Abbas acepta un periodo de transición a la independencia palestina de tres años
El presidente Mahmud Abbas dice que es el tope de presencia israelí en un Estado palestino
En una de sus mayores concesiones en esta ronda del proceso de paz iniciada en julio, el presidente palestino, Mahmud Abbas, ha dicho este martes que aceptaría una presencia militar israelí en un futuro Estado soberano e independiente, por un plazo máximo de tres años. “Quien proponga un periodo de transición de 10 o 15 años no quiere de verdad replegarse”, dijo Abbas en una entrevista reproducida este martes en una conferencia sobre seguridad. Aquellos ministros del gobierno israelí que apoyan la creación de un Estado palestino y se han pronunciado al respecto han planteado plazos de entre 10 y 40 años.
“Un periodo de transición no puede superar tres años, durante los que Israel podría retirarse gradualmente”, dijo Abbas en la entrevista, realizada en árabe, emitida en el Instituto de Estudios de Seguridad Nacional israelí y publicada por la agencia palestina Maan. “Estamos dispuestos también a que una tercera parte tome el lugar de Israel durante y después del repliegue para disipar las preocupaciones y ofrecer garantías a ambas partes de que las cosas seguirán adelante con normalidad”, añadió.
Israel, sin embargo, ha rechazado en las negociaciones la presencia de una fuerza internacional de Naciones Unidas o de la Alianza Atlántica en suelo palestino.
Ambas partes se han dado hasta el 29 de abril para negociar y lograr un acuerdo, a instancias del secretario de Estado norteamericano, John Kerry. Este martes se reúne una delegación palestina con él en Washington. En las pasadas semanas, el jefe de la diplomacia estadounidense ha preparado un acuerdo marco que presentará a israelíes y palestinos, para que se lo acepten en su totalidad o en partes, facilitando así una prórroga del proceso negociador, que había quedado congelado durante tres años.
La Casa Blanca le ha encargado al general retirado John Allen, excomandante de las fuerzas internacionales destacadas en Afganistán, un plan de seguridad en el caso de que se firme un acuerdo de paz, con especial atención al valle del río Jordán, que separa los territorios palestinos del reino de Jordania. Hay una gran resistencia por parte de la cúpula militar israelí a abandonar esa zona, que considera como una barrera crucial para su seguridad. En un discurso en octubre el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dijo que para el Estado israelí es necesaria “una frontera de seguridad en el valle del Jordán”.
Si Israel mantiene el control del valle del Jordán, rodearía la práctica totalidad de las fronteras del territorio de un Estado palestino en Cisjordania. Gaza linda al sur con Egipto.
Para los negociadores palestinos la presencia israelí en el valle del Jordán obedece a razones económicas y no de seguridad. Según la Organización para la Liberación de Palestina los asentamientos agrícolas en esa zona le reportan a los israelíes que la cultivan más de 600 millones de dólares al año. A los palestinos, denuncia, solo se les deja sobre un 4,7% de la tierra de ese fértil valle, donde hay numerosos campos de dátiles.
El proceso de paz ha estado a punto, de nuevo, de romper la coalición de gobierno en Israel, en la que tienen representación varios líderes colonos. El viernes, en el transcurso de tres entrevistas con Kerry en una conferencia económica en Davos, Netanyahu le dijo que no tiene intención de evacuar a ningún colono judío de Cisjordania y que está dispuesto a aceptar que los que lo deseen vivan bajo soberanía palestina. Su propio ministro de Economía, Naftalí Bennett, del partido Casa Judía [Habayit Hayehudi] calificó esas garantías de “irracionales” y “peligrosas”.
Israel ocupó lo que ahora es Cisjordania y Jerusalén oriental, entonces bajo control del reino jordano, en la guerra de 1967. Hoy viven en esa zona unos 500.000 colonos judíos. La gran mayoría, en unos bloques de asentamientos que en un futuro acuerdo se anexionarían a Israel a cambio de terrenos similares en tamaño, según fuentes diplomáticas.
En su entrevista de este martes Abbas quiso disipar una de las grandes dudas sobre los compromisos palestinos en este proceso negociador. ¿Cómo puede Israel tener garantías de que la paz será fiable y duradera si en la franja de Gaza, separada de Cisjordania, gobierna el grupo islamista Hamás, enemigo declarado suyo? “Hamás no es un problema, déjennoslo a nosotros”, dijo. “Sellaremos un acuerdo con Israel en nombre de todo el pueblo palestino, en Cisjordania, Gaza y en el exilio”.
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