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Morsi y el Ejército prometen dar su sangre ante el final del ultimátum

El Ejército amenaza con suspender la Constitución si Morsi no da marcha atrás Las Fuerzas Armadas también prevén disolver el Parlamento si el presidente no acepta formar un Gobierno de unidad nacional

Una opositora del presidente egipcio Mohamed Morsi muestra una pancarta con su rostro tachado.
Una opositora del presidente egipcio Mohamed Morsi muestra una pancarta con su rostro tachado.ANDRE PAIN (EFE)

El presidente de Egipto, Mohamed Morsi, defendió anoche su legitimidad y dijo que no dimitirá, a pesar del ultimátum que le dio el Ejército el lunes, que vence este miércoles a las cinco de la tarde. “Si el precio que debo pagar por defender la legitimidad es mi sangre, estoy dispuesto a pagarlo por mi país”, dijo en un discurso televisado. Aún así, el presidente pidió expresamente a sus seguidores que no empleen la violencia contra las fuerzas armadas o la policía, pero la advertencia llegó tarde. Durante su discurso televisado, Morsi culpó de la crisis política que vive el país a “los restos del antiguo régimen”, en referencia a los oficiales del Gobierno de Hosni Mubarak, a quien las revueltas de 2011 obligaron a dimitir.

El Ejército, por su parte, emitió en la madrugada un comunicado de respuesta en la red social de Facebook que tituló significativamente “Las Horas Finales”. “El Comandante General de las Fuerzas Armadas [general Abdel Fatah al Sisi] ha dicho que es más honorable para nosotros morir por el pueblo egipcio que ser amenazados o aterrorizados”, dijo. “Juramos por dios que sacrificaremos nuestra sangre por Egipto y por su ciudadanía contra cada terrorista, extremista o persona ignorante”.

Durante la noche del martes se sucedieron varios enfrentamientos violentos entre partidarios y detractores del presidente. En la universidad de El Cairo, en la localidad de Giza, un grupo armado abrió fuego contra una manifestación a favor de Morsi. Sólo en ese punto hubo 23 muertos y más de 200 heridos en los disturbios.

El lunes, el Ejército le había dicho a Morsi que tenía 48 horas para escuchar las protestas populares y compartir el poder con los opositores. El Presidente dijo en su discurso de anoche que ya ha intentado medidas conciliadoras en el pasado y no han funcionado. “Lo único que le puedo decir a los opositores es que protejan a Egipto y protejan la legitimidad”, añadió Morsi, quien en numerosos momentos apareció nervioso e irritado. “La gente me ha elegido en elecciones libres e igualitarias”, dijo. Al término de su discurso, en la plaza de Tahir en El Cairo, los miles de manifestantes reunidos entonaron al unísono el popular canto de “vete, vete, vete”.

El plan de intervención del Ejército contempla defenestrar al Presidente, instaurar un Gobierno provisional de tecnócratas civiles, redactar una nueva Constitución y, finalmente, convocar nuevas elecciones presidenciales, según Reuters. Fuentes militares no explicaron cómo forzarían a Morsi a abandonar el poder. Después de que el partido salafista Nur se sumara el martes a la petición de nuevas elecciones de la oposición, a Morsi le quedaba el único apoyo de los Hermanos Musulmanes y un puñado de partidos islamistas, que prometen luchar para defender la legitimidad del primer presidente elegido en las urnas en la historia del país.

En su feudo en El Cairo, el distrito de Ciudad Nasser, los partidarios del presidente han reforzado la zona alrededor de la mezquita de Raba al Adawiya, armados con palos, porras, bates y cadenas. “Estamos dispuestos a dar nuestra sangre, nuestras almas y si es necesario hasta a nuestros hijos para proteger la legitimidad de lo que decidimos en las urnas”, dijo el martes Mahmud el Gazan, de 48 años, haciéndose eco de las palabras del Presidente.

Morsi quedó el martes en un aislamiento político completo. Dimitió su ministro de Exteriores, Mohamed Kamel Amr, el quinto en hacerlo desde el lunes. La sensación de desintegración se agravó con la renuncia incluso de su asesor militar, el general Sami Enan. Paralelamente, un tribunal de casación reinstauró en su puesto al último fiscal general nombrado por Mubarak, Mahmud Abdel Meguid. Anulaba así el nombramiento de Talat Abdalá por parte de Morsi. El año que el presidente lleva en el poder ha estado plagado de desencuentros con el poder judicial, que le acusa de injerencias y abuso de las facultades que le confiere la presidencia.

Las Fuerzas Armadas han exigido a Morsi que escuche a la calle y pacte con los demás grupos políticos antes de que este miércoles acabe el plazo del ultimátum. La oposición laica, sin embargo, dijo el martes que la única opción que le queda al presidente es apearse. El martes, el recientemente creado Frente 30 de Junio, que amalgama a varios partidos opositores, nombró a Mohamed el Baradei, exdirector de la Agencia Internacional para la Energía Atómica, para que lidere su programa de transición política y dialogue con el poder militar.

El movimiento popular Tamarod (Rebélate, en árabe) fue el que inició esta ronda de protestas, que arrancó el domingo con concentraciones que sacaron a las calles en todo el país a 17 millones de personas, según cifras gubernamentales. Tamarod mantiene que tiene más de 22 millones de ciudadanos que piden el relevo del presidente. A Morsi le eligieron en la última ronda de las elecciones presidenciales 13,2 millones de electores. “Si Morsi fuera capaz de movilizar a millones de personas, como nosotros, ya lo habría hecho”, decía este el martesmartes a este diario un líder de Tamarod, Yasir Shukry. “Esto no son dos campos. No somos nosotros contra ellos. Es la inmensa mayoría de la ciudadanía de Egipto clamando por la democracia y pidiendo la marcha de alguien que ha abusado de su poder”, añadió.

El foco de los opositores y del Ejército está ahora en derogar la Constitución de corte islámico que Morsi aprobó, en un referéndum popular con un 64% de síes y una participación de solo el 32,9%. Coinciden también en la necesidad de nombrar un Gobierno temporal, de perfil meramente técnico, e integrado por civiles, para liderar, de nuevo, una transición.

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