La violencia regresa al este de Ucrania a dos días del referéndum
Kiev asegura haber causado 20 bajas en las filas rebeldes en el puerto de Mariúpol La población acusa al Ejército de disparar a civiles
Tras una semana de infructuosos intentos, con victorias fugaces frente a las fuerzas prorrusas, el Ejército ucranio, apoyado por la Guardia Nacional, se abrió paso definitivamente este viernes en Mariúpol, al sur de la provincia de Donetsk, dejando un reguero indeterminado de muertos: al menos una veintena entre las filas rebeldes (tres, según fuentes prorrusas). El nuevo estallido de violencia se produce cuando la operación militar para recuperar los bastiones “separatistas” daba señales de ralentizarse en el norte, en torno a Slaviansk, y en vísperas de que se celebre el referéndum de autodeterminación convocado por la autoproclamada República de Donetsk.
Imágenes de vídeos caseros mostraban a blindados y miembros de la Guardia Nacional en el centro de la ciudad, disparando contra civiles e incluso informadores —un colaborador de Russia Today resultó herido muy grave en el estómago—, mientras se sucedían los tiroteos y una columna de espeso humo negro salía de la comisaría de policía local, convertida en principal campo de batalla de la ofensiva. El cadáver de un agente, cubierto por una manta, yacía a la entrada, mientras otro cuerpo, presuntamente de un miliciano, se desangraba en mitad de la acera. A media tarde, las fuerzas de Kiev intentaban retomar el Ayuntamiento de Mariúpol, que se disputan encarnizadamente desde el lunes con los prorrusos. Según fuentes hospitalarias, tres personas murieron en los combates y 25 resultaron heridas.
El ministro del Interior, Arsén Avákov, informó en su página de Facebook que una veintena de rebeldes prorrusos y un soldado perdieron la vida al intentar asaltar los primeros la comisaría y ser repelidos por fuerzas gubernamentales; los rebeldes, por su parte, admitieron la pérdida de tres hombres. El humo negro que salía del inmueble, situado junto al puerto —el segundo más importante de Ucrania y el principal de la cuenca minera de Donbas—, era bien visible desde las afueras de la ciudad.
Según la versión de Kiev, el asalto se desencadenó cuando medio centenar de “terroristas” —la denominación del Gobierno para los milicianos prorrusos— intentó atacar el edificio para proteger a un grupo de agentes insurrectos acantonados. Fuentes prorrusas locales acusaron al Ejército y la Guardia Nacional de abrir fuego contra un millar de manifestantes que intentaban impedir la detención de presuntos agentes rebeldes. Varios ciudadanos intentaron parar uno de los blindados rodeándolo a pecho descubierto.
En paralelo a la extenuante ofensiva sobre Slaviansk, desde comienzos de semana ambos bandos pugnan por el control de varias sedes oficiales en Mariúpol, entre ellas la delegación de Interior y el Ayuntamiento, tomado alternativamente por los rebeldes y el Ejército. La resistencia de la población a Kiev se ha hecho patente en los actos de sabotaje a intereses gubernamentales, como el incendio de varias sucursales del PrivatBank, propiedad de Igor Kolomoyski, uno de los gobernadores designados en marzo por el Ejecutivo de Arseni Yatseniuk para apuntalar su control sobre el este del país.
La sangrienta ofensiva de Mariúpol, cuna de la histórica comunidad griega del mar Negro, se produce un día después de que el Ministerio de Defensa ucranio anunciara que seguiría adelante con la operación militar contra los bastiones prorrusos, al margen de la convocatoria del referéndum autonomista que se celebrará mañana en las provincias de Donetsk y Lugansk, en las que viven 6,5 millones de personas.
Mientras, en Donetsk, miles de personas salían a la calle para celebrar en un ambiente de fervor prorruso el Día de la Victoria, que conmemora la victoria soviética sobre la Alemania nazi en la II Guerra Mundial. Con exhibiciones de músculo como el desfile a paso ligero de 200 milicianos Kaláshnikov en ristre, miembros del batallón Vostok, los pacíficos festejos consagraron el fervor patriótico que anima la revuelta contra Kiev con eslóganes como “Donetsk es Rusia”, “Mariúpol resiste" o "Slaviansk mártir”. En la tribuna de oradores, junto a condecorados veteranos de la II Gran Guerra y descendientes de los caídos en la contienda que exhibían fotos y orlas de sus difuntos, tomó la palabra parte del directorio rebelde. “Somos rusos. Los nazis de Kiev no pasarán”, arengó Miroslav Rudenko, uno de los líderes de la República de Donetsk.
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