Ucrania ofrece autonomía por paz
El primer ministro ucranio viaja a Donetsk para tentar a los prorrusos con más autogobierno a cambio de la rendición El mayor oligarca local respalda una salida dialogada a crisis
El oligarca Rinat Ajmétov, dueño de la primera fortuna de Ucrania y de un imperio industrial y financiero en Donetsk, exhortó este viernes al primer ministro interino, Arseni Yatseniuk, a resolver mediante la negociación el conflicto con los manifestantes prorrusos, que, atrincherados en el edificio de la Administración Regional, desafían a Kiev desde el domingo pasado.
El jefe del Gobierno ucranio mantuvo, en una breve visita de reconocimiento a zonas del Este del país, una reunión con políticos, funcionarios y empresarios en Donetsk. “En el marco de una Constitución reformada, podremos satisfacer las demandas concretas de cada región”, dijo Yatseniuk. Aunque el primer ministro es partidario de delegar competencias en las regiones, no está claro hasta dónde quiere ceder poderes la Administración central para forjar un compromiso que satisfaga a los habitantes de las regiones orientales de Ucrania, los cuales creen ser víctimas del expolio económico del centro (al que entregan más de lo que reciben) y de cargas fiscales cada vez más abusivas.
Durante el encuentro, Ajmétov hizo un vehemente alegato a favor del diálogo con los ocupantes de la Administración. “La situación en la región es muy difícil hoy”, dijo el oligarca, según el cual “la gente quiere que se escuche la voz de Donbás [la cuenca carbonífera donde están las provincias de Donetsk y Lugansk]“ y también “respeto” y “un buen sueldo”. “En definitiva, la gente quiere una vida mejor”, recalcó. Para ello, “el único camino correcto son las negociaciones”, afirmó el empresario, que se manifestó en contra de la violencia, el derramamiento de sangre, las ocupaciones y los robos de armamento. “Creo firmemente que necesitamos sentarnos a la mesa de las negociaciones y llegar a un acuerdo”, sentenció.
Ajmétov, que en la noche del lunes al martes, acudió a dialogar con los ocupantes de Administración Regional, apoya la cooficialidad del ruso con el ucranio y la descentralización del poder.
Las autoridades de Ucrania, tanto ahora como en el pasado, trazan una línea roja entre descentralización y federalismo y equiparan este último al separatismo, un delito por el que se acaban de incrementar las penas de cárcel. Las tendencias secesionistas prorrusas, que hoy son abrazada activamente por los partidarios de la autoproclamada República Popular de Donetsk (RPD), eran marginales en su forma actual antes de la crisis política en la que degeneró la pugna por obligar a Ucrania a decidirse entre la Unión Europea, en torno a Bruselas, y la Unión Euroasiática, en torno a Moscú, dos proyectos que se presentaron como mutuamente excluyentes.
Yatseniuk dijo en Donetsk que el mantenimiento de la paz y la integridad del Estado son las principales tareas que se plantean las autoridades. “Tenemos que decir a la gente que hoy es difícil, pero que sabemos cómo asegurar mañana los puestos de trabajo, cómo incrementar los sueldos, cómo atraer a los inversores, cómo dar más competencias, cómo actuar de modo que la gente esté satisfecha de la vida”, manifestó el político, según el cual la prosperidad económica es la “mejor receta” para la unidad del Estado.
En el programa televisivo titulado Diálogo con el Este, Yatseniuk opinó que se requieren dos años para salir de la crisis. Dada la explosiva combinación de crisis política, crisis económica y crisis de identidad, es difícil saber si el Estado ucranio, mutilado por la anexión rusa de Crimea, puede resistir tanto tiempo sin sufrir más conmociones de envergadura.
Aparte del tema de la lengua, existen importantes similitudes entre los ciudadanos de Ucrania que se manifestaban en contra del derrocado presidente Víctor Yanukóvich y a favor de Europa el otoño pasado en Kiev y los que se manifiestan ahora en Donetsk en contra del Gobierno provisional ucranio y a favor de Rusia: Todos ellos tienen sueldos miserables, que consumen en gran medida en servicios como calefacción, electricidad y gastos comunitarios, y no ven ninguna perspectiva de mejora. En Donetsk la sensación de estar sometidos a una escandalosa explotación se ve agravada por accidentes como el de este viernes, cuando siete personas murieron y otras nueve resultaron heridas graves a consecuencia de una explosión de metano en la mina de Skochinski. El ministro del Carbón, Yuri Prodan, atribuyó el accidente a “negligencia en las normas de seguridad”.
Los manifestantes de Donetsk y el gobernador provincial, Serguéi Taruta, negociaron el jueves sin llegar a ningún acuerdo. Taruta y su equipo proponían patrullas mixtas entre la policía, la guardia de tráfico y los manifestantes, desalojo de la Administración (con posibilidad para los manifestantes de instalarse en otro edificio distinto), creación de un grupo mixto para reformular los planteamientos que los manifestantes tratan de someter a referéndum en mayo, sesiones mixtas entre el Parlamento regional y el Consistorio municipal y amnistía para los ocupantes de la Administración.
A la posición del gobernador, los atrincherados respondieron que consideraban posibles las patrullas mixtas. Dijeron además que estaban dispuestos a ceder dos pisos del edificio de la Administración para que pudieran trabajar los funcionarios necesarios para el pago de pensiones, subvenciones y sueldos, se negaron a modificar su convocatoria de referéndum en un trabajo conjunto con las autoridades y pidieron la liberación de los miembros del movimiento prorruso detenidos y acusados de separatismo, como el líder Pável Gúborev. El gobernador no aceptó la contrapropuesta.
Los ocupantes de la Administración Provincial están divididos, señala el historiador Serguéi Buntovski, del partido El Bloque Ruso, según el cual "los sectores radicales" se apoderaron de la iniciativa en un mitin de de 5.000 a 6.000 personas el pasado domingo y las llevaron al asalto de la Administración, donde coexisten hoy fuerzas diversas, ya que los sectores prorusos moderados acabaron por apoyar a los radicales. Buntovski opina que los activistas radicales "están dispuestos a sacrificarse y morir para dar a Rusia la posibilidad de traer tropas en defensa de los rusos", pero que Moscú no llegará a intervenir militarmente en Donetsk. En esta región "no se llegará a los "hombrecillos verdes" (militares rusos sin identificación) como en Crimea, sino que Rusia presionará diplomática y económicamente a favor de los derechos de los ciudadanos del Este de Ucrania". "Parte de la ciudadanía confía en que Rusia se inmiscuirá, pero yo creo que Rusia físicamente no tiene posibilidades de hacerlo, así que no podemos arrastrarla a esta aventura", señala Buntovski, cuyo partido, afirma, se ve amenazado con la ilegalización por parte del ministerio de Justicia de Ucrania. El político afirma que la policía de Donetsk está dividida en torno a un eventual asalto al edificio, en parte por las sospechas de que en él están las armas que desaparecieron durante una temporal ocupación de la sede local del Servicio de Seguridad del Estado. En cuanto a los ocupantes de la administración, "tomaron el edificio, pero no pueden desarrollar la situación, así que esperan a que Kiev responda, pero Kiev no puede responder de forma adecuada".
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