Las autodefensas de Guerrero reclaman la atención del Gobierno
Los civiles armados avanzan con el objetivo de llegar a la capital del Estado, asolada por la delincuencia El gobernador de la entidad ofrece dialogar con los grupos para frenar su avance
La tensión en el Estado de Guerrero (suroeste de México) va en aumento con el avance de los grupos de autodefensa, que se han fijado como objetivo la ciudad de Chilpancingo, la capital de la entidad (de 187.000 habitantes). La Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), que engloba a estas células armadas compuestas por civiles que se han levantado en armas en contra de los delincuentes, desean brindar seguridad a una ciudad asolada por el crimen y exigir a las autoridades programas productivos para sus comunidades. El gobernador de la entidad, Ángel Aguirre, ha ofrecido negociar con los guardias para frenar su avance. La entrada de las autodefensas a Chilpancingo sería un hito. Nunca un grupo de estas características ha desfilado por la capital de una entidad a más de un año de la aparición de estas agrupaciones.
La noche de este martes Pioquinto Damián Hurtado, un empresario y exdiputado federal, fue atacado por individuos armados en su vehículo mientras circulaba por las calles de Chilpancingo. “Me acaban de balacear, por favor en el cuartel del ejército”, decía el mensaje de texto que el político, resguardado en una zona militar, le envió a algunos conocidos. Hurtado resultó herido pero sobrevivió. La esposa de su hijo falleció en la emboscada. Este comerciante ha mostrado abiertamente su apoyo para que las autodefensas entren a la capital a hacerse cargo de la seguridad. Los civiles armados llevan operando más de un año en este Estado cercano al Pacífico, uno de los más pobres del país y cuna de movimientos guerrilleros.
Pioquinto Damián es uno de los mayores críticos del alcalde de la capital, Mario Moreno Arcos, del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Horas antes de sufrir el incidente, Hurtado había estado en una asamblea en una zona popular tomada por las autodefensas. Allí, el político lanzó duros señalamientos en contra del alcalde priista.
Las policías comunitarias llegaron este martes a la comunidad de Mazatlán, a quince minutos de la capital. A su marcha se toparon con 30 militares que les impedían el paso e insistían en desarmarlos. “En Michoacán el grupo de autodefensa porta armas de grueso calibre, aquí son escopetas para cazar conejos en el campo”, dijo a los soldados Gonzalo Torres, uno de los miembros de la UPOEG. Poco tiempo después el grupo, formado por 26 guardias que viajaban en cuatro camionetas y que era respaldado por cientos de personas de la comunidad, pudo sortear el obstáculo.
El gobernador de Guerrero, Ángel Aguirre, ha ofrecido dialogar con los grupos de autodefensa. “No voy a esperar en ningún momento a que la federación venga a resolver los problemas de mi estado. Es un momento para reflexionar y en ese sentido abriremos un diálogo”, señaló Aguirre este miércoles en una clara referencia a lo que ha sucedido en el vecino estado de Michoacán, donde el Gobierno federal nombró a un comisionado encargado de la seguridad. El pasado lunes el funcionario designado por Enrique Peña Nieto firmó un acuerdo con células similares que se han levantado en armas en contra del cártel de Los Caballeros Templarios. El acuerdo legaliza a este tipo de agrupaciones.
Bruno Plácido, un indígena mixteco, que dirige la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero, que engloba a estos cuerpos armados, ha señalado que está dispuesto a dialogar con el Gobierno. El líder ha dejado claro que los conflictos en Michoacán y en Guerrero son “diferentes, pero su origen es el mismo”. Su organización ha pedido a las autoridades garantizar la seguridad y ofrecerles programas productivos para su desarrollo.
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