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Un sistema electoral muy complejo

La ley electoral alemana une los sistemas proporcional y mayoritario

Mitin de Merkel en Berlín, este sábado.
Mitin de Merkel en Berlín, este sábado.ODD ANDERSEN (AFP)

Para elegir a sus representantes en el Bundestag, la cámara baja, los alemanes cuentan con un sistema de voto proporcional casi perfecto que combina los sistemas parlamentarios mayoritario y proporcional. El mayoritario se utiliza, principalmente, en los países anglosajones. El territorio se divide circunscripciones electorales representadas por un único diputado elegido de modo directo. En el sistema proporcional, en cambio, se vota una lista con los consiguientes candidatos.

En la Cámara de los Comunes británica, donde se emplea el sistema mayoritario, hay 650 diputados. Cada uno representa a una circunscripción. Sus partidarios sostienen que así se refuerza la relación entre los votantes y sus diputados; y, debido a su tendencia bipartidista, se evita tener un Parlamento muy fragmentado. Pero este sistema dificulta que surjan alternativas. Por ejemplo, si el partido laborista obtiene el 51% de los votos en una circunscripción; los conservadores, el 30% y los liberales, el 15%, los laboristas serían quienes ganarían el diputado. Y los miles de votos de conservadores y liberales se quedarían sin representación en Westminster.

En cambio, los sistemas proporcionales tratan de corregir esta distorsión ajustando la relación entre el porcentaje de voto de una lista y sus diputados. Aunque para ello, se refuerzan las estructuras de los partidos, de modo que los candidatos obtienen su acceso al Parlamento medrando dentro de la lista y no mediante el contacto con sus electores.

El sistema alemán trata de aunar lo mejor de ambos mundos. Aunque puramente es un sistema proporcional, introduce elementos de elección directa que dan más poder al ciudadano. El número de diputados del Bundestag no es fijo. Como mínimo hay 598 pero puede llegar a más de 700, en función de cuál sea la elección directa de los ciudadanos

De esos 598 diputados, 299 son elegidos por mandato directo en cada uno de los distritos electorales, modificados antes de cada elección para reflejar los cambios demográficos. Los alemanes tienen una sola papeleta que se divide en dos casillas. A la izquierda se marca el nombre de un candidato concreto. Mientras en el lado derecho el apoyo se da en bloque al partido. Si la conservadora CDU de la canciller Angela Merkel obtiene el 30% de los votos totales, esa debe ser su representación en la cámara.

Cuando la elección del diputado por mandato directo coincide con el orden de la lista del partido, no se presenta ninguna distorsión y los 598 diputados —entre ellos, los 299 del mandato directo—se dividen proporcionalmente. Pero a menudo esto no ocurre. Es habitual que un votante de la CDU elija a su candidato mediante mandato directo pero apoye a los liberales del FDP en el segundo voto para que este partido, su tradicional socio de coalición, alcance el 5% mínimo que se exige para tener presencia en el Bundestag, cuando no se han alcanzado al menos tres mandatos directos. O por ejemplo, un votante del SPD puede preferir a un candidato que no aparezca en los primeros puestos de la lista de su partido.

Para dar solución a estos supuestos sin disminuir la proporcionalidad, el sistema electoral alemán ha optado por aumentar el número final de diputados. Así, si en función de su porcentaje a la CDU le corresponden dos diputados en el distrito de Baviera, pero los electores de ese distrito han elegido por mandato directo al número cinco de la lista, este diputado deberá incorporarse al Bundestag de manera automática y la CDU tendrá tres diputados por ese distrito.

Pero como esto también reducía la proporcionalidad final de la Cámara, el Tribunal Constitucional alemán sentenció que el número final de parlamentarios del resto de partidos deberá aumentar en la misma proporción, de modo que se respete al máximo el porcentaje de voto de los electores y su derecho a un voto personalizado.

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