EE UU y Cuba retoman el diálogo sobre migración, tras dos años en suspenso
La reunión, eminentemente técnica, es la primera tras la reforma migratoria aprobada en la isla
Estados Unidos y Cuba han retomado este miércoles en Washington el diálogo sobre los acuerdos migratorios, suspendidos en 2011 tras la detención y condena del contratista estadounidense Alan Gross por las autoridades de la isla. La esperada reunión se había visto amenazada tras constatarse de que el barco con bandera norcoreana detenido en Panamá escondía material bélico procedente de Cuba, pero, finalmente, el encuentro no se ha visto lastrado por un incidente del que EE UU tratará con el Gobierno de Raúl Castro lo antes posible.
La delegación cubana, encabezada por la directora para EE UU del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, Josefina Vidal, ha enumerado los principales puntos de desencuentro que se han evidenciado. “No se podrá alcanzar una emigración legal, segura y ordenada mientras se mantengan la política de pies secos-pies mojados [obliga a las autoridades de estadounidenses a devolver a la isla a los cubanos que recoja en el mar rumbo a EE UU, pero no a quienes ya estén en territorio norteamericano] y la Ley de Ajuste Cubano [otorga a los cubanos un estatus especial para obtener la residencia permanente], que estimulan la emigración ilegal y las entradas irregulares de ciudadanos cubanos a EE UU”, indica el comunicado.
No se podrá alcanzar una emigración legal, segura y ordenada mientras se mantengan políticas que estimulan la emigración ilegal y las entradas irregulares de ciudadanos cubanos a EE UU" Delegación cubana
EE UU también ha hecho notar que aún se debe mejorar en "garantizar la seguridad de quienes planean inmigrar", pero ha destacado la evolución en materia de seguridad aérea y el proceso de autorización de visados. La delegación estadounidense, encabezada por el número dos de la subsecretaria de Estado, Roberta Jacobson, de visita oficial a Brasil, ha insistido a Cuba en la puesta en libertad de Gross, cuya detención se ha convertido en el principal impedimento para reanudar las políticas de apertura que impulsadas por el presidente de EE UU, Barack Obama, al comienzo de su primer mandato.
El flujo migratorio entre ambos países ha sido uno de los asuntos más controvertidos que han jalonado su relación bilateral, prácticamente inexistente desde la revolución cubana, que marcó el inicio de la salida de cientos de cubanos de la isla hacia EE UU. En 1980, comenzaron las primeras discusiones periódicas sobre la materia entre los dos Gobiernos concretadas, tras la crisis de los balseros, en los Acuerdos de 1994 y 1995, Estos pactos regulan, entre otros aspectos, el control de la inmigración ilegal o el otorgamiento de visados. El diálogo para comprobar la ejecución de ambos acuerdos se suspendió en 2003 durante la Administración de George W. Bush, para reanudarse en 2009 con la llegada a la Casa Blanca de Barack Obama y volver a paralizarse dos años después con motivo de la detención de Gross.
El reinicio de las conversaciones es importante porque se produce tras la entrada en vigor de la reforma migratoria en Cuba en enero de este año que ha incrementado sustancialmente el número de cubanos que viaja a EE UU, destacados disidentes incluidos. La eliminación por parte del actual Gobierno estadounidense de muchas de las restricciones de los cubanoamericanos para viajar a la isla y el incremento de los visados por motivos educativos, culturales y religiosos también ha impulsado las visitas al país caribeño.
El contenido de las negociaciones ha sido eminentemente técnico y ha estado destinado a revisar los problemas y los desajustes entre ambos países en materia migratoria, una circunstancia en la que se ampara el Departamento de Estado para asegurar que el diálogo sobre los acuerdos migratorios no supone un viraje en la política hacia Cuba de la Administración. EE UU permite la llegada de cubanos, pero el procedimiento de autorización es muy lento debido a la falta de personal. La inmigración ilegal desde la isla también es sustancial, impulsada por el ventajoso sistema estadounidense que otorga casi de manera inmediata el estatuto de refugiado a quienes llegan a este país. El senador republicano de origen cubano, Marco Rubio, defendió hace unas semanas la necesidad de “volver a examinar” la Ley de Ajuste Cubano.
Señales de acercamiento
Estas reuniones se suman a las que hace un mes mantuvieron ambos países para tratar de reanudar el servicio postal directo, suspendido desde 1963, y, pese a lo que sostiene el Departamento de Estado, han sido observadas como muestras del acercamiento entre ambos países. “El hecho de que estén conversando es muy positivo porque permite intercambiar puntos de vista al más alto nivel y es un punto de partida para tratar y hacer concesiones en otros ámbitos”, señala Arturo López Levy, miembro del consejo directivo de Cuban Americans for Engagement.
No todo el mundo muestra el mismo entusiasmo. La representante republicana por Florida Ileana Ros-Lehtinen, que ya criticó el anuncio de la reanudación del diálogo migratorio calificándolo de “una nueva concesión hacia la dictadura cubana”, ha pedido este miércoles la suspensión del encuentro tras el episodio del barco norcoreano. “El incidente debería servir como alarma para el Gobierno, que en los últimos meses ha liderado un aparente esfuerzo para normalizar las relaciones con Cuba, de que no puede continuar relacionándose con el régimen de Castro”, ha señalado en un comunicado.
El punto de vista de Ros-Lehtinen no es compartido por muchos miembros del exilio cubano que en los últimos meses han mostrado su distanciamiento con los legisladores más beligerantes con el régimen castrista y que apelan a un cambio en la política para ayudar a la sociedad civil en el aceleramiento de la transición. “Hay quienes mantienen un interés constante de hacer daño al Gobierno de Castro y esa actitud no les permite disociar qué políticas persiguen únicamente ayudar al pueblo cubano”, se lamenta Tomás Bilbao, director ejecutivo de Cuban Studies Group. “Es importante apoyar los esfuerzos de ambos países por agilizar el flujo de personas”, defiende.
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