Más de 130.000 kurdos sirios huyen a Turquía por el avance del Estado Islámico
El Gobierno turco cierra algunos puestos de control en la frontera ante la llegada de los yihadistas
La ofensiva de la milicia yihadista del Estado Islámico (EI) en el norte de Siria en los últimos días ha aumentado la tensión en la frontera con Turquía. Ya son más de 130.000 las personas, en su mayoría kurdos, que, huyendo del EI, han cruzado a territorio turco desde el viernes, según el Gobierno de Ankara, en el mayor éxodo de refugiados sirios en tan breve tiempo desde que se inició la guerra en 2011. “Espero que no tengamos que hacer frente a una ola aún mayor, de cientos de miles de refugiados. Pero, si ocurre, hemos tomado precauciones”, ha declarado este lunes el viceprimer ministro turco Numan Kurtulmus. Antes de se registrara esta nueva crisis, Turquía ya acogía a entre 1,3 y 1,5 millones de sirios.
Las autoridades de Ankara han dejado abierto un solo paso fronterizo en el que los refugiados han de pasar un control de seguridad. En un principio, muchas de las personas procedentes de Siria cruzaron a través de brechas en las vallas de alambre, según Kurtulmus. También ha habido enfrentamientos en la zona turca entre las fuerzas de seguridad y cientos de habitantes de la zona, igualmente kurdos, que acusan a las autoridades de favorecer a los yihadistas frente a los kurdos de Siria.
El EI ha ocupado más de 60 localidades en su avance hacia Ayn el Arab (Kobane, en kurdo) situada en la frontera con Turquía. Los yihadistas habían tomado buena parte del este de Siria y del norte de Irak, donde han declarado un califato de ideología radical suní y han impuesto un régimen violento, en el que miembros de minorías étnicas y de otras creencias religiosas han sido ejecutados o esclavizados.
Comandantes de la milicia local que está haciendo frente al EI en el Kurdistán sirio, conocida como Unidades de Protección Popular (YPG, en kurdo), llevan días pidiendo ayuda internacional y el apoyo de otros grupos kurdos. Grupos de jóvenes kurdos turcos llevan varios días intentando cruzar la frontera para unirse a las YPG, algo que está intentando evitar la policía turca que ha sido desplegada en la zona, lo que también ha provocado enfrentamientos. “Todos queremos cruzar la frontera, lo intentamos ayer y [las fuerzas de seguridad turcas] nos atacaron, y lo vamos a intentar de nuevo hoy”, relataba el lunes a la agencia Reuters un joven kurdo turco de 28 años.
Esta nueva crisis en su frontera con Siria ha llevado a Turquía a estudiar la implantación de una zona tampón en el lado sirio, donde el Gobierno turco dice que ofrecería refugio y ayuda humanitaria a los desplazados por la violencia.
Por otro lado, continúan las especulaciones sobre un posible intercambio de prisioneros yihadistas para lograr la liberación de los 49 rehenes el EI había capturado en junio en el consulado de Turquía en Mosul, en el norte de Irak. “Haya habido o no un intercambio, nuestros 49 ciudadanos volvieron a Turquía. Nada tiene más valor [para mí] que mis ciudadanos”, respondió ambiguamente el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, al ser preguntado sobre la cuestión. “Pero si hablan de negociación diplomática, sí, es verdad. Este es un éxito diplomático y el resultado de una negociación política”, añadió.
Líderes de varios de los Gobiernos de la treintena de que se han unido a la coalición internacional liderada por Estados Unidos contra el EI aprovecharán esta semana la sesión de la Asamblea General de la ONU para seguir discutiendo sus posibles acciones. Hasta ahora, Ankara se había negado a participar en cualquier operación militar contra los yihadistas, precisamente por temor a represalias contra los rehenes. Tras su liberación, Turquía podría pasar a ocupar un papel más activo en la coalición.
“La liberación de los rehenes da más espacio para maniobrar (…), pero no creo que vaya a provocar un cambio fundamental”, comenta Hugh Pope, director para Turquía del International Crisis Group, una organización dedicada al estudio de los conflictos, en una opinión que es compartida por otros analistas. “Turquía ha cambiado a una política de contención en su muy volátil frontera sur, no quiere añadir gasolina a las llamas y quiere una solución mucho más amplia para todos estos problemas”, precisó Pope.
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