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Perfil
Texto con interpretación sobre una persona, que incluye declaraciones

Un comandante famoso por su ferocidad

Abu Sakar, protagonista del vídeo, lidera su propia milicias insurgente

AP

Abu Sakar, el protagonista del vídeo que muestra la mutilación del cadáver de un soldado sirio, no es simplemente un miliciano más en el largo conflicto por el control de Siria. Fue cofundador de una de las mayores milicias que conforman el Ejército Libre de Siria y hoy tiene bajo su mando una nueva brigada con la cual se ha tomado la justicia por su mano y se ha embarcado en una batalla de tintes más sectarios que revolucionarios.

Pocos meses después del inicio de la revuelta contra El Asad, en 2011, Sakar participó en la creación del batallón de Al Farouk, en la ciudad de Homs, uno de los focos insurgentes. Allí defendió el distrito de Bab Amro, que entre febrero y mayo de 2012 sufrió uno de los mayores asedios por parte de las tropas leales a El Asad, durante el cual quedó reducido a escombros.

En octubre del año pasado rompió filas con el batallón y fundó unas brigadas menores y más feroces, con el nombre de Omar al Farouk Independiente, integradas por unas 60 personas. En su particular guerra, Sakar, cuyo verdadero nombre es Khalid al Hamad, se desplazó 21 kilómetros al suroeste de Homs, a la localidad de Qusair, junto a la frontera con Líbano, un enclave crucial en el que se ha enfrentado a chiíes y a alauíes.

Qusair, en disputa, es crucial para ambos bandos. Para los rebeldes, conquistarla significaría tránsito ininterrumpido de armas y soldados a Damasco, al sur. Para el régimen supondría control sobre un área que une esa misma capital con la costa septentrional, donde se hallan los bastiones de la minoría alauí, a la que pertenece El Asad. A esa zona, donde Sakar campa a sus anchas, han llegado en los pasados meses milicianos enviados por el grupo armado chií Hezbolá, que controla el Gobierno de Líbano y apoya a El Asad. Sakar respondió en abril bombardeando desde el otro lado de la frontera varias localidades libanesas chiíes en el valle de Bekaa.

Dado a protagonizar vídeos, Sakar ya posó recientemente junto a lo que él mismo dijo que eran cuerpos de milicianos de Hezbolá caídos en combate. En otra grabación apareció cargando lanzacohetes antes de disparar a las ciudades libanesas en las que sembró el caos, extendiendo la violencia a los países vecinos. Todas esas imágenes han sido como un regalo para el régimen, que las emplea ahora para demostrar que no todo en la oposición es moderación y raciocinio.

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