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Panamá rompe su relación de amistad con el Polisario y se acerca a Marruecos

El panameño Omar Torrijos se acercó al Frente Polisario en la década de 1970, pero ahora suspende esos nexos

Panamá, que en la década de 1970 siguió los consejos del expresidente español Felipe González, y, por decisión del general Omar Torrijos, el ya fallecido exgobernante panameño de facto, reconoció al Frente Polisario, rompió este miércoles relaciones diplomáticas con la República Árabe Saharaui Democrática y está impulsando un acercamiento político y económico con Marruecos, como una puerta natural para acceder al norte de África.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de Panamá ha anunciado que la decisión fue adoptada porque “no se han consolidado” los elementos básicos para que el pueblo saharaui aspire a ser un Estado soberano.

En una declaración, la cancillería ha recordado que “el Estado Panameño ha apoyado en forma permanente al pueblo saharaui en su deseo de constituir un Estado independiente, con fundamento en los principios de respeto a la soberanía e integridad territorial”.

Panamá ha señalado que “con el transcurrir del tiempo y conforme a los principios del derecho internacional, para que una colectividad humana pueda aspirar a constituir un Estado soberano, que sea reconocido por la comunidad internacional, es necesario que reúna elementos fundamentales para su existencia como son el territorio, población, gobierno e independencia”.

“El Gobierno de Panamá considera que estos elementos no se han consolidado en la creación de la República Árabe Saharaui Democrática”, por lo que, según el derecho internacional y en ejercicio de su soberanía, “el Estado panameño decide suspender las relaciones diplomáticas con esa república", añadió.

La suspensión, ha subrayado el Ministerio de Exteriores, “se mantendrá hasta tanto culmine el proceso de paz, iniciado y mediado por las Naciones Unidas, sin perjuicio del respaldo que en el futuro se brindará a las iniciativas que a nivel multilateral se adopten en esta materia”.

Fuentes de la cancillería panameña han dicho que el acercamiento con Rabat y su importancia económica en la zona, por sus avances sociales y democráticos, son esenciales para Panamá, para explorar acercamientos en cuestiones como la lucha contra el terrorismo o la cooperación agrícola, comercial y portuaria.

Para los panameños, el diferendo de Marruecos no es con el Polisario, sino con Argelia, aunque sin desconocer que persiste una “situación de inestabilidad” en el área que compromete y amenaza a países vecinos.

La República Árabe Saharaui Democrática (RASD), también conocida como Sahara Occidental, es una nación sin Estado que ha sido confirmada por lo que fue la antigua provincia del Sahara Español, controlado por España de 1885 a 1976. Por los “Acuerdos de Madrid”, de noviembre de 1975, se creó una administración tripartita temporal en el Sahara—integrada por España, Marruecos y Mauritania y cuya vigencia estaba previsto que venciera el 28 de febrero de 1976—para que convocara a una consulta popular para que los saharauis definieran su autodeterminación.

Sin embargo, y ante la creciente inestabilidad en la zona, España se retiró el 26 de febrero y, al día siguiente, fue proclamada la RASD. El Frente, con respaldo de Argelia, se enfrentó en una guerra a Marruecos. Los mauritanos reconocieron en 1979 al Frente y renunciaron en ese año a un reclamo de una porción territorial que fue anexionado unilateralmente por los marroquíes.

A partir de esa época, el litigio se ha mantenido: Marruecos ejerce una administración de hecho de una parte del territorio mientras el Polisario controla cerca del 35%.

Una fuente diplomática panameña ha recordado que cuando González asumió la presidencia del gobierno español, que ejerció de 1982 a 1996, decidió eliminar los nexos con el Frente, ya que la “causa” por la que convenció a Torrijos—quien falleció en un percance aéreo en 1981—de vincularse con el Polisario había sido absorbida por la guerra fría, en una mezcla de intereses regionales y locales y pretensiones “hegemónicas” de Argelia.

Las fuentes oficiales panameñas, consultada por EL PAÍS, recordaron que “en el fondo” es un diferendo que es residuo del conflicto Este-Oeste. Panamá, reafirmaron las fuentes, apoya la negociación en Naciones Unidas, “con el debido respeto” a la integridad territorial marroquí.

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