Las presidenciales chilenas arrancan con un llamado general contra la abstención
Las candidatas Bachelet y Matthei y el presidente Piñera intentan combatir la escasa participación que puede ocasionar el voto voluntario
A las seis de la tarde, hora local, cerraron las urnas en Chile bajo el miedo a una alta abstención. Aunque en la primera vuelta del 17 de noviembre casi la mitad de la población se quedó en su casa, esta vez el miedo a una alta abstención era aún mayor. Se trata de los primeros comicios presidenciales celebrados en segunda vuelta que se celebran bajo la ley del voto voluntario. Y el aspecto que presentaban los colegios electorales en Santiago de Chile, principal núcleo electoral del país, era desolador. Muy poca gente a lo largo de todo el día.
El Gobierno había decretado el cierre de las grandes superficies comerciales (malls), donde decenas de miles de chilenos suelen pasar la jornada del domingo, con el fin de fomentar la participación. Pero ni siquiera esa medida parecía efectiva, ya que muchos ciudadanos optaron por ir a hacer las compras navideñas a los mercadillos de la ciudad.
Desde primera hora de la mañana, las dos candidatas a la presidencia de Chile se esforzaron por ofrecer un ejemplo de conciencia cívica ante los electores. Antes de las 10 de la mañana ya votaron Evelyn Matthei y Michelle Bachelet. También lo hizo el jefe de Estado, Sebastián Piñera, y todos ellos con un llamado común: que los chilenos se animen a salir de sus casas, en este día caluroso de verano, y acudan a los colegios electorales. La amenaza de la poca participación planea sobre las elecciones. Y ningún sector político quiere que se repita la abstención cercana al 50% de la primera vuelta del 17 de noviembre, donde debutó el voto voluntario en unas presidenciales.
“El hecho de que el voto sea voluntario no significa que no es un compromiso. Si un chileno no quiere votar está demostrando una falta de cariño con su país", sostuvo el jefe de Estado. Piñera efectuó estas declaraciones después de votar en el Colegio República de Alemania, acompañado de su esposa. “La futura presidenta sabe que de parte nuestra va a tener siempre una actitud leal, constructiva para poder juntos lograr el país con el cual siempre hemos soñado”, subrayó Piñera.
La presidencial chilena no solamente ha estado marcada porque las dos candidatas sean mujeres, un hecho inédito en Latinoamérica, sino porque ambas se conocen desde la infancia. Sus padres, Alberto Bachelet y Fernando Matthei, eran militares de la Fuerza Aérea de Chile y entablaron una amistad intensa cuando en 1958 fueron destinados a la base de Cerro Moreno, en el norte del país. Durante dos años, las familias vivieron una frente a la otra, y las niñas, de 7 y 5 años, respectivamente, acostumbraban a jugar juntas en medio del desierto.
La amistad de los padres, que se mantuvo durante los años sesenta y comienzos de los setenta, nunca fue extensiva a sus hijas con el mismo nivel de profundidad. La relación entre ambos clanes, sin embargo, se mantuvo inquebrantable hasta el golpe de Estado de 1973. El 11 de septiembre, el general Bachelet fue detenido y torturado por sus propios compañeros de armas y falleció en marzo de 1974 en la Cárcel Pública de Santiago. Su amigo Matthei nunca fue a visitarlo y, poco después, se integró al régimen militar y llegó a ser parte de la Junta de Gobierno de la dictadura.
Las candidatas a La Moneda reconocen la historia que cruza sus vidas –Bachelet le dice “tío” al padre de su contrincante- pero la socialista ha reiterado que no se trata de una elección entre dos mujeres, sino entre dos proyectos políticos distintos.
La pediatra de 62 años votó en la zona oriente de Santiago. En una breve rueda de prensa, la médico socialista animó a salir de las casas: “Desde el escepticismo no se producen los cambios que necesitamos”, advirtió la exdirectora de ONU Mujeres.
Bachelet abogó por la legitimidad de los comicios, después de que algunos sectores de la derecha hayan cuestionado unos posibles resultados marcados por la baja participación: “Es evidente que en todos los países en que hay voto voluntario la votación es menor. Pero lo claro es claro: éstas son las reglas de la democracia y gana el que gana con estas reglas. La legitimidad de la elección la dan las actuales reglas de la democracia".
La primera en emitir su voto fue Evelyn Matthei, que hace treinta días logró forzar una segunda vuelta al alcanzar el 25% de los sufragios, frente al 47% de Bachelet. La economista de 60 años ha animado a los chilenos a acudir a las urnas y realizó un claro guiño a la clase media: “Salgan a votar, porque nosotros los vamos a ayudar a ustedes”.
La postulante efectuó sus declaraciones en el mismo local de votación donde, pocos minutos antes, se había producido un incidente desagradable contra el excandidato del sector, Pablo Longueira. El exministro de Piñera, que un mes después de vencer en primarias tuvo que abandonar la carrera a causa de una depresión, fue escupido e insultado por un pequeño grupo de manifestantes, detenidos a esta hora por la policía. No es un hecho aislado: una mujer propinó un escupitajo al presidente Piñera el pasado 6 de diciembre cuando el mandatario asistía al velorio de un reconocido sacerdote defensor de los derechos humanos en la dictadura.
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