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Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Lo peor que podría pasar

Los candidatos Dilma Rousseff y Aécio Neves protagonizan, más que debates, verdaderas peleas de gallos

Juan Arias

Los candidatos presidenciales, Dilma Rousseff y Aécio Neves, deberán protagonizar aún otros debates, o mejor, viendo cómo se desarrollaron los dos primeros, otras dos peleas de gallos. Tal como han ido creciendo en temperatura las acusaciones mutuas, hay quien empieza a sugerir que quizás sería mejor que Rousseff y Neves fueran directamente a las urnas sin volver a enfrentarse en nuevas peleas.

¿No han descargado ya sus respectivas agresividades? ¿Qué otras acusaciones podrán aún sacarse de la manga? Empieza a quedar claro que, dado que las elecciones están apretadas, difícilmente los candidatos podrán empezar, por fin, a debatir temas concretos en los dos debates que aún les quedan por librar. El peligro es que vuelvan a enzarzarse en nuevas disputas y con mayor virulencia.

El clima en este último debate llegó a su culmen cuando la candidata Rousseff sufrió un bajón de presión, con toda probabilidad fruto de la tensión, mientras que su rival supo esa vez mantener mejor los nervios.

¿Será quizás que a la gente de la calle, a fin de cuentas, es eso lo que les gusta? Al parecer, durante los momentos de pelea es cuando aumenta la audiencia y, al revés, esta baja cuando empiezan a discutir con tranquilidad de lo que cada uno piensa hacer si llega al Palacio del Planalto.

En una pequeña encuesta entre la gente que conozco (sobre todo poco escolarizada) he podido notar que, cuando les pregunto sobre el debate, acaban refiriéndose especialmente a los momentos de tensión y de agresividad y poco saben referir acerca de propuestas concretas, quizás porque suelen ser muy pocas y genéricas.

Es difícil saber si esa decisión de abrir la guerra entre los candidatos ha sido una opción de sus asesores o ha sido el resultado lógico de una campaña en la que no se ha escatimado en emplear todo tipo de medios, sucios o no, para lo que ya se ha llamado "deconstruir" al adversario.

El peligro es que los perdedores monten otro escenario de guerra para impedir gobernar en lugar de una oposición democrática y leal

Es difícil saber, a pocos días de las elecciones, qué consecuencias en el voto podrá tener esa tensión preelectoral. Una cosa, sin embargo, es cierta: gane quien gane en las urnas (que no siempre obedecen a los sondeos), lo peor que podría pasar es que ese clima de guerra continuase acabada la elección, esta vez por parte de la oposición. Y ese es el peligro de llegar a las elecciones con esa carga de agresividad y descalificaciones mutuas, es decir, que los perdedores, sean los que sean, monten otro escenario de guerra para impedir gobernar en lugar de una oposición democrática y leal. Algo que esta vez sería aún más grave, ya que a quien le toque la responsabilidad de gobernar el país se verá obligado quizás a tomar decisiones impopulares para colocar al barco en buenas aguas: no es ningún secreto que Brasil pasa por una grave crisis económica y de credibilidad por parte de los mercados.

Los mejor para todos sería que a esa agresividad entre los candidatos pongan punto final los resultados de las elecciones para que el nuevo responsable de regir los destinos de un país de la importancia mundial de Brasil pueda gobernar en paz, con la ayuda de todos, incluso de la oposición, siempre que sea también ella democrática, responsable y con los ojos puestos solo en mejorar al país.

Lo contrario sería un regalo envenenado que los brasileños no se merecen. Ya existen movimientos que han anunciado que, si gana Aécio Neves, organizarán una manifestación callejera cada día.

Cuesta creer que sea verdad. De serlo, sería injusto con un país que está luchando, con trabajo y esfuerzo, para ser moderno, que está recuperando su autoestima y que lo único que desea es poder vivir en paz y preparar para sus hijos un futuro de prosperidad que ellos nunca pudieron disfrutar.

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