Primera protesta de subsaharianos en Marruecos tras la muerte de uno de ellos
Cédric, un joven camerunés, falleció al caer de un cuarto piso durante una redada Cientos de inmigrantes recorren las calles de Tánger gritando "policías asesinos"
Cédric, un camerunés de 18 años, cayó sobre el asfalto desde un cuarto piso, en el barrio de tangerino de Boukhalef, y se mató el miércoles por la tarde. No está claro si intentó escapar de la redada policial por la ventana o en el forcejeo con los agentes fue defenestrado. “Las circunstancias de su muerte son confusas”, afirma Hicham Rachidi, de la ONG marroquí Gadem que ayuda a los inmigrantes irregulares en Marruecos.
Cédric es el quinto inmigrante que fallece en Marruecos, desde principios del verano, durante una operación policial, y el tercero que muere en Tánger. “¡Ya basta!”, se indigna Rachidi al teléfono. El anterior fue Moussa Seck, un joven senegalés, que el 10 de octubre pasado se cayó también de un piso alto y murió al golpearse con el asfalto.
Esta vez, sin embargo, los subsaharianos no se resignaron y se echaron el miércoles por la noche a la calle para protestar aprovechando la retirada de las Fuerzas Auxiliares (antidisturbios) del barrio. Ha sido la primera vez que los “sin papeles” se manifiestan en Marruecos.
Varios centenares de inmigrantes colocaron el cuerpo de Cédric en una camilla y caminaron rumbo al Gobierno Civil gritando de “¡Policías asesinos! Y ¡Policías racistas!”. Hubo enfrentamientos con las fuerzas del orden. Los subsaharianos accedieron a regresar a Boukhalef y el muerto fue trasladado en ambulancia al depósito de cadáveres del Hospital Mohamed V.
El Ministerio del Interior marroquí aseguró en un comunicado haber abierto una investigación sobre la muerte del camerunés. Lamentó que “algunos candidatos a la emigración ilegal” hayan querido “explotar el incidente improvisando una marcha” que desembocó en enfrentamientos con las fuerzas del orden durante los cuales dos policías resultaron heridos por el lanzamiento de piedras.
La policía marroquí efectúa redadas con regularidad en Boukhalef y otros barrios míseros de Tánger donde los subsaharianos se hacinan en pisos y en pensiones de mala muerte para recuperarse después de semanas pasadas en el bosque de Benyounes, pegado a Ceuta, desde donde tratan de entrar en la ciudad española. Hoy, jueves 5, unos 250 lo intentaron a través de la frontera del Tarajal, pero solo uno lo consiguió y resultó herido.
A los que apresan en las redadas, la policía marroquí les introduce en autobuses y les envía hasta la frontera argelina, teóricamente cerrada desde 1994, para expulsarles de noche. Desde principios de septiembre Interior ha decretado, sin embargo, una moratoria sobre expulsiones de inmigrantes en la capital, Rabat, y en la mayor ciudad del país, Casablanca. Mantiene la presión en los alrededores de Ceuta y Melilla.
Marruecos ha anunciado, sin embargo, que en 2014 abriría, por primera vez, un proceso de regularización para los inmigrantes subsaharianos instalados en el país que calcula entre 25.000 y 40.000.
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