La policía dispersa una concentración en apoyo de María Corina Machado
La líder opositora quería ir hasta la Asamblea para recuperar su escaño pero el despliegue de seguridad impidió la marcha
Una concentración mucho menos numerosa que, por ejemplo, la congregada en ese mismo lugar cuando Leopoldo López se entregó a las autoridades policiales hace seis semanas, se celebró en la Plaza Brión de Chacaíto en Caracas este martes en señal de apoyo a María Corina Machado, la dirigente opositora venezolana a la que de manera expedita el chavismo –que controla la Asamblea Nacional y el Tribunal Supremo– despojó de su investidura de diputada. La convocatoria de este martes no revestía el dramatismo de aquella en la que el líder del casi proscrito partido Voluntad Popular acudía a ponerse en manos de sus perseguidores.
Aun así, Machado, la diputada más votada de la Asamblea Nacional –con el aval de casi 250.000 electorales– supo imprimirle intensidad al acto. “Vengo a hablarles como venezolana, como madre, y como su diputada que soy”, dijo arrancando vítores entre los millares de personas presentes.
Machado había llamado desde el día anterior a sus seguidores a reunirse en ese punto neurálgico de Caracas. Había anunciado que después de dirigirse a sus electores, ciudadanos de la circunscripción del Estado de Miranda, partiría rumbo a la sede de la Asamblea Nacional para tratar de recuperar su escaño de manera simbólica.
Sin embargo, desde temprano, el Gobierno había dispuesto todo para que eso no ocurriera. En los alrededores del Palacio Legislativo, en el casco histórico de Caracas, cientos de agentes formaban parte de una operación de seguridad desplegaba por la Guardia Nacional y la Policía Bolivariana en cordones consecutivos. En la zona se llegaron a juntar 30 tanquetas antimotines. Y como última línea defensiva, cientos de manifestantes prooficialistas, convocados por el Gobierno para “denunciar a María Machado”, se agruparon en los flancos del edificio.
En Chacaíto, desde donde Machado pensaba partir hacia la Asamblea, también se tomaron previsiones. Al menos dos frentes de policías antidisturbios, que terminarían arrojando bombas lacrimógenas a granel y obligando a la líder opositora a salir escoltada por sus seguidores, se habían preparado para impedir que los seguidores de Machado cruzaran hacia el oeste la frontera del Municipio Libertador (centro de Caracas), el muro invisible que el Gobierno de Nicolás Maduro ha instaurado como límite para las protestas opositoras.
Bajo la vigilancia de las autoridades, el acto incluyó intervenciones de dirigentes juveniles y de algunos de los diputados, como Andrés Velásquez y Richard Blanco. El alcalde metropolitano de Caracas, Antonio Ledezma, en su intervención, anunció que había recibido una comunicación del Tribunal Supremo de Justicia en la que se le notifica la apertura de un juicio por desacato, el expediente que el oficialismo ya ha utilizado para destituir a otros alcaldes de oposición en las últimas semanas.
En su breve discurso, María Corina Machado dijo ser consciente de que las decisiones que tomaba durante este día marcarían “el resto de mi vida” y denunció la confabulación de tres poderes venezolanos, el Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial, más que para perjudicarla a ella, “para obedecer las órdenes de una potencia extranjera, Cuba”.
En vista de ello, la líder opositora –a quien el gobierno responsabiliza directamente, junto a Leopoldo López, como presuntos cabecillas de la ola de protestas y desórdenes que ha estremecido a Venezuela durante seis semanas– subió el precio de su aprobación a un acomodo institucional que busque apaciguar la revuelta callejera: “Ni cuotas ni parches”, puso sus condiciones, “exigimos la renovación completa de los poderes públicos”. Pidió la renuncia de la Fiscal General y la Defensora del Pueblo –ambas seguidoras del oficialismo– y la sustitución de todos los rectores del organismo electoral y no solamente de aquellos tres a quienes se les venció el periodo.
Al concluir su intervención, Machado abordó una motocicleta que la llevó a los aledaños de la Asamblea Nacional, a la que infructuosamente intentó acceder. Pero todavía no había dejado la concentración cuando los piquetes de agentes antidisturbios empezaron a lanzar bombas lacrimógenas para dispersarla. La parlamentaria destituida –también exprecandidata presidencial– sintió los efectos de los gases. La represión fue el punto de partida de disturbios y combates con las fuerzas de seguridad, que continuaron durante la tarde-noche en las zonas contiguas de El Rosal, Las Mercedes y Chacao, cuyo alcalde, el opositor Ramón Muchacho, cifró en al menos 13 los heridos en su municipio.
Hacia el anochecer seguían desplegadas las fuerzas militares y policiales en torno a la sede legislativa. En su interior se desarrollaba una sesión ordinaria de la Asamblea Nacional en la que el presidente del parlamento, el exteniente del ejército Diosdado Cabello, apuraba con fórceps la designación de dos comisiones de diputados para la elegir a los postulados para el Tribunal Supremo de Justicia y el Consejo Nacional Electoral. Un diputado de oposición, Julio Borges, dirigente del partido Primero Justicia (PJ), logró el derecho de palabra para pedir la restitución del fuero de Machado, así como de los de Richard Mardo y María Aranguren –otros dos diputados de oposición destituidos–. Protestó por el hecho de que funcionarios militares controlaran el paso de diputados opositores hasta el hemiciclo.
Mientras tanto, la curul de María Corina Machado, sin nombre, seguía desocupada.
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