Uruguay trata de resolver la crisis del fútbol a dos meses del Mundial
El Gobierno de Mujica se reúne con los dirigentes de clubes para reflotar la situación tras la dimisión de la cúpula federativa
A dos meses del Mundial, el fútbol uruguayo ha quedado sumido en una profunda crisis después de la dimisión de toda la directiva de la Asociación de Fútbol Uruguayo (AUF), principal órgano dirigente de ámbito nacional y miembro de la FIFA.
El problema de la violencia en los estadios, añadido a una dura pelea por los derechos televisivos de las eliminatorias del Mundial de Rusia 2018, se llevó por delante a una directiva a la que se le atribuye el renacimiento de La Celeste, la selección nacional de Uruguay.
El pasado 26 de marzo un partido de Copa Libertadores entre el local Nacional y el argentino Newell’s terminó con una batalla campal. Hubo 28 policías heridos, 40 detenidos y un inmenso caos captado por todas las televisiones. En Uruguay, el fútbol es casi una religión y acudir a los estadios, no menos de 27 en Montevideo, es una práctica familiar tradicional cada vez más amenazada por la violencia.
El presidente José Mujica decidió intervenir personalmente y forzar a los clubes a buscar soluciones. Como muestra de fuerza, el Gobierno uruguayo retiró la presencia policial del Estadio Centenario y del Parque Central, la cancha propiedad de Nacional, hasta no obtener dos garantías: la quita de puntos a los clubes involucrados en disturbios prevista por la FIFA y la compra de software para lograr un reconocimiento facial de los hinchas peligrosos dentro de las canchas.
El dueño del fútbol uruguayo
Francisco “Paco” Casal, exjugador de fútbol que hizo fortuna con el traspaso de jugadores uruguayos, domina desde hace años la retransmisión televisada de los torneos locales y las eliminatorias del Mundial . Y no solo a golpe de talonario, sino mediante una red de apoyos en los clubes y las altas esferas de la política que unidas a su estilo personal, abiertamente ostentoso, lo convierten en un personaje odiado y temido en Uruguay. El empresario también tiene partidarios entre quienes lo consideran un benefactor de los equipos y jugadores más modestos.
Casal, que en una ocasión se declaró el hombre más rico de Uruguay, es además poderoso. En noviembre del 2013 el presidente uruguayo José Mujica firmó una resolución que terminó con el expediente en su contra abierto por la Dirección General Impositiva. Las autoridades le reclamaban al empresario 10 millones de dólares por evasión de impuestos en los traspasos de jugadores. El ex presidente Tabaré Vázquez, también del izquierdista Frente Amplio y favorito de cara a las presidenciales que tendrán lugar este año, se había mostrado favorable a la decisión asegurando que es mejor “un mal arreglo que un buen pleito”. Los abogados de Casal amenazaban con demandar al Estado uruguayo por 300 millones de dólares en concepto de “contratos perdidos”.
La intervención del Gobierno precipitó las cosas y después de una serie frenética de reuniones, declaraciones a la prensa y desmentidos, el pasado fin de semana se suspendieron los partidos de la liga nacional cuando la Mutual Uruguaya de Futbolistas anunció que sin custodia policial los jugadores no saldrían a las canchas.
Entonces empezaron a llover las críticas sobre la AUF, inmersa desde hacía meses en lo que la prensa calificó de “guerra” con el poderoso empresario Francisco Casal, conocido como el “dueño del fútbol uruguayo”. La mala relación de los dirigentes del fútbol uruguayo y el empresario, propietario de las cadenas de televisión VTV y GolTV, era un secreto a voces, pero la idea de la AUF de organizar una licitación internacional para vender los derechos de las eliminatorias del Mundial Rusia 2018 agravó la situación.
Francisco “Paco” Casal, exjugador de fútbol que hizo fortuna con el traspaso de jugadores uruguayos, domina desde hace años la retransmisión televisada de los torneos locales y las eliminatorias del Mundial.
Durante las negociaciones para los derechos de las eliminatorias de Brasil 2014 el ahora dimitido presidente de la AUF, Sebastián Bauzá, decidió disputarle el terreno y durante una negociación durísima logró que desembolsara 7 millones de dólares, todo un récord.
En medio de la pelea Bauzá denunció amenazas del entorno de Casal contra su persona y su familia, ampliamente recogidas por la prensa pero nunca aclaradas.
Con vistas al Mundial de Rusia del 2018 la AUF decidió subir las apuestas debido al aumento del valor comercial de la selección nacional, que entre tanto quedó cuarta en Sudáfrica, ganó la Copa América y está entre los diez primeros del ranking FIFA. Según varias fuentes consultadas por EL PAIS que pidieron el anonimato, Casal respondió federando a varios clubes pequeños contra la dirigencia de la AUF hasta tener a sus dirigentes acorralados. Una versión que recoge también el martes el periódico El Observador en un extenso artículo que no aparece firmado.
Después de la sonada renuncia de la directiva de la AUF, dos periodistas de la televisión Canal 4 denunciaron “el desenlace de una campaña desestabilizadora que se viene ejecutando desde algunos meses y que tiene como objeto proteger los intereses del empresario Francisco Casal “.
Fue un hecho excepcional ya que los vaivenes y conflictos relacionados con el empresario son un tabú en Uruguay, especialmente en la prensa.
A pocas se semanas del inicio del Mundial de Brasil, con una Celeste prometedora y rodeada de la máxima expectación, el principal órgano de dirección del fútbol uruguayo ha quedado descabezado. Nadie sabe cuándo se reanudarán los partidos de la liga nacional. Ante la gravedad de la situación, el Gobierno dirige ahora el proceso para sacar al fútbol uruguayo de la crisis con sendas reuniones con los dirigentes de los equipos nacionales.
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