Una encuesta estadounidense señala a la UE como “el enfermo de Europa”
El apoyo al proyecto comunitario es por primera vez minoritario en ocho países
El desencanto prende en Francia, el tradicional europeísmo de España e Italia se desvanece y Alemania queda cada vez más aislada en su visión del mundo. No cabe ya hablar de un solo país como el enfermo de Europa; la enfermedad aqueja a todo el proyecto comunitario. Es la demoledora conclusión de una encuesta europea realizada por Pew Research Center, un influyente centro de investigación estadounidense. Por primera vez, el porcentaje de la población favorable a la Unión Europea queda en minoría (un 45%) y solo un 28% bendicen la integración económica. Incluso en España menos de la mitad de la población (46%) se muestra hoy favorable a la UE.
En esa pérdida de entusiasmo global, la Unión Europea se divide en dos polos opuestos. Por un lado los países del sur, cada vez más enfadados con todas las instituciones, y por otro, Alemania, la única que conserva mayoritariamente la fe en el proyecto comunitario, en su Gobierno e incluso en que la situación económica haya tocado suelo. Una de las grandes conclusiones de este trabajo, realizado esta primavera en ocho países (Francia, Italia, España, Polonia, Reino Unido, República Checa, Alemania y Grecia), es que la crisis ha hecho saltar por los aires el eje franco-alemán, que sirvió de base para la construcción europea. “Francia ya no ve el mundo a través de las mismas lentes que los alemanes”, explicó ayer Bruce Stokes, de Pew, durante la presentación de la encuesta en Bruselas.
En su lugar, los franceses abrazan cada vez más los planteamientos sureños. La visión negativa sobre la economía, el castigo a los líderes nacionales y los augurios sobre el futuro próximo hermanan las visiones de los franceses con las de españoles, italianos y griegos. La creciente polarización europea queda bien reflejada en la percepción de la situación económica: solo un 1% de los griegos, un 3% de los italianos, un 4% de los españoles y un 9% de los franceses creen que sea buena; por el contrario, el 75% de los alemanes la contemplan con buenos ojos. España refleja el mayor deterioro en esa percepción, pues antes de la crisis, en 2007, dos de cada tres españoles confiaban en la economía.
El desempleo aglutina el máximo descontento, con una media del 78% de los encuestados que lo destacan como un gran problema, por encima de todos los demás. Los porcentajes rozan el 100% en Grecia, Italia y España. El aumento de las desigualdades también preocupa a los europeos, que están convencidos de que esa brecha ha crecido durante la crisis. Esa tesis es defendida con fuerza por los españoles (90%). Sin embargo, al valorar el interés de los Gobiernos por solucionar ese problema, solo un porcentaje significativo de alemanes (42%) considera que es una prioridad para las autoridades.
El deterioro económico ha arrastrado consigo la confianza en las instituciones europeas. Solo en Alemania más de la mitad de la población (el 51%) se muestra partidaria de ceder más poder de decisión a Bruselas. En España, el porcentaje se sitúa en el 47%, igual que en Francia. Los porcentajes desmienten la visión que suelen trasladar los líderes políticos de esos países, un hecho que se agudiza al hablar de los rescates: el 52% de los alemanes se muestran favorables a ellos, frente al 40% de los franceses. El país más partidario de esa ayuda financiera a los países en dificultades es España, con un 90%. Constanze Picking, representante de la Cámara de Comercio Estadounidense, animó en la presentación de estas cifras a mirar “a esos alemanes desconocidos” que contradicen los estereotipos que trasladan sus líderes políticos.
Los responsables del estudio destacan con especial preocupación las opiniones que expresan los jóvenes. “Ya no creen lo que les han enseñado”, señaló el responsable de Pew al explicar que el apoyo de los ciudadanos entre 18 y 29 años al proyecto comunitario ha caído a la mitad en España desde el año 2007, hasta situarse en un magro 46%. El máximo nivel lo alcanza Polonia (75%) y el mínimo, Grecia (31%).
La encuesta encierra también algunas paradojas. Por ejemplo, que a pesar de todos los reveses económicos, el euro sigue concitando una gran aceptación, particularmente en Grecia (69%) y en España (67%). Y que pese a los recortes sociales, la mayoría aboga por reducir el gasto público, con Francia a la cabeza (81%). El experto de Pew añade que, después de esta pregunta, al pedir a los ciudadanos que señalaran partidas concretas, nadie se mostraba dispuesto a recortar en nada.
En última instancia, el europesimismo deriva de la difícil situación económica que atraviesa el continente. “Es un efecto corrosivo de la situación económica, pero hay que medir el coste de no encontrar una solución rápido”, subrayó Stokes, que dijo tener constancia de la preocupación del presidente estadounidense, Barack Obama, sobre la crisis en Europa.
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