino, cónsul general en España, esa falta de alternativas también se debe al sistema de urnas electrónicas, “uno de los más modernos y seguros del mundo”, pero cuya expansión supone costes y dificultades técnicas. Aun así, el Ministerio de Relaciones Exteriores hace hincapié en que el número de ciudadanos registrados para votar fuera aumentó entre 2010 y 2014, al pasar de 200.392 electores inscritos a los actuales 354.184.

Si hubiese un centro de votación en Galicia, votaría con orgullo

Bandera asegura, asimismo, que se está analizando la posibilidad de que se pueda hacer varios de los trámites por Internet, “para que no tengan que acudir al consulado muchas veces”. El exceso de burocracia a la hora de registrarse como electora es el principal motivo por el cual Ascención Cepeda todavía no puede votar en Madrid, pese a que lleva 16 años viviendo en esta ciudad. “Conseguí un empleo, empecé a tener una rutina… Y antes el consulado solo estaba abierto por la mañana, cuando me encuentro en el trabajo. Nunca tenía tiempo y, al final, me olvidé del tema”, cuenta esta mujer de 53 años, cuyo carné de elector fue cancelado por haber dejado de votar más de tres veces. Si hubiera querido regularizar su situación para votar este año, habría podido hacerlo hasta el 7 de mayo, cinco meses antes de las presidenciales, en el consulado. “Pero ni siquiera pensaba en las elecciones por entonces”.

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