López Obrador llama a la manifestación para impedir la reforma energética
El excandidato presidencial arranca una semana de protestas para influir en la discusión sobre la renovación de la petrolera
Andrés Manuel López Obrador mostró de nuevo este domingo parte del músculo que lo llevó a ser el segundo candidato más votado en las elecciones presidenciales de 2012. El excandidato del Partido de la Revolución Democrática (PRD, de izquierdas) llenó con miles de simpatizantes el Zócalo de la capital mexicana para “evitar el gran atraco” que significa la reforma energética planteada por el Gobierno de Enrique Peña Nieto y que abriría la puerta a la inversión privada en la industria de los hidrocarburos. El político pidió a los asistentes estar listos para cercar la Cámara de Senadores, Diputados y en los Congresos estatales tan pronto como comience la discusión del dictamen del paquete de leyes, algo que podría ocurrir el jueves de esta semana. El concurrido mitin sirve de pistoletazo de salida a una serie de movilizaciones que llevarán a cabo en los días venideros los sectores radicales y moderados de la izquierda para torpedear el debate de estas modificaciones constitucionales.
López Obrador explicó, en casi 30 minutos de discurso, por qué la reforma energética “terminaría de cancelar el futuro de los mexicanos”. Su versión señala que las modificaciones a los artículos 27 y 28 constitucionales - que estipulan que el petróleo es propiedad de la nación y que su explotación es exclusiva del Estado - “no van impulsadas al crecimiento económico ni a crear empleos ni bienestar” sino a “que las empresas extranjeras perforen los pozos y se hagan dueños de la mitad de la producción”. “De eso se tratan los famosos contratos de utilidad compartida”, ha dicho en su arenga. El diario La Jornada, el más popular entre estos sectores de la izquierda, publicó este domingo información basada en un borrador de la legislación secundaria de la reforma energética. El periódico asegura que el texto “permite los oligopolios privados extranjeros, desde los campos petroleros hasta las estaciones de servicio, incluyendo las refinación”. Esto sería un plan mucho más ambicioso de lo que el propio Peña presentó en agosto pasado.
“Peña, entiende, el petróleo no se vende”, se escuchaba en el Zócalo. Una gota negra de crudo convertida en un ojo ilustraba una pancarta. Bajo la figura la leyenda: “Los estamos observando. El petróleo en nuestro”. A un costado del gigantesco astabandera del centro de la plaza una figura de cartón del presidente Peña Nieto estaba sentado sobre una silla eléctrica. La escena la acompañaba una mujer vestida de adelita, un personaje de la Revolución. El templete, que tenía como único adorno una manta enorme que decía “No al robo de todos los tiempos”, daba la espalda a Palacio Nacional, donde despacha el presidente de México. Desde el atril, López Obrador coordinaba las acciones para los días siguientes. “Nuestra primera y única demanda es que se consulte a todos los mexicanos sobre la reforma energética”, dijo López, que busca convertir su MORENA (Movimiento de Regeneración Nacional) en un partido político. Subrayó que las manifestaciones deben ser pacíficas. “Nada de encapuchados. Cada uno debe de estar pendiente para no permitir la actuación de infiltrados enviados por el Gobierno”, pidió a los asistentes.
Los moderados forman un frente
Jesús Zambrano, dirigente del PRD, dijo el sábado que su partido no cederá ante el “atraco” que pretende hacer el Gobierno del PRI junto con el PAN. “Si sacan las reformas, nos veremos en 2015, cuando no podrán evitar que se haga una consulta popular con carácter revocador. A ver quien se atreve a invertir en 2015 si no hay seguridad política ni jurídica”, dijo al finalizar una reunión con sindicatos y organizaciones de la sociedad civil donde anunció la creación del Frente Nacional por la Defensa del Petróleo.
Zambrano representa a una de las corrientes del PRD llamada Nueva Izquierda, una facción más moderada que buscó acercarse al Gobierno de Enrique Peña Nieto. Esa cercanía dio pie al Pacto por México, un acuerdo entre los tres principales partidos políticos para impulsar de forma conjunta una serie de reformas. El pacto ocasionó una serie de enemistades al interior de los partidos. López Obrador se distanció del PRD y exigió, por algo más de un año, que el partido abandonara el pacto. El jueves pasado esto se hizo realidad. Zambrano denunció una serie de irregularidades en la negociación de la reforma política, la última normativa pendiente antes de la discusión de la reforma energética. “El Pacto contra México lo suscribieron para la entrega del petróleo”, dijo este domingo López Obrador. Zambrano no descarta la posibilidad de buscar a López Obrador para enfrentarse a la reforma energética. “Hemos empezado a tender puentes con todas las organizaciones… ya se ha avanzado y se busca una reunión más amplia”, señaló. El movimiento por la defensa del petróleo podría servir de pegamento a una izquierda resquebrajada que hace obtuvo cerca de 16 millones de votos en las elecciones de 2012.
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