Turquía lanza una ola de detenciones
Fuerzas especiales turcas llevan a cabo registros de viviendas y oficinas en Estambul y Ankara
Unidades antiterroristas de la policía turca detuvieron ayer a decenas de personas en varias ciudades del país. La mayoría fueron arrestados de madrugada en sus casas o en registros de oficinas después de un fin de semana de violentos enfrentamientos entre los manifestantes y la policía tras el desalojo del parque de Gezi en Estambul, donde cientos de personas llevaban acampadas desde el 1 de junio en una protesta festiva contra el Gobierno. Al menos 62 personas fueron detenidas en Estambul y 23 en Ankara, la capital, según declaró el ministro del Interior, Muammer Guler, quien afirmó que se trataba de una operación contra grupos de extrema izquierda que habían participado en las protestas.
Estas detenciones se unen a las más de 500 realizadas por la policía durante el pasado fin de semana en Estambul y Ankara, y los miles de arrestos en todo el país desde el inicio de las movilizaciones, hace tres semanas. Entre los detenidos hay al menos un médico y tres enfermeros que estaban atendiendo a heridos en una intervención policial, según informó el Sindicato Turco de Médicos. Al menos ocho periodistas han sido también arrestados, según Reporteros Sin Fronteras.
Otras 34 personas fueron detenidas en la provincia de Esmirna, acusadas de incitar a la violencia con mensajes en Twitter. El Gobierno anunció el lunes que estudia una ley para restringir el uso de las redes sociales en Turquía.
Miles de personas llevan más de dos semanas de protestas en varias ciudades turcas contra la violencia policial y el Gobiernodel AKP
Las redadas se han concentrado en los grupos de extrema izquierda de Gezi
“Frente a un amplio y sistemático movimiento de violencia, la policía mostró una postura democrática sin precedentes y aprobó con éxito el test de la democracia”, declaró ayer el primer ministro, Recep Tayyip Erdogan, en una reunión con su grupo parlamentario. “¿Quién ha usado la violencia? Todos esos terroristas, anarquistas, vándalos”, acusó Erdogan durante su discurso.
El primer ministro ha repetido en varias ocasiones que agentes extranjeros, medios de comunicación turcos e internacionales, presuntos terroristas y un supuesto lobby de la tasa de interés están detrás de las protestas con el objetivo de dañar la imagen y el crecimiento económico de Turquía.
Al menos cinco personas han muerto desde que se iniciaron las manifestaciones, incluido un policía, y más de 7.800 han resultado heridas. Durante las protestas, la policía ha usado grandes cantidades de gases lacrimógenos contra los manifestantes, así como cañones de agua y balas de plástico.
“El asalto policial contra una multitud pacífica en el parque de Gezi y el uso de gas lacrimógeno en espacios cerrados muestra una desconsideración peligrosa por el bienestar, y hasta las vidas, de los manifestantes y transeúntes”, afirmó ayer en un comunicado la organización Human Rights Watch, que ha documentado “una gran ola de detenciones arbitrarias y de ataques policiales contra la gente en instalaciones hospitalarias y contra clínicas de campaña”. Otras organizaciones, como Amnistía Internacional, varios países europeos, Estados Unidos e incluso la ONU han criticado el uso excesivo de la fuerza por parte del Gobierno turco.
Las violentas intervenciones policiales contra los activistas que protestaban contra la demolición del parque de Gezi, en el centro de Estambul, provocaron una serie de manifestaciones masivas en varias ciudades turcas contra el Gobierno y, en particular, contra el primer ministro Erdogan. Tras dos semanas en las que cientos de personas ocuparon el parque, la policía lo desalojó por la fuerza el pasado fin de semana.
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