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La ONU denuncia la lentitud de la entrega de ayuda en Yarmuk

La Agencia para los Refugiados Palestinos considera lo que se ha hecho una "gota en el océano"

El campo de Yarmuk tras los bombardeos del ejercito sirio en una foto distribuida este miércoles por la ONU.
El campo de Yarmuk tras los bombardeos del ejercito sirio en una foto distribuida este miércoles por la ONU.AFP

Tras siete meses de cerco por parte de las tropas del régimen sirio, el sábado se rompía el bloqueo de Yarmuk, el campo de refugiados palestinos de Damasco. Por fin comenzaba a entrar ayuda humanitaria –alimentos y medicinas, esencialmente- y se activaba el rescate de enfermos, desde ancianos con males crónicos agravados por la falta de tratamiento a niños desnutridos, en un barrio donde se calcula que entre 20 y 50 personas han muerto de hambre en los tres últimos meses. Sin embargo, hoy la UNRWA, la Agencia de Naciones Unidas para los Refugiados Palestinos, ha denunciado que el reparto de víveres está siendo “dolorosamente lento” y que apenas “un pequeño grupo de familias” se está beneficiando por ahora de los portes.

El portavoz de este organismo en Jerusalén, Christopher Gunness, ha explicado que, pese a los “persistentes esfuerzos” de su personal sobre el terreno, sólo “unos pocos cientos” de paquetes han sido entregados en estos días y que hay “miles [de civiles] más que están aguardando desesperadamente su turno”. En total han llevado ya 109 cajas de víveres, 16 latas de halawa y 20 sacos de arroz, de medio kilo cada uno, “una gota en un océano”.

Los retrasos se deben a varios motivos. El principal es que una ONG palestina local ha confeccionado una lista con 5.000 nombres de vecinos, aprobada por mandos militares del Ejército de Bachar el Asad, y quien no esté incluido en ella no recibe asistencia. “Hay civiles vulnerables” que van y vienen al puesto de distribución, con la esperanza de que los añadan, denuncia el organismo de la ONU. La orden de limitarse a esos vecinos es de “altos mandos” militares. El chequeo de esa lista “consume muchísimo tiempo”, impidiendo un flujo normal de las labores de asistencia. “Pese a las protestas” de UNRWA, el proceso no se ha acelerado.

Además, denuncian, la ubicación del punto donde se entrega la ayuda, en la calle Sama, obliga a que los residentes de Yarmuk crucen la línea de fuego, es un lugar “expuesto”, cuando el lugar podría colocarse en una zona más próxima a las viviendas, haciendo el camino más seguro y más corto.

Aunque UNRWA afirma que las instituciones sirias “están facilitando la distribución”, a lo que se comprometieron el pasado sábado, hace falta “acelerar” el proceso. “Apreciamos las medidas adoptadas pero insistimos firmemente en que debería hacerse más para hacer llegar a muchos más civiles y lograr un acceso humanitario seguro”, añade Gunness.

El relato del día de ayer, por ejemplo, muestra el desesperante proceso. Sólo para cruzar la entrada del campo –donde llegaron a vivir 250.000 palestinos y sirios y que hoy no tiene más que a 18.000 personas; el resto han escapado de las bombas y el cerco- el personal de UNRWA tardó 40 minutos. Tuvo que desplazarse un kilómetro al sur, hasta el punto de reparto, otros 20 minutos entre escombros para acabar a 100 metros del frente de batalla. Empezó la revisión de la lista de beneficiarios y “numerosos civiles” fueron rechazados, un proceso de horas controlado por las fuerzas gubernamentales. Un rescate de enfermos paralizó nuevamente el recuento. Sólo hubo, finalmente, dos horas de trabajo seguido a primera hora de la tarde, un tiempo en el que se repartieron 26 paquetes de víveres.

La ONU ha pedido un “acceso humanitario pleno” con posibilidad de entregar artículos de socorro “a todos los civiles”, una solicitud que el Gobierno de Damasco les ha dicho que “está siendo examinada”. Hoy tratarán de llevar de nuevo otro porte de ayuda.

Los Comités Locales de Coordinación, un grupo disidente que documenta la situación de los civiles sirios, ha confirmado que el traslado de los heridos y enfermos de Yarmuk a hospitales de Damasco “ha salvado” ya varias vidas. Pese a esta apertura esperanzadora, recuerdan, sigue la situación de cerco, casi idéntico, en zonas como Alepo, Homs o Moudamiya, cercadas por el régimen. El acceso de organizaciones internacionales está vetado por el Gobierno de El Asad. El responsable regional para Oriente Próximo de Acción contra el Hambre, Jean-Raphael Poitou, ha emitido esta mañana un comunicado en el que reclama un acceso “libre y directo” de organizaciones para atender a las víctimas de la que es, hoy, la peor crisis humanitaria del mundo con 9,3 millones de personas afectadas, el 46% niños.

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