Cameron llega a Escocia tras el apoyo de 200 empresarios a la independencia
200 ejecutivos escoceses se pronuncian en favor de la independencia Crisis ante la fuga de un diputado conservador al populista UKIP
David Cameron dejó Londres el jueves en medio de la crisis provocada por la fuga de uno de sus diputados al populista UKIP y se encontró a su llegada a Glasgow en medio de la batalla de la clase empresarial por el referéndum de independencia. Si la víspera, 130 ejecutivos publicaron una carta en contra de la independencia, el jueves fueron 200 los que se pronunciaron, esta vez en favor de la independencia.
La presencia de Cameron en Glasgow, en el primero de dos días en tierras escocesas, tenía como objetivo precisamente dirigirse a la clase empresarial en una cena de la patronal británica CBI (Confederation of British Industry's).
El acto de la CBI había sido clasificado como partidista por la comisión electoral que vela por la pureza del juego democrático en la campaña del referéndum. La presencia del primer ministro británico como invitado y encargado del discurso principal de la noche hizo que el acto recibiera el tratamiento de acto en defensa del no en el referéndum, por lo que el gasto total permitido quedó limitado a 10.000 libras y eso obligó a reducir a una cuarta parte de lo habitual el número de invitados y a reducir también la cantidad, y probablemente calidad, de la comida y bebida puesta a su disposición.
Las reglas son tan estrictas en Reino Unido que la propia CBI se vio obligada hace unos meses a dar marcha atrás en su intención inicial de registrarse para hacer campaña activa en contra de la independencia de Escocia. La organización había empezado a recibir la baja de instituciones que están obligadas a guardar su neutralidad política, como universidades, cadenas de televisión (la BBC decidió suspender de todas maneras su pertenencia a la CBI desde mayo hasta el día después del referéndum) o centros de estudios.
En su intervención del jueves por la noche ante los empresarios de la CBI, Cameron tenía previsto recordarles que el británico “es uno de los más antiguos y más exitosos mercados del mundo” y que más de un millón de empleos se apoyan en los intercambios entre Escocia y el resto de Reino Unido. “Escocia comercia dos veces más con Reino Unido que con el resto del mundo todo junto”, les recordó a los empresarios.
Probablemente se podría defender con argumentos similares la importancia económica que la Unión Europea tiene para Reino Unido, pero eso no impide que el Partido Conservador que lidera Cameron se debata en una profunda guerra interna entre los euroescépticos que quieren reformar la UE para que Reino Unido siga en ella y quienes defienden pura y simplemente la salida. Entre estos últimos está el hasta este jueves diputado conservador en los Comunes, Douglas Carswell, que ha decidido fugarse al UKIP y se va a presentar como candidato en representación de su nuevo partido en la circunscripción que hasta ahora representaba, Clacton, en Essex.
No es la primera vez que un conservador se fuga al UKIP, pero sí es la primera vez que la fuga de un diputado deja al UKIP en condiciones de que uno de sus candidatos sea elegido como diputado de los Comunes.
La fuga de Carswell es una sorpresa a medias. Es una sorpresa en el sentido de que nadie sabía que estaba planeando dar el triple salto mortal de traicionar a los conservadores, fugarse al UKIP y provocar así unas explosivas elecciones parciales a ocho meses de las elecciones generales de mayo que puede provocar un ataque de nervios a David Cameron.
Pero no es una sorpresa que se haya ido al UKIP porque son conocidas sus posiciones profundamente contrarias a la UE y su deseo de que Reino Unido se vaya. Y él mismo ha explicado que deja a los conservadores porque cree que Cameron no es serio y que la intención del primer ministro es conseguir que la UE acepte los mínimos cambios necesarios para que Reino Unido decida en 2017 votar a favor de seguir en la UE. Como el mismo Cameron ha dicho repetidas veces.
Para echar más leña al debate, las cifras oficiales reflejan un incremento de la llegada neta de inmigrantes de la Europa continental a Reino Unido de 243.000 personas en el primer trimestre de 2014, sobre todo italianos, polacos y españoles, frente a los 175.000 del año anterior.
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