Narendra Dabholkar, activista de la ciencia en una India supersticiosa
Promovió el pensamiento científico ante las tradiciones dañinas para la gente
Narendra Dabholkar, reconocido activista contra la superstición y la magia negra en India, fue asesinado. La mañana del pasado 20 de agosto el racionalista, de 67 años, paseaba por la ciudad de Pune, la ciudad más rica y cosmopolita en el Estado de Maharastra después de Bombay, al oeste del país. Fue entonces cuando varias balas disparadas por dos hombres desde una motocicleta alcanzaron su espalda y cuello. Irónicamente su cuerpo quedó cerca de un templo, tendido en un charco de sangre. El Gobierno apuntó indirectamente a los grupos radicales que lo tachaban de antihinduista por su trabajo de más de dos décadas promoviendo un pensamiento científico y crítico y oponerse a “las dañinas supersticiones que explotan a la gente”.
Fue muy triste para quienes lo conocían, pero no era tan sorpresivo. “Él y todos sabíamos que corría el riesgo de ser asesinado por su trabajo. A algunos no les convenía que él se opusiera a que siguieran engañando a miles y miles de personas”, explica por teléfono Purushottam Patil, que lo conocía desde hace 30 años.
Dabholkar escribió el proyecto de ley que pedía acción legal contra los santones que extorsionen a la gente con magia negra o vudú, que aseguran ser encarnaciones de dioses, tener poderes divinos o capacidad para curar diferentes males. Este proyecto de ley, que es el primero de este tipo en India, lleva pendiente ocho años. Pero al día siguiente de la muerte de Dabholkar el Gobierno del Estado se apresuró a pasar una ordenanza para prohibir los rituales y la magia negra, que todavía tiene que ser aprobada por el Parlamento.
La muerte del activista fue comparada con la del Mahatma Gandhi, padre de la nación. “De la misma forma que la voz de Gandhi fue reprimida, los puntos de vista y poder de Dabholkar fueron asesinados por gente que no está de acuerdo”, declaró el gobernador de Maharastra, Prithviraj Chavan, a pesar de que el activista lo había criticado recientemente en una rueda de prensa por no apresurar la legislación.
Su muerte representa un duro golpe para el racionalismo y para todos los que quieren un cambio progresista en India. La gente salió a manifestarse de forma espontánea tras su asesinato y fue convocada una huelga en el Estado. Incluso grupos de los que se oponían al trabajo de Dabholkar hicieron públicos sus comunicados en los que manifestaban conmoción y que, aunque estaban en desacuerdo con sus pensamientos ateístas, “su oposición es de carácter democrático y en base a la ley”.
Dabholkar estudió medicina y la ejerció a tiempo completo durante una década, pero con el tiempo quiso dedicarse a otras causas sociales. Sin embargo, seguía atendiendo a gente pobre de forma gratuita y muchas veces también les daba dinero para que compraran sus medicinas. Escribía y editaba una revista contra la superstición. Fundó la Maharashtra Andhashraddha Nirmoolan Samiti, (el comité para la erradicación de la fe ciega) que tiene unas 200 filiales en tres Estados de India. Pero también trabajó con pasión para muchas otras causas, entre ellas la aceptación de los matrimonios entre personas de diferentes castas y la conservación del medio ambiente.
Por eso su familia decidió no tirar sus cenizas en un río, como es la tradición. Durante su vida trató de convencer a la gente para que detuvieran este tipo de práctica porque contamina el agua. Sus cenizas serán esparcidas en su casa de campo, donde su mujer cultiva frutas y flores de manera orgánica.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.