Golpe mortal al cartel más sanguinario
La detención del líder de Los Zetas marca el ocaso de este grupo de narcotraficantes
Fuerzas de la Marina mexicana asestaron el lunes un golpe probablemente definitivo al cartel de Los Zetas, la organización de narcotraficantes más sanguinaria del país, con la detención de su actual líder, Miguel Ángel Treviño, alias el Z-40, en Nuevo Laredo, ciudad del Estado de Tamaulipas fronteriza con Estados Unidos. Su captura es también el primer gran éxito del Gobierno del presidente Enrique Peña Nieto contra el narcotráfico en un momento en el que cundían las dudas sobre la eficacia de su nueva estrategia de seguridad.
La caída del Z-40, conocido por la brutalidad y sadismo con que eliminaba a sus enemigos —desmembrándolos o quemándolos vivos— , marca el final de un cartel muy debilitado desde la muerte de su anterior jefe, Heriberto Lazcano Lazcano, en la ciudad de Progreso (Coahuila) en octubre del año pasado. “Es el último clavo en el ataúd de Los Zetas como organización cohesionada a nivel nacional”, afirma el experto en seguridad Alejandro Hope, del Instituto Mexicano para la Competitividad (IMCO).
“Seguirá habiendo zetas, células criminales errantes que adapten ese nombre porque la marca tiene valor”, añade este analista, “pero no existirá más como organización coherente”. El vacío de poder tras la detención del Z-40 generará probablemente, según consenso de los expertos, más violencia, sobre todo en Nuevo Laredo y Piedras Negras, localidades fronterizas con EE UU y bases de la influencia de Los Zetas en los últimos años.
Asimismo, opina Hope, el cartel de Sinaloa, dirigido por Joaquín el Chapo Guzmán, puede aprovechar la nueva circunstancia para “intentar entrar en el Estado de Nuevo León, lo que lleva intentando desde 2004”. Eduardo Guerrero, coordinador de la Consultora Lantia, considera, por su parte, que el principal foco de violencia vendrá de la ruptura de la alianza que hasta ahora mantenían Sinaloa y el cartel de Jalisco Nueva Generación.
Pese a que el número de carteles se ha reducido de 12 en 2011, un año que marcó un pico en la violencia que azota México, a nueve en la actualidad, hay que tener en cuenta que han aparecido otros grupos más pequeños como Sangre Zeta (disidentes de la organización del Z-40), Los Coroneles (escisión del cartel de Sinaloa) o Golfo Nueva Generación, que actúan de forma independiente.
El cartel de Los Zetas fue formado por un grupo de desertores de las fuerzas especiales del Ejército mexicano a finales de los años noventa como brazo armado del Cartel del Golfo, alianza que se rompería en 2010. Con una táctica militar basada en la ocupación del territorio y la creación de franquicias a través de grupos del hampa locales que ponían a su servicio, ensangrentaron el Golfo de México en los últimos años. Sin embrago, los expertos creen que pese a su violencia nunca lograron arrebatarle la supremacía en el tráfico de drogas al cartel de Sinaloa, lo que les llevó a dedicarse al tráfico de inmigrantes, el secuestro, y la extorsión, entre otros delitos.
La ruptura entre el cartel del Golfo y los Zetas ensangrentó en los últimos años el noreste de México
La captura del líder de Los Zetas se produjo en la madrugada del lunes cuando viajaba en un todoterreno con otras dos personas que también fueron detenidas. En el vehículo llevaban ocho armas largas y dos millones de dólares. En la operación, según el portavoz de la Secretaría de Gobernación, no fue necesario disparar un solo tiro, un dato que contrasta con los golpes al narcotráfico del sexenio anterior. Durante la presidencia de Felipe Calderón los capos de los carteles eran abatidos en un baño de sangre.
Miguel Ángel Treviño está acusado de centenares de asesinatos, entre ellos la tortura y muerte de 265 inmigrantes centroamericanos en San Fernando (Tamaulipas) en agosto de 2010. La agencia antidrogas de EE UU (DEA, en sus siglas en inglés) ofrecía cinco millones de dólares por su captura.
El Z-40, también apodado La Mona o El Muerto, nació en 1973 en Nuevo Laredo, en el seno de una familia de 13 hermanos, de los cuales al menos seis han estado involucrados en el crimen organizado. Su larga carrera criminal comenzó siendo adolescente y se desarrolló en parte en Dallas (Texas). Era uno de los pocos jefes de Los Zetas sin experiencia militar.
Tras romper con el cartel del Golfo, Los Zetas entraron en guerra con el cartel de Sinaloa por las plazas del tráfico de drogas en la frontera con EE UU.La orgía de violencia se complicó aún más cuando en 2011 se rompió la relación entre Lazcano y el Z-40. En el cisma, del que Treviño salió vencedor, se saldó con la muerte de 14 cabecillas rivales.
Medios mexicanos especulaban ayer que su hermano Omar Treviño, el Z-42, heredará el control del cartel, pero nadie descarta una nueva lucha por el poder. El fin del último jefe histórico de Los Zetas abre sin duda un nuevo escenario en la evolución de la violencia en México.
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