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Rusia quiere limitar la propiedad extranjera de la prensa

Una ley rebajará al 20% el tope del capital en manos foráneas

Pilar Bonet
Putin, en la Duma, el pasado abril.
Putin, en la Duma, el pasado abril.Maxim Shemetov (Reuters)

Invocando la seguridad nacional de Rusia, la Duma Estatal (Cámara baja) ha comenzado a legislar esta semana para limitar la participación extranjera en los medios de comunicación del país. El martes, la Duma votó a favor de unas enmiendas de ley que reducirán a un 20% la participación máxima en la propiedad de los medios de comunicación que pueden poseer los extranjeros en Rusia, independientemente de su tipo y especialidad. En la actualidad, los extranjeros pueden ser propietarios de hasta un 50% de emisoras de radio y cadenas de televisión y carecen de limitaciones en lo que se refiere a la prensa escrita.

Las enmiendas, que la Duma espera aprobar en segunda y tercera —definitiva— lectura mañana, afectan también a los ciudadanos rusos con una segunda nacionalidad, que en virtud de una nueva ley están obligados a registrar esta condición en los servicios de emigración rusos.

Un diputado: “Estoy dispuesto a cerrar el país y garantizar la seguridad”

Se prevé que la nueva legislación entre en vigor en enero de 2016, tras un periodo para la adaptación de las empresas extranjeras presentes en el mercado de los medios de comunicación local. Para completar el proceso legislativo, las enmiendas deben ser aprobadas también por el Consejo de la Federación (Cámara alta) y firmadas por el presidente, Vladímir Putin. Y es previsible que así suceda, puesto que el Kremlin ha apoyado la iniciativa legal, de la que oficialmente son autores diputados de formaciones distintas a Rusia Unida, el partido de Putin, mayoritario en el Parlamento.

La Duma respondió con aplausos y exclamaciones de aprobación al diputado Vadim Denguin, que concluyó su defensa de las enmiendas con la frase: “Estoy dispuesto a cerrar Rusia y garantizar la seguridad”.

“Precisamente la guerra fría desatada ahora contra Rusia nos dicta determinadas leyes y nos obliga a determinadas acciones”, dijo el legislador, según el cual, los medios de comunicación “más peligrosos” son los llamados “glanzi” (término con el que se designan en Rusia las revistas de lujosa impresión dedicadas a moda y consumo). Estas revistas, explicó, “son más peligrosas que los periódicos sociopolíticos”, ya que “escondiéndose” tras ellas “muchos, al cabo de algún tiempo, comienzan a comprar medios de comunicación en toda Rusia”.

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La nueva legislación “va en contra del negocio de los medios de comunicación rusos, puesto que aparta de él a los mejores ejecutivos con experiencia, tecnología y capital occidental” y hará que no sean competitivos, según el diputado Dmitri Gudkov, una de las pocas voces disidentes que sonaron en la Duma.

La norma elevará el déficit de libertad de expresión, según un empresario

La nueva legislación afectará, entre otros medios, a Védomosti, el crítico diario económico perteneciente a los periódicos The Financial Times y The Wall Street Journal. Según el servicio informativo Gazeta.ru, las ideas para reducir la participación extranjera en los medios se comenzaron a gestar en el Kremlin como mínimo hace medio año y cristalizaron a raíz del conflicto en Ucrania. Otras medidas adoptadas en los últimos meses han sido el registro obligatorio en calidad de medio de comunicación de los blogs con más de 3.000 visitantes al día y las restricciones a las compañías de televisión privadas, que deben elegir entre financiarse mediante anuncios o cuotas de suscripción. El Consejo de Seguridad de Rusia debatirá la próxima semana planes de protección de internet en Rusia para el supuesto de que EE UU decidiera apartar a Rusia de la red.

La limitación de la propiedad de los medios puede afectar aún más al pluralismo informativo en Rusia, según Dunja Mijatovich, la representante de Libertad de los Medios de la Organización de Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE), quien exhortó a las autoridades rusas a sopesar las enmiendas. Según Víctor Lochak, vicepresidente del conglomerado editorial Kommersant, Rusia tiene hoy un agudo déficit de libertad de expresión, que se verá reducido por la nueva legislación. Para Loshak, el Estado tiene instrumentos legales suficientes para intervenir si los medios hacen propaganda del extremismo, aventan odios nacionalistas o propagan ideología fascista con independencia de quien sea su propietario.

Mientras tanto, pese a los problemas económicos, el Estado ruso ha anunciado un incremento de las subvenciones a los medios estatales especialmente creados para difundir los puntos de vista oficiales, tales como la cadena de televisión RT y la agencia Rossiya Segodnya.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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