Aplazan el veredicto del juicio contra el expresidente egipcio Hosni Mubarak
Un tribunal ha pospuesto hasta noviembre el fallo contra el dictador
El otrora conocido como “el juicio del siglo” por su expectación acabará haciendo honor a su mote por su duración. El tribunal que juzga al ex dictador egipcio Hosni Mubarak ha decidido posponer su veredicto, previsto para este sábado, hasta el próximo 29 de noviembre. Mubarak está siendo juzgado junto a sus dos hijos y su ex ministro del Interior, Habib el Adly, entre otros cargos, por la muerte de cientos de manifestantes durante la revuelta de 2011 que culminó con su derrocamiento. El caso fue visto para sentencia en verano del 2012, y el ex presidente fue sentenciado a la cadena perpetua. No obstante, un tribunal de casación anuló el juicio y ordenó su repetición.
El presidente de la corte, Mahmud Kamel Rashidi, ha justificado su decisión de aplazar el veredicto en la falta de tiempo para redactar la sentencia. Según el magistrado, a pesar de trabajar “20 horas al día”, solo ha completado un 60% del fallo. En una inédita puesta en escena más propia de un show televisivo, el tribunal ha emitido un vídeo en el que se explicaba la complejidad de un proceso que atesora más de 160.000 folios y que se inició en abril de 2013. El esmero de la justicia egipcia en esta causa contrasta con la celeridad exhibida en los juicios contra manifestantes y activistas detenidos durante el último año que han culminado con severas condenas.
Mubarak, que ha volvió a comparecer en el tribunal con gafas de sol, gobernó Egipto con mano de hierro durante más de 30 años. Decenas de seguidores y detractores del raïs destronado se dieron cita a las puertas de la corte, y tras la sesión, se enzarzaron en una pelea, según informó la televisión pública estatal. En la vista anterior, Mubarak, de 86 años, se dirigió al tribunal para defender su era de gobierno. “He dedicado mi vida entera a defender Egipto y a sus hijos”, proclamó el veterano oficial retirado, que negó haber ordenado el asesinato de los manifestantes, la principal causa en su contra en este proceso.
Mubarak fue trasladado en helicóptero al tribunal desde una clínica militar del barrio cairota de Maadi, donde se encuentra hospitalizado a causa de su delicado estado de salud. El pasado mes de mayo, el ex presidente fue declarado culpable en otra causa por malversación de fondos públicos y condenado a tres años de cárcel. Sus dos hijos, Alaa y Gamal, fueron castigados con cuatro años de prisión. En concreto, se les acusaba de haber utilizado más de 12 millones de euros del erario público en la construcción y renovación de suntuosas mansiones privadas.
Desde su inicio, en primavera del 2011 a causa de la presión popular, el juicio a Mubarak por la represión que tuvo lugar durante la revolución ha estado plagado de controversias y problemas, entre ellos, la falta de colaboración por parte del ministerio del Interior y los servicios de Inteligencia. Precisamente, la debilidad de las pruebas contra el ex raïs -algunas fueron destruidas, según la prensa local- motivó la anulación del primer juicio, que también incluye algunos cargos por corrupción.
El proceso contra Mubarak constituye una patata caliente para el régimen del presidente Abdelfattá al Sisi, que cumplió recientemente sus primeros 100 días de gobierno. Salido de las filas del Ejército como Mubarak, Al Sisi ha sido criticado por la existencia de violaciones sistemáticas de los derechos humanos en Egipto después del golpe de Estado que en verano de 2013 ejecutó contra Mohamed Morsi, el primer presidente electo en la historia del país árabe. En concreto, durante los últimos 14 meses, la violencia política ha segado las vidas de más de 2.500 personas, y entre 20.000 y 40.000 disidentes han sido arrestados, la mayoría simpatizantes de los islamistas Hermanos Musulmanes, el movimiento de Morsi.
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