Emilio Álvarez, estudioso de la cultura política nicaragüense
Fallece uno de los más lúcidos analistas de Nicaragua, que definió al gobierno de Daniel Ortega como una “dictadura refinada”
Nicaragua perdió el pasado jueves a una de las mayores figuras éticas de su política, el analista y excanciller Emilio Álvarez Montalván, quien falleció en su casa de las afueras de Managua a los 95 años. Álvarez Montalván (Managua, 1919) fue oftalmólogo de profesión, un político conservador y férreo opositor de la dictadura de Somoza, por lo que fue encarcelado en varias ocasiones.
Una de las personalidades más lúcidas del país, don Emilio —como lo llaman los nicaragüenses— dedicó su vida analizar las raíces de la cultura política de un país acostumbrado a caudillos. De esos análisis surgió La cultura política nicaragüense, un profundo ensayo que ahonda en los valores de los habitantes de este país, lectura obligatoria en las universidades y que puede encontrarse en la biblioteca de cualquier intelectual, político y catedrático nicaragüense.
Álvarez era una especie de sabio al que acudían políticos y periodistas nacionales o extranjeros en busca de consejos o análisis que permitieran comprender la convulsa política de este país centroamericano, un círculo aparentemente difícil de romper, con políticos ansiosos de perpetuarse en el poder, corrupción desmedida, machismo y matonismo. Montalván vivió y analizó a profundidad los procesos que han caracterizado la historia nicaragüense, desde los Somoza que miraban a Nicaragua como su finca, hasta Daniel Ortega, el exguerrillero Sandinista autonombrado como el “gallo ennavajado” de la política criolla y que ha reformado la Constitución para permanecer indefinidamente en el poder. De hecho, Álvarez Montalván calificó al Gobierno de Ortega como "una dictadura refinada".
“Somoza gobernó con el 80% de represión y el 20% de corrupción, ahora el porcentaje es al revés”, dijo en una de las últimas entrevistas concedidas. “El gran problema de este país es la falta de educación y la miseria, eso nos vuelve muy frágiles para que un hombre audaz se apodere del poder y nos domine fácilmente. Para mí, el caudillo y el dictador son un efecto de un medio débil y no una causa. Eso lo comprobé cuando salíamos de Somoza, vino otra dictadura (en los ochenta, tras la Revolución Sandinista), y ahora la tenemos de nuevo, una edición más refinada. Una cosa que tenemos que tener claro los nicaragüenses es que sólo la educación nos puede salvar de este círculo vicioso”, aseguró.
La única vez que Álvarez aceptó un cargo público fue durante la Administración del controvertido expresidente Arnoldo Alemán (1996-2001), acusado más tarde de corrupción y nombrado en su tiempo como uno de los mandatarios más corruptos de América Latina. Álvarez permaneció solamente dos años en el cargo. Más tarde trabajó impulsando el desarrollo de la sociedad civil en Nicaragua, país donde ésta es muy débil, y creó organizaciones como Ética y Transparencia, que fiscaliza el desempeño de las instituciones del Estado y la transparencia electoral.
Álvarez Montalván se definió como un “aficionado” a la política nicaragüense. Sus análisis podían leerse en La Prensa, el principal diario de Nicaragua, y más recientemente en la revista de investigación Confidencial. Uno de sus últimos análisis hacía referencia al proyecto de Daniel Ortega de construir un canal interoceánico en Nicaragua, el eterno sueño de este país para salir de la miseria. El analista dijo que la mega obra –para la que Ortega entregó una concesión de cien años al empresario de Hong Kong, Wang Jing– era una “ilusión” más dentro del “sentido mágico” de la historia política de Nicaragua.
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