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Los socialdemócratas alemanes castigan a su presidente

Sigmar Gabriel obtiene el 83,6% de apoyo. En Alemania menos de un 90% de los votos es considerado un fracaso

Sigmar Gabriel, líder del partido socialdemócrata alemán.
Sigmar Gabriel, líder del partido socialdemócrata alemán.JOHANNES EISELE (AFP)

Solo le quedó agradecer la “sinceridad” del varapalo. El presidente del partido Socialdemócrata de Alemania (SPD), Sigmar Gabriel, resultó reelegido el jueves como líder de la formación con solo el 83,6% de los votos. Los casi 600 delegados del Congreso Federal del partido dieron así una seria advertencia a su Ejecutiva, inmersa en negociaciones para formar Gobierno con la Unión Demócrata Cristiana de la canciller Angela Merkel (CDU). Hace dos años, Gabriel obtuvo el 91,6% de los apoyos en su partido. En lo congresos federales de los grandes partidos alemanes, cualquier mayoría que no llegue al 90% es considerada un fracaso.

El jefe del partido presentó el jueves su candidatura con un largo discurso en el que defendió las conversaciones con Merkel para formar una “coalición limitada en el tiempo y basada en la razón sobria”. Una serenidad para la que el propio Gabriel quiso dar el tono con su comedido y autocrítico discurso, que solo arrancó aplausos discretos entre los delegados que acudieron al Congreso. Se postula el líder socialdemócrata como probable vicecanciller de Alemania en el futuro Gobierno.

Gabriel defiende la alianza con la CDU de Merkel

El jueves centró su discurso en buscar las excusas para el fracaso electoral del partido en las generales del pasado 22 de septiembre. También defendió la “necesidad” de pactar con Merkel y, además, anunció la apertura del partido a posiblse coaliciones federales con la formación La Izquierda (Die Linke) tras las generales de 2017.

Sobre este punto, Gabriel explicó que su partido es abre a hablar “con los que no sean dogmáticos” en la izquierda: “Sí, también podríamos negociar con Die Linke”. Pero advirtió Gabriel de que el SPD federal “lleva intentándolo desde hace años”. Dijo que la culpa del fracaso de este diálogo se debe a la falta de disposición de Die Linke, partido formado en 2007 por el matrimonio entre los excomunistas del Este alemán y los socialdemócratas desencantados del entorno de Oskar Lafontaine en el Oeste. Refiriéndose a la mayoría que el SPD, Los Verdes y Die Linke tienen en el actual parlamento alemán, Gabriel recordó que “las mayorías matemáticas no son necesariamente mayorías políticas”.

Según el presidente del SPD, la “llave” para un posible pacto la tiene Die Linke. Ambos partidos han gobernado juntos y con éxito en diversos Estados federados como Brandeburgo o Berlín. Para que puedan hacerlo en toda Alemania, Gabriel pidió a Die Linke que garantice “una política europea y exterior responsable y en el marco de las obligaciones internacionales” de Alemania.

Dedicó Gabriel buena parte de su alocución de mediodía a justificar el pacto con Merkel. El SPD, dijo, “no hará política en contra de sus propias convicciones” y rechazará “compromisos forzados” en su gobierno con Merkel. Aún así, advirtió de que “el que espere que se aplique el programa socialdemócrata al 100%” se verá decepcionado. Antes de firmar el contrato con los democristianos, la Ejecutiva del SPD se ha comprometido a consultar a los más de 470.000 militantes del partido sobre el resultado de las negociaciones.

El SPD cosechó en septiembre el 26% de los votos, el segundo peor resultado de su historia en la República Federal, tras el 23% que habían obtenido en 2009. En su largo y a menudo más afligido que entusiasta discurso, Gabriel analizó la derrota como el resultado de la “brecha” abierta entre los socialdemócratas y su electorado tradicional. Además, Gabriel considera que los alemanes “querían estabilidad” y creyeron que Merkel se la proporcionará. El presidente del partido aclaró que el SPD no ha logrado movilizar a los votantes con su llamada a defender la “justicia social” en Alemania.

Si, como se prevé, las negociaciones de coalición llegan a buen puerto, la democristiana Merkel se mantendrá en la Cancillería como jefa de su segunda gran coalición con los socialdemócratas desde 2005. Aunque el bloque democristiano (CDU/CSU) rozó la mayoría absoluta, sus socios liberales en la legislatura pasada obtuvieron menos del 5% de los votos necesario para obtener representación parlamentaria.

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