Obama rechaza abandonar a los 'sin papeles' en un estatus de segunda clase
La Casa Blanca sopesa implicarse de manera más directa en la defensa de la versión de la legislación aprobada en el Senado
El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, defendió este martes la regularización de 11 millones de indocumentados durante varias entrevistas concedidas a medios hispanos. Se trata de la última iniciativa de la Casa Blanca para promover la aprobación de la ley que reformará el sistema de inmigración estadounidense, pendiente ahora de lograr el apoyo de los legisladores republicanos más conservadores.
“Para mí no tiene sentido, si vamos a hacer este esfuerzo histórico para arreglar el sistema definitivamente, que dejemos sin resolver el estatus de millones de personas”, aseguró durante su conversación con la cadena Telemundo. “Y tener dos clases de ciudadanos en este país, unos de pleno derecho y otros resignados permanentemente a una clase inferior, no creo que eso no coincide con lo que representamos como americanos”.
Durante el proceso de negociación de la legislación en la cámara Alta, la Casa Blanca optó por no involucrarse demasiado y dejar todo el protagonismo a los impulsores de la versión, un grupo bipartito formado por ocho influyentes senadores, para evitar que una excesiva implicación del presidente pudiera ahuyentar los necesarios apoyos de los miembros de la oposición. Sin embargo, ante la posibilidad, confirmada la semana pasada, de que la mayoría republicana en la Cámara de Representantes pudiera poner trabas a la norma, ha sido más evidente la intención de la Administración de comprometerse de manera más directa en la defensa de la legislación.
Obama reconoció en estas conversaciones que el texto aprobado el pasado mes de junio en el Senado “no es perfecto”, pero considera que incluye aportaciones esenciales como el aumento de la seguridad en la frontera. “No podemos hacer que sea perfecta. Nunca habrá una cantidad cero de emigrantes cruzando la frontera sin papeles, ni en nuestra frontera norte ni en nuestra frontera sur”.
El presidente también hizo referencia al rechazo actual de los miembros del Partido Republicano de la Cámara de Representantes, en cuyas manos está el futuro de la legislación, y a su planteamiento para aprobar los diferentes apartados de la ley -tal y como la aprobó el Senado- convirtiéndolos en normativas independientes. Este formato es ampliamente rechazado por los demócratas y la Casa Blanca tampoco ha ocultado su preferencia por una ley que reforme todo el sistema.
“El peligro de abordarlo por partes es que diferentes grupos de legisladores quieren cosas diferentes, y la tendencia es dejar lo más importante para el final. Lo que tenemos que hacer es aprobar una ley global”, aseguró Obama. “Es el momento de dejar de preocuparse por la política y empezar a hacer lo mejor para el país”.
Este martes, el portavoz de la presidencia, Jay Carney, anunció en rueda de prensa que Obama defendería -en estas entrevistas y en otras iniciativas- “los enormes beneficios de la reforma migratoria, tanto económicos, como ha hecho constatar la Oficina Presupuestaria del Congreso, como los relacionados con las empresas, el Estado de Derecho y la posibilidad de que nuestro país continúe generando ideas innovadoras”.
La semana pasada, coincidiendo con la reunión de los republicanos en la cámara Baja para decidir su postura ante la reforma aprobada en el Senado, la Casa Blanca publicó un documento ilustrando los beneficios económicos de la nueva ley y el presidente se reunía con el caucus de legisladores hispanos -que aglutina a 25 representantes demócratas de origen hispano de la Cámara de Representantes y al senador Bob Menéndez- para recabar su apoyo y compromiso en la defensa del actual texto legal.
En esa reunión Obama insinuó a sus compañeros de partido que sopesaba adoptar un rol más activo, defendiendo la ley a lo largo del país. Una idea que la Casa Blanca asegura que todavía se está sopesando. El senador republicano John McCain y su colega demócrata, Charles Schumer, dos de los promotores de la reforma que se aprobó en el Senado, eludieron hacer comentarios sobre la posibilidad de que el presidente protagonizara una campaña a favor de la legislación. “Creo que él será respetuoso. El objetivo es convencer a los legisladores republicanos”, reconoció McCain, quien aseguró que estaba seguro de que Obama “estaba deseando trabajar con todo el mundo y lograr los acuerdos necesarios”.
No es la primera vez que el presidente defiende la necesidad de aprobar la reforma migratoria ante medios de comunicación hispanos.En marzo de este año, Obama ofreció sendas entrevistas con Univision y Telemundo, las principales cadenas en español de EE UU, en donde destacó la importancia que para México tendría la nueva legislación. En enero ya había abordado ese mismo tema con ambos canales. Durante la campaña electoral también ofreció entrevistas a cadenas hispanas.
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