Diez preguntas y respuestas sobre una Escocia independiente
¿Saldría de la UE? ¿Qué pasaría con el deporte de Competición? Consulta aquí las respuestas
1. ¿Haría falta pasaporte para pasar de Escocia a Reino Unido?
Los nacionalistas aseguran que no, pero la realidad no es tan clara. La población en Escocia crece menos que en el resto de Reino Unido. Los escoceses tienen menos hijos y la población envejece. Escocia necesita gente trabajadora. Por ello, los nacionalistas prometen una política de apertura hacia la inmigración si gana la independencia: rebajarían la exigencia británica de un salario anual de 20.300 libras para obtener la residencia y permitirían a los estudiantes extranjeros quedarse unos años después de graduarse. Reino Unido no parece que tienda, ni mucho menos, a suavizar sus políticas migratorias. No conviene olvidar que el xenófobo UKIP fue el partido más votado en las pasadas europeas en el país.
Los nacionalistas aseguran que no habrá control de pasaportes en la frontera pero, si dos Estados vecinos tienen diferentes políticas sobre inmigración, lo normal es que lo haya. Por otro lado, el SNP ya ha expresado su intención inequívoca de que Escocia forme parte de la Unión Europea. Pero parecen más partidarios de seguir en la Common Travel Area (zona de libre pasaporte entre Reino Unido y la República de Irlanda) que de firmar Schengen, y eso podría ser un problema a la hora de llamar a las puertas de Bruselas.
2. ¿Qué moneda usaría una Escocia independiente?
Es la pregunta que más ruido ha generado durante la campaña. Y la respuesta no es sencilla. Tendría, en principio, tres posibilidades: la libra esterlina, el euro o una nueva moneda propia. Desde el principio, los independentistas aseguraron que una Escocia independiente seguiría usando la libra en una unión monetaria con Reino Unido restante. Pero los tres partidos tradicionales y el gobernador del Banco de Inglaterra niegan esa posibilidad, que obligaría a Reino Unido, por ejemplo, a rescatar a los bancos escoceses (cuyos activos suman doce veces el PIB escocés) en caso de crisis financiera.
Además, al depender la política monetaria del Banco de Inglaterra, Escocia perdería el control sobre su moneda, algo peligroso para una economía basada en el petróleo, un producto de precios fluctuantes. Como advirtió Krugman (citando como ejemplo negativo a España), “la combinación de independencia política y moneda compartida es una receta para el desastre”. Lo único que está claro es que, en caso de que ganara el sí, el viernes Escocia seguiría usando la libra mientras negocia los futuros pasos a seguir con Reino Unido restante.
3. ¿Cómo se repartiría la deuda pública de Reino Unido?
Lo lógico es que se dividiera entre el número de habitantes para calcular la parte que corresponde a cada uno. A Escocia le correspondería entre 121.000 y 143.000 millones de libras (entre el 73% y el 86% del PIB de una Escocia independiente). Eso sí, el Gobierno de Westminster permanecería como garante del total de la deuda existente. Escocia podría alegar que los ingresos generados por el petróleo de sus aguas territoriales deberían descontarse de su parte de la deuda. Pero Londres podría responder que el gasto público por cabeza en Escocia es entre un 10% y un 15% mayor que en el resto de Reino Unido.
4. ¿Qué poderes tendría Escocia que no tiene ahora?
Los escoceses votaron por la devolución de poderes en 1979 y, aunque el sí gano por poco, al no alcanzarse un 40% de participación el mandato careció de validez. En 1997 volvieron a votar y, con una participación del 60%, ganó el sí a la doble pregunta sobre si querían un Parlamento propio (74%) y si querían que este tuviera competencias fiscales (63%). Desde entonces, el Parlamento de Holyrood ha ido adquiriendo competencias sobre la sanidad, la educación o el transporte. Las prestaciones sociales y la mayoría de los impuestos siguen siendo hoy competencia de Londres.
5. ¿Tendría Escocia su propio Ejército? ¿Cómo se dividiría el Ejército de Reino Unido y sus armas?
“Escocia tendrá sus propias fuerzas militares”, establece el actual Gobierno escocés en su documento El Futuro de Escocia, donde también asegura que formará parte de la OTAN (ver más abajo). Su objetivo es contar, en diez años, con fuerzas de tierra, mar y aire formadas por 15.000 efectivos regulares y 5.000 reservistas. Los cálculos económicos de los nacionalistas son estos: Escocia contribuye con 3.000 millones de libras al año al gasto de defensa de Reino Unido pero sólo 2.000 millones se quedan en Escocia. De modo que propone un presupuesto de 2.500 millones, parecido al de un país como Dinamarca. Hay 14.510 trabajadores del Ministerio de Defensa británico basados en Escocia, el 7,5% del total, 10.600 de ellos militares y 3.910 civiles. El actual Gobierno escocés asegura que esas personas deberían poder elegir entre seguir en el Ejército de Reino Unido restante o incorporarse al escocés.
Westminster advierte de que no es tan sencillo como reclutar las unidades basadas en Escocia, que “son parte esencial del Ejército británico y que, aisladas, no constituirían una fuerza coherente, creíble y equilibrada”. Luego está el tema de las armas. Los arsenales podrían dividirse en función de su localización geográfica. Y entonces llegamos al espinoso tema de la base de submarinos nucleares Trident. El actual Gobierno escocés ha prometido que la sacaría de Escocia. Londres ha respondido que “si el resultado del referéndum supone una amenaza a la situación actual, se considerarían otras opciones, pero cualquier solución alternativa tendría un coste enorme”. Cabe esperar una patada hacia delante: que, en el proceso de la negociación, se llegue a un acuerdo de posponer el traslado de la base.
