De ‘okupa’ a propietario, el sueño de tener una casa sin comprarla
En California existe una ley que permite convertirse en el titular de una vivienda abandonada
Un día de hace ahora trece años Steve DeCaprio descubrió por puro azar la que hoy es su casa legalmente. Paseaba en bicicleta por Ghost Town, un barrio pobre de West Oakland, cuando reparó en una casa abandonada. Tras echar un vistazo al edificio e indagar acerca de los detalles legales, encontró que la buena suerte le sonreía: el propietario había muerto hacía tiempo y la casa la había heredado un hijo, también fallecido. Así que el edificio estaba abandonado y con tasas impagadas durante mucho tiempo.
DeCaprio, experto en materia de squatters (okupas) por propia experiencia en España, Holanda y California, no se lo pensó dos veces y decidió ocupar la Noodle House —casa fideo—, bautizada así por él mismo.
Tras arreglarla, pagar todas las tasas atrasadas y ocuparla por cinco años consecutivos, el título de la propiedad pasó a sus manos. Y todo ello gracias a una ley llamada adverse possession que reconoce el Estado de California. El requisito imprescindible es ocupar la casa abandonada durante cinco años y hacerse cargo de las tasas, además de abonar todas las atrasadas que en su día el propietario legal dejó de abonar. De esta manera el okupa se convierte en propietario.
“En teoría la posesión adversa parece muy fácil, pero en la práctica conlleva muchos problemas”, explica DeCaprio. “Las visitas de la policía son frecuentes y también la animadversión de los vecinos que no ven con muy buenos ojos a los okupas”, añade. Él mismo, aún teniendo el título de propietario de la casa, se las ha tenido que ingeniar con paneles solares para conseguir luz, ya que el Ayuntamiento de Oakland le ha negado el servicio eléctrico.
Todas estas trabas son las que animaron a DeCaprio a crear hace un par de años Land Action, una organización sin ánimo de lucro que pretende ayudar a los okupas a sortear todos los problemas que tienen que afrontar cuando deciden instalarse en un edificio abandonado.
La filosofía que anima a Land Action va mucho más allá. “La idea es educar, informar y cambiar las conciencias para que la sociedad no criminalice a los okupas”, explica DeCaprio, para quien “ocupar es un acto de justicia social”. “No se explica que el 5% de la población en EE UU no tenga casa, cuando el 13% de los edificios están vacíos”.
En Oakland hay en estos momentos mas de 200 personas implicadas en el movimiento okupa, en una veintena de edificios intervenidos. Los utilizan no sólo como alojamientos particulares, sino también como espacios colectivos de cultura e intercambio de ideas.
Según DeCaprio, “en toda la zona de la bahía de San Francisco hay en torno a unas 2.000 personas implicadas, muchas pertenecientes a colectivos marginales como gais y lesbianas que vienen de otras partes de EE UU en busca de una mayor apertura mental y social”.
“El objetivo último es que la sociedad acepte a los okupas y vea la práctica como algo normal. En realidad los orígenes de EE UU son los de una nación de squaters, aunque en términos políticamente correctos se llame Acta Fundacional”, argumenta el fundador de Land Action.
DeCaprio toca la batería en una banda anarco-punk, Embers, que ha protagonizado varios tours por Europa y está a punto de licenciarse como abogado. Su filosofía okupa la aprendió en Madrid y Barcelona, donde formó parte de la comunidad de okupas. Después decidió volver a California y ponerla en práctica. “Tener una casa es un derecho reconocido en la Constitución, pues pongámoslo en práctica”, manifiesta con convicción.
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