Los rebeldes lamentan que El Asad gane tiempo con la consulta al Congreso
El presidente sirio se declara "capaz de enfrentarse a cualquier agresión extranjera"
Cuando acababa el sábado el discurso de Barack Obama junto a la Casa Blanca, en el que anunció que someterá a votación del Capitolio su decisión de atacar al régimen sirio, este reanudaba sus ataques con artillería contra zonas rebeldes en la provincia de Damasco. Según denunciaron posteriormente los líderes opositores moderados, el Gobierno norteamericano le había concedido más tiempo, al menos nueve días, al régimen de Bachar el Asad para seguir escondiendo y moviendo sus arsenales, y para continuar imbatido con unas campañas bélicas que se han cobrado ya la vida de más de 100.000 personas. El propio presidente sirio dijo este domingo, envalentonado, que se ve “capaz de enfrentarse a cualquier agresión extranjera”.
La Coalición Nacional Siria, principal grupo opositor, instó este domingo a los legisladores norteamericanos a que aprueben con presteza la resolución de apoyo a una intervención armada del Pentágono, para evitar más masacres y más ataques con armas químicas. “Dictaduras como Irán y Corea del Norte están observando con atención cómo el mundo libre responde al uso de armas químicas del régimen de El Asad contra la ciudadanía siria”, dijo la coalición en un comunicado. Previamente, su presidente, Ahmed Jarba, había dicho que “tras 29 meses de inacción, la comunidad internacional tiene la obligación de detener el uso excesivo e indiscriminado de la fuerza del régimen de Siria contra su propia gente”.
Los Comités de Coordinación Local, una red de observadores de la oposición, informó ayer de nuevo de numerosos ataques con artillería por parte de las fuerzas leales a El Asad en distintos puntos del país, dando a entender que el régimen vuelve a la normalidad de los pasados meses, después de días de nerviosismo en que hubo gran movimiento de tropas y armamento entre los centros militares del país, en previsión de un ataque inminente.
El Asad reapareció ayer en Damasco, en un encuentro con el asesor de seguridad de Irán Alaeddin Boruyerdi, a quien dijo que “Siria es capaz de enfrentarse a cualquier agresión extranjera”. Añadió que “las amenazas norteamericanas no harán que Siria renuncie a sus principios y su lucha contra el terrorismo”. Como ha sido habitual en esta guerra civil, el presidente se refirió a los rebeldes que como “terroristas”. Irán ha sido uno de los principales apoyos de El Asad en la comunidad internacional, junto a Rusia y China, que tienen poder de veto en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, y la milicia chií Hezbolá, que controla el Gobierno de Líbano.
La coalición opositora pidió también ayer a EE UU que coordine sus operaciones con el rebelde Ejército Libre Sirio, para permitirle ganar terreno en los momentos inmediatamente posteriores a un eventual ataque con misiles norteamericano. Además, volvió a reclamar armas, como ha hecho en los pasados meses, ante las reticencias tanto de Washington como de sus aliados. La Casa Blanca ha dejado claro que una posible operación militar contra El Asad se daría estrictamente como respuesta al uso de armas químicas el 21 de agosto, y no como una misión más ambiciosa, en la que forzaría un inmediato derrumbe del régimen coordinándose con una amalgama de grupos rebeldes en los que no confía plenamente.
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