6. ¿Tendría su propia Bolsa de valores?
De la treintena de países creados en los últimos años en Europa y Asia, sólo Kosovo y Turkmenistán carecen de una. De modo que Escocia, con toda probabilidad, tendría su propia bolsa de valores. El índice, según un estudio de Paul Marsh y Scott Evans, de la London Business School y de Walbrook Economics, citado por The Economist, sería altamente concentrado, con tres grandes compañías (SSE, Standard Life y Royal Bank of Scotland) representando el 40% de su valor. Y muy financiero: bancos y aseguradoras sumarían un 28% y fondos de inversión, otro 26%. Si todas las compañías escocesas que operan en la City decidieran trasladar su cotización a Escocia, se trataría del 28º mercado más importante del mundo. Pero no es probable. La legislación europea podría obligar a compañías, como el Royal Bank of Scotland, a trasladar su sede al país donde tiene más actividad: en su caso, Reino Unido restante. Los bancos escoceses ya han avanzado que trasladarían sus sedes al sur de a frontera en caso de separación.
7. ¿Pertenecería Escocia a la Unión Europea?
Con toda probabilidad, sí. El debate es cuánto tardaría en ser miembro. Los independentistas han admitido, y Bruselas lo ha dejado claro, que la separación dejaría a Escocia fuera de la Unión Europea. Una vez alcanzada la independencia, Escocia debería seguir, como cualquier otro Estado candidato, la ruta establecida en los tratados europeos para su ingreso. Pero también podría solicitar al Reino Unido restante que pida, a través de la vía que abre el artículo 48, una modificación de los tratados para que Escocia permanezca en la UE por una mayoría simple de los miembros. Así se evitarían años de incertidumbre, traducidos en costes y complicaciones burocráticas a ambos lados de la frontera.
Otra cosa es el futuro europeo de Reino Unido restante. Escocia es más europeísta que la media de Reino Unido. Sin sus votos, el resultado del referéndum sobre la permanencia en la UE de Reino Unido que Cameron ha prometido para 2017, si gana las próximas elecciones, no está nada claro. Un escenario, dentro de unos años, con una Escocia dentro de la UE y un Reino Unido fuera no sería descartable.
8. ¿Y a la ONU y la OTAN?
Una Escocia independiente debería solicitar convertirse en miembro de las Naciones Unidas, pero se trataría, en principio, de una mera formalidad. Sudán del Sur, el último país que se ha creado, logró entrar en la ONU días después de adquirir la independencia en 2011. Todo indica que Escocia no estaría, sin embargo, en el Consejo de Seguridad, a no ser que ganara uno de los 10 asientos sin derecho a veto que se eligen cada dos años. Lo natural sería que el Reino Unido restante, como Estado sucesor, sí mantuviera el derecho a veto, privilegio que comparte con EE UU, Francia, Rusia y China.
Existe el precedente de Rusia, que mantuvo su puesto en el Consejo de Seguridad después de desmembrarse la Unión Soviética en 15 países. En cuanto a la OTAN, el Gobierno escocés asegura que, después de un voto por la independencia, “declarará formalmente su intención de convertirse en miembro siguiendo los procedimientos normales”. Pero puede que su declarada intención de retirar de Escocia la base de submarinos nucleares de Trident entorpeciera su candidatura.
9. ¿Seguiría siendo la reina de Inglaterra la jefa de Estado?
El documento El Futuro de Escocia es claro a este respecto: “La propuesta del Gobierno escocés es que la reina seguirá siendo jefa de Estado en Escocia, de la misma manera que lo es en naciones independientes como Canadá, Australia y Nueva Zelanda”. “Esta será la posición”, prosigue, “siempre que el pueblo de Escocia siga deseando que nuestro país sea una monarquía”. La reina, por su parte, se declaró neutral en el proceso, aunque días después pidió a los escoceses que piensen “con mucho cuidado sobre el futuro”, en lo que se interpretó como un discreto apoyo al no.
10. ¿Qué ocurrirá con el deporte de competición?
La primera gran cita que se encontraría una Escocia independiente sería la de los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro en 2016. Un estudio encargado por el Gobierno escocés concluye que no habría impedimentos para que Escocia participara en los Juegos con su propio equipo. Pero la decisión depende del Comité Olímpico Internacional, cuyo vicepresidente Craig Reedie aseguró que para ello debería antes ser miembro de la ONU (ver más arriba).
El estudio, sin embargo, advierte de las dificultades de atraer a Escocia a deportistas integrados en la estructura olímpica de Reino Unido, sobre todo en los deportes de equipo. Y añade que los atletas deberían tener la posibilidad de elegir entre el equipo escocés o el británico. Por lo demás, el equipo de una Escocia independiente podría ser relativamente competitivo, si se tiene en cuenta que en los pasado Juegos de Londres los atletas escoceses eran un 10% del equipo británico pero participaron en un 20% de las medallas que este consiguió. En cuanto a la UEFA y a la FIFA, Escocia ya es considerada en los dos organismos del fútbol internacional como un Estado independiente, así que no debería haber cambios. ¿Y el Open británico de golf? Los organizadores ya han confirmado que, pase lo que pase, en 2015 seguirá jugándose en Saint Andrews.
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