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“Hemos aguantado hasta el límite de nuestras fuerzas”

Un combatiente rebelde relata el asedio a Homs tras ser evacuado por Naciones Unidas y la Media Luna Roja de la ciudad rendida, capital de la resistencia

La ciudad de Homas, completamente destruída.Foto: reuters_live
Natalia Sancha

Abu Qusay, combatiente del Ejército libre sirio, marchaba el miércoles entre las cerca de 600 personas que abandonaron Homs tras el acuerdo sellado entre rebeldes y el régimen de Bachar El Asad. Acuerdo que ponía fin a los seis meses de completo asedio sobre los rebeldes sirios atrincherados en la ciudad vieja de Homs. Lo hacía con su arma y arrastrando los pies que hoy soportan 40 kilos menos perdidos durante el cerco.

“En la ciudad no hay campos que cultivar por lo que ya no nos quedaba más que matojos y hierbas que hervir para llevarnos a la boca. Pesaba 97 kilos antes del cerco, hoy peso 57” relata en una conversación vía Skype este insurgente de 44 años que, como muchos de sus compañeros, fue intoxicado tras ingerir malas hierbas. Su voz transmite más cansancio que vencimiento al tiempo que narra las penurias vividas durante los meses de cerco. Asegura que la gran mayoría del total de los 1.800 a 2.000 hombres que han de salir en autobuses custodiados por efectivos del Ejército sirio, la Media Luna Roja y Naciones Unidas, eran combatientes.

“En el acuerdo se han incluido a 45 personas que los rebeldes han entregado al Ejército sirio. Entre ellos 12 niños, 3 mujeres y 29 combatientes libaneses e iraníes que apoyaban al régimen. Tras liberar a los 15 primeros rehenes se procedió a la evacuación de la primera tanda de rebeldes, unos 600, incluidos 15 heridos”, confirma anónimamente un activista desde Homs.

“En los últimos meses el régimen intentó negociar en repetidas ocasiones una tregua con nosotros, pero nos negamos. Hemos aguantado hasta el límite de nuestras fuerzas. Ya no podíamos hacer nada más y aceptamos la mediación de Naciones Unidas” admite Abu Qusay, al tiempo que narra el asolador escenario que dejó atrás y que dista mucho de lo que recuerda de su ciudad natal hasta ayer considerada capital de la resistencia. Tras dos años de lucha en la ciudad vieja de Homs donde resistía junto con sus compañeros, Abu Qusay describe un lugar en el que no parece quedar indicio alguno de vida ni de los animales que fueron presa de la hambruna de los allí sitiados ni entre los edificios reducidos a la horizontal por los bombardeos y el fuego cruzado.

Apostado junto con su brigada en la posición de Bab Al Drei -en la ciudad antigua de Homs- este combatiente describe un férreo cerco bajo el que los rebeldes no lograron pasar ni alimentos ni armas. “No había forma de conseguir munición y se nos agotaron los morteros de fabricación casera. Eran nuestras últimas armas para responder al Ejército”. Ejército que a su vez protege a las poblaciones simpatizantes para con el régimen que aun habitan Homs y que hoy celebran también el cese de su propio cerco a manos rebeldes. “Como parte del acuerdo los rebeldes se han retirado de varias posiciones abriendo el cerco sobre varios pueblos en Homs y Alepo como las poblaciones alauitas expuestas también a la penuria de alimentos y medicación” añade el joven activista sirio.

La mayoría de los compañeros de armas de Abu Qusay se han replegado a 20 kilómetros al norte de Homs, en Dar Al Kabira, pero este combatiente ha optado por continuar el camino hacia la ciudad de Kasab en la frontera con Turquía donde espera reunirse con otros insurgentes que allí le aguardan. “Queremos evitar sumar más presiones a la población del rif -campiña- que puedan llevar a un ataque del Ejército sobre nuestra gente, civiles, que aun viven allí”.

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Consciente del repliegue de los grupos rebeldes en otras regiones al sur de la provincia de Homs ante el avance del Ejército sirio, este combatiente asegura que su retirada de la ciudad vieja de Homs es definitiva sin por ello renunciar a una futura victoria. “El régimen necesitaba recuperar la ciudad de Homs porque le proporciona una victoria simbólica de cara a la opinión pública que hoy se ha convertido en otra batalla crucial ante de los comicios que anuncia. Pero estamos tranquilos con nuestra decisión, que dadas las circunstancias nos permitirá seguir con vida y replegarnos en otras zonas”.

 La rendición no ha golpeado por igual a todos los que el miércoles abandonaban Homs, motivando algunos roces en los autobuses que los escoltaban. Abu Qusay deja su ciudad natal sin saber si podrá regresar, mientras que otros compañeros de huida originarios de distintas regiones apreciaban escapar del cerco con vida.

 Los refugiados asentados en Líbano y en permanente contacto con sus familiares que aun habitan la provincia de Homs, aseguran que la mayoría de las poblaciones simpatizantes con los rebeldes se encuentran aisladas de las ciudades por las posiciones del Ejército sirio en la zona. Los puestos militares sirven de cortafuegos ante las bolsas rebeldes para proteger las arterias principales que llevan de Homs al sur, hacia la capital Damasco, y hacia el noroeste hacia la ciudad costera de Latakia –feudo del régimen sirio-, al tiempo que protegen las zonas de población civil simpatizantes con el régimen y expuestas a los ataques de los rebeldes.

 Ante la mención de las elecciones presidenciales sirias fechadas para el próximo 3 de junio, Abu Qusay no logra contener una carcajada. “Si hubiéramos podido participar en unas elecciones presidenciales reales, entendidas como entre más de un único candidato, no hubiéramos empezado una revolución hace tres años” se lamenta.

 Exhausto pero agradecido de seguir con vida, este combatiente que no ha visto a su familia desde el inicio del conflicto en marzo de 2011, asegura que ninguno de sus hombres se dará un atracón esta noche. “Algo de frutas y líquidos será todo lo que nuestros estómagos puedan soportar tras unos últimos días de inanición forzada”, afirma.

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