Israel lanza un ataque contra objetivos militares del régimen en Siria
Fuentes de EE UU confirman la operación contra un cargamento de armas destinado a Hezbolá
La Fuerza Aérea de Israel atacó el miércoles por la noche dos objetivos militares en Siria, para destruir armamento sofisticado que iba a ser entregado a la milicia chiíta libanesa Hezbolá, según han revelado fuentes militares norteamericanas. En este año ha habido al menos otros cuatro ataques de ese tipo, todos contra instalaciones militares del régimen de Bachar el Asad, al que el gobierno de Benjamín Netanyahu ha advertido en el pasado de que no le permitirá enviar misiles o material bélico similar a Hezbolá, un grupo armado que controla el gobierno de Líbano y al que Israel considera uno de sus mayores enemigos en Oriente Próximo.
Dos fueron los objetivos de la Fuerza Aérea de Israel el miércoles en Siria: la localidad de Snobar Jableh al sur de Latakia, uno de los bastiones del régimen, y la provincia de Damasco, que ya fue atacada en condiciones similares en mayo. El gobierno de Israel tiene por costumbre no comentar sobre este tipo de operaciones en el extranjero y este jueves varias fuentes gubernamentales y militares evitaron pronunciarse sobre los bombardeos en Siria. Los medios israelíes, sin embargo, especificaron que los misiles destruidos eran del modelo tierra-aire SA-8, de fabricación rusa. En enero y mayo los objetivos fueron envíos de misiles rusos y, también, iraníes.
El miércoles los medios de Líbano informaron de varias penetraciones de cazas israelíes en el espacio aéreo de su país, registradas, según testigos, entre las 13.00 y las 17.00, hora local (una hora menos en la España peninsular). Según varios testimonios de sirios citados por el grupo opositor Observatorio Sirio de Derechos Humanos, el bombardeo en Latakia se produjo pasadas las 19.00. Posteriormente, los principales diarios israelíes se hicieron eco de las operaciones, insinuando que Israel podía encontrarse tras ellas. Estos ya habían informado de un posible ataque en julio, en que Israel podría haber buscado destruir la remesa de misiles atacada ahora.
Oficialmente, el ejecutivo de Netanyahu ha mantenido un escrupuloso silencio sobre el conflicto civil sirio, que ya dura más de dos años y medio y que se ha cobrado al menos 100.000 vidas. En enero, tras ganar la reelección, el primer ministro israelí dijo que sus opciones respecto a ese país vecino están “entre lo malo y lo peor”, en referencia al régimen de El Asad y a la creciente presencia de milicias yihadistas en los rangos de la oposición. La frontera de los territorios ocupados en los Altos del Golán con Siria había sido una de las más estables de Israel en las pasadas cuatro décadas, hasta que grupos armados opositores comenzaron a secuestrar soldados de paz de Naciones Unidas en la zona desmilitarizada y los obuses y morteros comenzaron a caer en territorio israelí en los pasados meses.
Dada la preferencia del presidente norteamericano, Barack Obama, por buscar vías diplomáticas tras el supuesto uso de armas químicas por parte de El Asad y la fragmentación y agotamiento de la oposición armada dentro de Siria, sólo Israel ha logrado infligir un daño claro a Damasco con los ataques del miércoles y los pasados meses. Su mensaje a los gobernantes sirios es claro: no permitirá que armamento de Siria o enviado por Irán acabe en manos de Hezbolá, una milicia con la que mantuvo su última guerra en 2006. El propio presidente sirio admitió recientemente que su arsenal de armas químicas, del que ahora se está librando, estaba pensado como arma disuasoria contra Israel. “Ahora tenemos armas más importantes y sofisticadas”, dijo el mes pasado. “Podríamos cegar a Israel en un instante”.
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