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Los encapuchados se apropian del Día del trabajo en México

Se suceden los enfrentamientos entre policías, anarquistas y profesores que sintetizan la polarización que se vive en México

Juan Diego Quesada
La marcha del Día del Trabajo a su llegado a el Zócalo, este miércoles
La marcha del Día del Trabajo a su llegado a el Zócalo, este miércolesSAÚL RUIZ

Los encapuchados se apropiaron este miércoles del Día del Trabajo. Los enfrentamientos entre personas con el rostro cubierto y policías convirtieron lo que debía ser una reivindicación de los derechos de los trabajadores en una gresca callejera y pusieron de manifiesto la polarización que se vive en algunas partes de México.

Un grupúsculo de jóvenes se separó de la marcha que las organizaciones sindicales habían convocado en el centro de la Ciudad de México y con piedras y palos se enfrentaron a los granaderos -policías antidisturbios- en las calles que rodean al Zócalo. Hasta la plaza más grande de Latinoamérica, el corazón de la ciudad, no llegaron los enfrentamientos porque un cerco policial la rodeaba por completo. En los caminos aledaños los jóvenes, identificados como anarquistas por la prensa local y las autoridades, realizaron pintadas en comercios y rompieron algunos cristales, aunque la cosa no fue a mayores. La policía no detuvo a nadie.

Los sucesos remitían a los ocurridos en diciembre pasado durante la toma de posesión como presidente Enrique Peña Nieto, aunque de mucha menor intensidad. Entonces, como hoy, gente con el rostro cubierto se enfrentó a las autoridades. Catorce de los manifestantes fueron a prisión. Algunos, como quedó comprobado, habían sido apresados de manera aleatoria. Esta se está convirtiendo en este sexenio en la forma de protestar en el país, sea en el contexto que sea. Esta mañana la torre de la rectoría de la Universidad Autónoma de México amaneció desocupada después de haber estado tomada por una docena de enmascarados durante más de 10 días.

En otros estados del país como Oaxaca los enfrentamientos fueron más violentos. La policía detuvo allí a 25 personas que la policía calificó igualmente de anarquistas. “Al parecer esta gente venía armada, sí se escucharon algunos disparos”, dijo el encargado de policía local, Cuauhtémoc Zúñiga. Los profesores, en huelga en algunas zonas de la nación por oposición a la reforma educativa que plantea Peña Nieto, no apoyaron estas protestas en Oaxaca pero sí lo hicieron en otros lugares como Guerrero. Los sindicalistas lanzaron piedras y petardos contra la casa del gobernador, Ángel Aguirre. Hombres encapuchados, de nuevo, lograron entrar en la vivienda y robaron los chalecos antibalas propiedad de los policías que estaban de guardia. Los uniformados repelieron el ataque y lanzaron piedras contra los asaltantes, que se replegaron hasta su campamento. Por el camino destrozaron los vehículos estacionados alrededor de la hacienda que estaban decorados con un logotipo gubernamental.

En el centro histórico de la ciudad de Oaxaca también se registraron altercados. 32 personas acabaron detenidas y hay un hombre de 35 años herido de bala. La administración local no se responsabiliza de la bala aunque reconoce que sus policías dispararon al aire de forma disuasoria. Tildó a los violentos, que destrozaron comercios y dañaron el patrimonio, de “anarcopunks”.

Las capuchas que utilizan los manifestantes para ocultar el rostro alimenta las especulaciones. En México fue, y puede que aun sea, una práctica común que las autoridades infiltren a personas –se les conoce como porros- en las marchas para crear un clima de violencia que convierta a los policías en víctimas. No se ha demostrado que eso haya pasado este miércoles pero es un argumento que manejan asiduamente grupos de manifestantes para dejar claro que ellos no tienen nada que ver con los violentos.

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Por la tarde, el alboroto se trasladó a las instalaciones de Chapultepec de Televisa, la mayor compañía de comunicación de habla hispana. Unos 200 jóvenes convocados por el movimiento Yo Soy 132 (similar a los españoles del 15-M) se reunieron desde primera hora en una manifestación pacífica, pero pasadas las seis y media unos 20 anarquistas, se supone que el mismo grupo que tomó la rectoría, lanzaron piedras botellas y hasta televisores contra los agentes que custodiaban la sede. Los miembros de Yo Soy 132 se desmarcaron de los ataques con gritos de "no a la violencia".

Las protestas frente a Televisa son una práctica común del movimiento de jóvenes, que acusaba a la cadena de manipular a los televidentes y de fabricar una imagen primorosa de Peña Nieto cuando era candidato. Hay que tener en cuenta que la televisión es el principal medio de comunicación en el país y que lo que se dice en ella es casi un dogma en muchos hogares del país. La compañía cierra sus instalaciones durante estos cercos y despliega un cordón de seguridad compuesto por docenas de agentes. Ningún empleado puede salir del interior hasta que no se dispersen los manifestantes. Dure lo que dure el cerco.

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Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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