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Los Veintiocho otorgan a Albania el estatus de país candidato a la adhesión

Bruselas exige a la república balcánica mayor control de la corrupción y el crimen

Ignacio Fariza
El primer ministro de Albania, Edi Rama, durante la conferencia de prensa ofrecida hoy en Tirana.
El primer ministro de Albania, Edi Rama, durante la conferencia de prensa ofrecida hoy en Tirana.AP

Los Veintiocho han acordado este martes por unanimidad otorgar a Albania el estatus de país candidato a la adhesión a la Unión Europea (UE). A partir de este momento, la república balcánica iniciará unas negociaciones de adhesión que podrían durar varios años, habida cuenta de la intención europea de no seguir engrosando la nómina de Estados miembros, y tendrá que quemar varias etapas antes de integrarse en la Unión. Con una renta per cápita de 4.000 dólares, Albania es uno de los más pobres del área de influencia de Bruselas —a gran distancia de los casi 34.000 dólares de media en la UE— y presenta graves deficiencias en materia de control del crimen organizado y de la corrupción.

Aunque en los últimos meses la Comisión Europea ha dado muestras de la mejoría de Albania en los indicadores de integridad de sus administraciones, los tres países más poderosos de la UE —Alemania, Francia y Reino Unido— llevan tiempo expresando sus reservas sobre la inclusión de la pequeña república balcánica en el ramillete de Estados que apuran los plazos en el complejo proceso de adhesión al club comunitario. En el tramo final de negociación, los Gobiernos de República Checa, Dinamarca, Países Bajos y España también han ahondado en las reticencias sobre su potencial integración. Frente al entusiasmo integrador de mediados de la década pasada, la crisis económica, el auge de los movimientos euroescépticos y eurófobos y la decepción con los progresos democráticos de dos de los últimos países en entrar en la Unión —Rumanía y Bulgaria— han hecho mella en la forma en la que los Veintiocho encaran potenciales adhesiones.

A lo largo de la campaña electoral para las elecciones europeas, tanto Jean-Claude Juncker como Martin Schulz —cabezas de cartel de populares y socialistas europeos para la presidencia de la Comisión— dejaron entrever su rechazo a una ampliación del club comunitario en los próximos cinco años. Especialmente tajante se mostró el conservador, quien llegó a descartar cualquier adhesión durante la próxima legislatura. Esta escasa predisposición de los candidatos europeos a abrirse a nuevos socios contrasta con la voluntad de adhesión que ha expresado el 87% de los 2,8 millones de albaneses.

Más allá de la lucha contra el crimen organizado y la corrupción, el Ejecutivo comunitario exige a las autoridades albanesas la puesta en marcha de una amplia reforma de las administraciones públicas y de los tribunales de justicia —cuya independencia está en tela de juicio y despierta serios recelos en Bruselas— y que garanticen la protección de los derechos humanos mediante la aplicación de políticas antidiscriminatorias con las minorías. La UE también ha reiterado este martes que Albania debe intensificar su lucha contra el lavado de dinero y el tráfico de seres humanos y droga y ha apremiado a su Gobierno a reducir la presión migratoria sobre la UE con nuevas medidas para reducir las solicitudes “infundadas” de asilo.

Tras el paso dado hoy por los ministros de Exteriores de los 28 Estados miembros, Albania abandona el grupo de candidatos potenciales —en el que figuraba junto a Kosovo y Bosnia-Herzegovina— para pasar a formar parte del listado de países candidatos a la entrada en la UE, en el que compartirá estatus con Macedonia, Islandia, Montenegro, Serbia y Turquía (el país que más tiempo lleva a la espera de entrar en el club comunitario, desde 1999). Ambos grupos de países reciben ayuda financiera de la UE para adaptarse a los requerimientos que Bruselas impone para acceder a la Unión pero solo los candidatos formales tienen acceso a las partidas de desarrollo rural, regional y de recursos humanos. En 2013, las arcas públicas albanesas recibieron 95,3 millones de euros en concepto de ayudas a la preadhesión.

Albania ha sufrido años de inacción en reformas democráticas y económicas, pero la llegada de un nuevo Gobierno socialdemócrata y abiertamente europeísta en septiembre pasado ha relanzado sus aspiraciones de acometer los cambios institucionales que Bruselas requiere. Miembro de la OTAN desde 2008, Albania —como el resto de países de su entorno— fracasó en su adopción apresurada del capitalismo, lo que relegó a sus ciudadanos a los últimos lugares del continente europeo en las clasificaciones de desarrollo humano. La decisión unánime tomada hoy por los 28 Estados miembros permite a los albaneses mirarse en el espejo de las también balcánicas Croacia y Eslovenia, miembros de la UE desde 2004 y 2013 respectivamente.

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Sobre la firma

Ignacio Fariza
Es redactor de la sección de Economía de EL PAÍS. Ha trabajado en las delegaciones del diario en Bruselas y Ciudad de México. Estudió Económicas y Periodismo en la Universidad Carlos III, y el Máster de Periodismo de EL PAÍS y la Universidad Autónoma de Madrid.

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