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OBITUARIO

Víktor Sujodrev, intérprete de líderes soviéticos

Traductor en las más importantes negociaciones con EE UU

Víktor Sujodrev, entre Javier Pérez de Cuéllar y Leonid Brézhnev.
Víktor Sujodrev, entre Javier Pérez de Cuéllar y Leonid Brézhnev. ONU

Víktor Sujodrev, brillante intérprete de los líderes soviéticos desde Nikita Jrushchov hasta Mijaíl Gorbachov, falleció en Moscú a la edad de 81 años. La causa de su muerte, ocurrida el pasado día 16, fue un aneurisma, según Alexandr Lipnitsky, hijo de la tercera esposa de Sujodrev, Inga Okuniévskaya.

Famoso por haber sido el traductor ruso en las más importantes negociaciones con Estados Unidos y con otras potencias, fue a él a quien le tocó reproducir, al comienzo de su carrera en 1956, la famosa frase de Jrushchov “los enterraremos a todos” durante una recepción con los embajadores occidentales ante Rusia en la representación diplomática polaca.

Tres años después acompañaba a Jrushchov en la primera visita de un líder soviético a Estados Unidos. Desde entonces y hasta la perestroika de Gorbachov, se convirtió en testigo priviligiado —y con su traducción, en partícipe— de las cumbres de Rusia con Occidente.

Su prestigio llegó a ser tal que cuando Leonid Brézhnev recibió a Richard Nixon en Moscú en 1972, este no trajo intérprete a la reunión confiando plenamente en Sujodrev. “Me habían expresado que debería haber también un traductor del Departamento de Estado” en aquellas conversaciones, escribió el presidente norteamericano en sus memorias, “pero yo sabía que Sujodrev era un excelente lingüista que dominaba el inglés tan bien como el ruso y consideré que Brézhnev hablaría más libremente si solo había una persona más”.

Su brillante inglés lo adquirió en Londres, donde vivió 6 años con su madre, que trabajaba en la oficina comercial rusa, antes de regresar a Moscú a los 12 años. El padre fue espía en Estados Unidos (enviado a ese país en 1939, regresó a Rusia solo diez años más tarde) y fue quien se negó categóricamente a que su hijo siguiera sus pasos cuando la Dirección Principal de Espionaje (GRU, en la abreviatura rusa) del ministerio de Defensa se interesó por él. Por ello, después de graduarse en el departamento de francés del Instituto Militar de Lenguas Extranjeras, Sujodrev fue asignado al Ministerio de Exteriores y posteriormente se convirtió en el traductor de Jrushchov.

El rey de los intérpretes —calificativo que le dio el New York Times— cambiaba su acento al de un inglés o un estadounidense, dependiendo de a quién traducía, y lo hacía, según él, inconscientemente, “no por actuar”. “Me adaptaba sin notarlo”, afirmaba.

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“Sujodrev estaba presente pero no presente, vaciándose de su propio ser y deslizándose en la piel de la persona que hablaba, sintiendo como él, diciendo sus palabras”, escribía el citado diario en 2005 en un semblanza sobre el hombre de en medio.

Nacido el 12 de diciembre de 1932, Sujodrev se casó tres veces y tuvo un hijo, Serguéi, de su primera unión. Escribió unas memorias Mi lengua, mi amiga y los máximos dirigentes estadounidenses, desde Eisenhower hasta Reagan, escucharon a los líderes soviéticos a través de su voz. Cuando llegó Gorbachov al poder en 1985, Sujodrev dejó de ser el intérprete oficial del Kremlin, pero dos años más tarde el artífice de la perestroika lo llamó nuevamente para que tradujera durante su reunión con Ronald Reagan en Washington, en 1987, para firmar un tratado nuclear.

Hasta 1994 Sujodrev sirvió como diplomático en la sede de la ONU en Nueva York. Al regresar a Moscú se jubiló con rango de embajador extraordinario y plenipotenciario. Pero hasta el último momento siguió interesado en política internacional. No es de extrañar, pues, que últimamente estuviera muy preocupado por la crisis ucrania; como dijo su hijastro Lipnitski, “siguió siendo un diplomático y un político hasta los últimos minutos de su vida”. Sujodrev fue enterrado en el cementerio de Axínino, distrito de Odintsovo, cerca de Moscú.

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