_
_
_
_
_
OBITUARIO

Jean-Luc Dehaene, ‘bulldozer’ del europeísmo

El ex primer ministro belga fue uno de los más firmes candidatos a presidir la Comisión Europea tras la era Delors

Jean-Luc Dehaene, ex primer ministro de Bélgica, en 2011
Jean-Luc Dehaene, ex primer ministro de Bélgica, en 2011THIERRY ROGE (REUTERS)

Jean-Luc Dehaene (Montpellier, 1940), político democristiano que dominó un amplio período de la política belga y que fue uno de los más determinados defensores de la integración europea, falleció ayer tras una caída mientras disfrutaba de unos días de vacaciones en Bretaña. El dos veces primer ministro belga, que tenía 73 años, padecía de cáncer de páncreas.

Puede que parte de los rasgos que definieran la dilatada trayectoria política de Dehaene estuvieran ya presentes en el momento de su nacimiento, que se produjo mientras sus padres huían de las botas alemanas, que ya habían invadido Bélgica y la mitad de Francia. Acabada la guerra, estudió Humanidades Clásicas en el Colegio de los Jesuitas de Alost y posteriormente Derecho y Economía en las universidades de Namur y de Lovaina.

Miembro de la Conferencia Olivaint —la más antigua de las asociaciones estudiantiles belgas y semillero de vocaciones políticas—, Dehaene se introdujo en la vida pública a través de del Sindicato General de Trabajadores Cristianos, estrechamente vinculado al Partido Popular Cristiano (CVP). En los años setenta ocupó diversos cargos como fontanero de políticos flamencos y en 1981 ya se había convertido en ministro de Asuntos Sociales y Reforma Institucional, cargo que ocupó hasta 1988, fecha en la que fue designado viceprimer ministro y ministro de Comunicaciones y Reforma Institucional.

Hábil muñidor de pactos, Dehaene triunfó allí donde se habían estrellado Guy Verhofstadt y Melchior Wathelet. Estos dos pesos pesados de la política belga habían intentado en vano forjar un Gobierno de coalición de cristianodemócratas y socialdemócratas tras los graves enfrentamientos nacionalistas entre francos y valones de principios de los años noventa.

El multicolor primer Gobierno (1992-1995) de Dehane —integrado por cinco ministros socialcristianos flamencos, cinco socialistas francófonos, dos socialcristianos francófonos y cuatro socialistas flamencos— fue absolutamente decisivo, pues supuso la transformación del país en un auténtico Estado federal. Entre los puntos más oscuros de esa etapa figura la decisión de retirar las tropas belgas de Ruanda en abril de 1994, eliminando así una de las últimas barreras frente a la tremenda barbarie que pocos días después hundiría el país africano en uno de los peores genocidios del siglo pasado.

Dehaene, convencido europeísta al que su inagotable energía para las negociaciones intracomunitarias le valió el apelativo de ‘bulldozer’, presentó en marzo de 1993 su dimisión y la de su Gobierno al rey Balduino ante la imposibilidad de llegar a un acuerdo con sus ministros sobre el recorte presupuestario necesario para el mantenimiento del programa de convergencia previsto por la Comunidad Europea. Balduino rechazó su renuncia.

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

Cuando llegó el momento de sustituir a Jacques Delors en su largo mandato (1985-1995) al frente como presidente de la Comisión Europea, Dehaene era el más firme candidato al puesto. Sin embargo, después de uno de los más intensos cabildeos que se recuerdan en la UE, el entonces primer ministro británico, John Major, impuso su veto al político belga: muchos países veían a Dehaene como un candidato impuesto tras las bambalinas por un acuerdo francoalemán. El luxemburgués Jacques Santer terminó encabezando el Ejecutivo comunitario como solucíón de compromiso.

Desvanecidas sus aspiraciones a la máxima magistratura europea, Dehaene volvió a formar Gobierno (1995-1999) en su país. Su Ejecutivo estuvo una vez más integrado por cristianodemócratas y socialdemócratas, afrontó innumerables crisis, entre ellas el escándalo del asesino y pederasta Marc Dutroux y la torpe gestión de la crisis causada por una contaminación alimentaria masiva por dioxinas, motivo último de su posterior descalabro electoral, que puso punto final a más de cuatro décadas de hegemonía socialcristiana. Sin embargo, el correoso políico aguantó hasta el final de la legislatura. Su ejecutoria se caracterizó nuevamente por la prioridad que otorgó a la construcción de Europa. Progresivamente apartado de la política nacional, el Consejo Europeo de Laeken le nombró en 2001 uno de los dos vicepresidentes de la Convención para la Reforma de la UE, órgano encargado de las ampliaciones de la Unión. En los comicios europeos de 2004 y de 2009 fue elegido europarlamentario en la candidatura presentada por el Partido Popular Europeo.

Tras el estallido de la crisis financiera internacional, Dehaene fue nombrado (2008) presidente del banco francobelga Dexia. El veterano político metido a banquero dimitió en 2011, después de que la institución fuera nacionalizada tras sufrir pérdidas históricas.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_