La gran empresa de construir el Estado escocés
Un catedrático de Políticas dirige el grupo que estudia las implicaciones de la secesión
En solo 15 años, los que van desde que Escocia recuperó su Parlamento y Gobierno autonómicos, los escoceses han dejado atrás un silencio espeso de siglos para situarse a las puertas de la independencia, con un Estado por crear. A esa tarea se aplica desde hace un año Michael Keating, catedrático de Ciencias Políticas y director del Centro Escocés sobre el Cambio Constitucional. Por encargo del Gobierno escocés, Keating, reputado especialista en los procesos independentistas, dirige un grupo de investigadores que trata de establecer con datos y cifras las implicaciones de la separación para Escocia y para el resto de Reino Unido.
El trabajo es agotador. “Pero cuando nos sentimos cansados, nos decimos ‘¡venga, hombre, cómo vamos a quejarnos si estamos viendo la historia!”. Keating y los suyos lo mismo calculan el beneficio de la producción petrolera del mar del Norte —“supondría entre el 10% y el 20% de los ingresos por impuestos, la diferencia entre una Escocia deficitaria y una Escocia con superávit”— que diseccionan el comportamiento empresarial —“las patronales están en contra pero hay diferencias y algunos sectores a favor”— o analizan qué hacer con las armas atómicas en territorio escocés. “El traslado de las bases de submarinos nucleares es muy difícil”, explica.
Aunque los sondeos indican que casi dos terceras partes de los escoceses temen que el país quede “gravemente dividido” tras el referéndum, Keating se muestra confiado. “Hemos conseguido llegar hasta aquí evitando la confrontación social, que era nuestro gran peligro. Si todo el mundo se comporta de forma racional en su propio interés, no habrá confrontación social ni dentro de Escocia, ni entre Inglaterra y Escocia”, sostiene. Afirma que más del 40% de los votos a favor de la independencia supondría una victoria moral y por debajo del 30%, una grave derrota.
Hombre dialogante, cree que unionistas y nacionalistas pueden encontrarse en un terreno intermedio. “Los unionistas aceptan ahora la autonomía fiscal y los nacionalistas no hablan de ruptura. El objetivo no puede ser la independencia porque la independencia como tal no existe; lo que sí existe”, subraya, “es la posibilidad de crear un nuevo tipo de Estado. No hay un modelo a la vista que pueda inspirarnos”, reconoce Keating, pero añade: “A nosotros no nos gustan los modelos, somos pragmáticos”.
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